No nacer en el Barrio de salamanca me ha estropeado la vida

CARTEROREAL dijo:

Quienes son esa gente?
Gente de dudoso origen,de fenotipo entre nórdico y morisco,comportamiento y verbo afrancesado y jovenlandesal anglopirata y por lo tanto,la antítesis del castellano y cristiano viejo;austero,católico hasta la médula,serio y de voz poderosa que encumbró a España.
Asalta caminos, contrabandistas,usureros,traperos,arribistas,pelota profesionales,rameras de lujo,comerciantes,prestamistas,...Que a inicio del XIX eran ricos del tipo de comerse 20 pollos si querían,pero no tenían poder real porque la tradición política española se lo impedía.En los años 30 del XIX toman el poder a sangre(ajena) y fuego y hacen inmensos patrimonios pasando por encima del pueblo español.Como no tienen lustre compran títulos,juntan apellidos o se los inventan,para hacerse pasar por nobles.
Hoy,que ya no son necesarios como testaferros de poderes alógenos y se saben menos que un cagaplayas rico,que un amacabras jeque o que un nieto de campesinos alto mando del PCCh,se amparan en el casino trucado del Ibex y en las rentas menguantes para considerase élite.

Para saberlo no hace falta acudir a grandes estudios históricos, sólo vean El gatopardo,esa gente son,por así decirlo,los descendientes del alcalde siciliano.
Es importante saber estás cosas para saber con quién se trata y sabiéndolo,entonces verán con más nobleza a los barrenderos de sus calles o a sus porteros,que a ellos.

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Vientosolar dijo:

España ha dado exactamente un premio Nobel, Ramón y Cajal, el cual explicó muy bien en sus memorias (que están en internet) la ralea que es la sociedad española, incluidos los profesores (y actualmente las profesoras) universitarios. España no da premios Nobel en Ciencias por el bajo nivel científico de las universidades, en absoluto es por eso. Es más bien por el bajo nivel jovenlandesal de los españoles: en España se persigue con saña al sensible, al diferente, al que muestra humanidad en algún grado, y eso desde la cuna, dentro y fuera de la familia.

Echegaray, casual premio Nobel de literatura, pero científico, dijo en su discurso inaugural: “En España NUNCA hubo Ciencia. Aquí nunca hubo más que látigo, hierro, sangre, rezos, braseros y humo”. No se puede ser más conciso y desolador. El mismo Echegaray fue víctima de una campaña de desprestigio en el ámbito literario encabezada por Valle-Inclán y Alas-Clarín. Un personaje de Bueno Vallejo dice de Echegaray en su obra Un soñador para un pueblo: “Has engrandecido el país, les has dado instrucción, montepíos, les has quitado el hambre. Les has enseñado, en suma, que la vida puede ser dulce… Pues bien: te odian”.

El problema de España es la pereza sumada a la envidia. Es un país gobernado a látigo por perezosos envidiosos y crueles, nunca ha habido Ciencia, nunca ha sido apreciada, y al que puede destacar se le rebaña el cuello. Sólo funciona el compadreo, las adhesiones inquebrantables, y está todo montado alrededor del “que trabajen otros”. Todo el mundo trabaja y da lo mejor de su vida para pagar mes a mes su vivienda, sea en alquiler o en propiedad. Los caseros, sean de viviendas o locales son los que mejor viven. Cómo shishi va a haber premios Nobel en Ciencia en un país así. En la universidad es lo mismo: al independiente se le cierra el paso, y resulta que los pelota no producen ciencia, aunque actualmente producen “papers”, cientos de “papers” cada uno. Se reparten el presupuesto y los jefes de las distintas famiglias se dan premios entre si. El Nobel no, claro. Nada diferente a lo de la Academia del Cine, que la gente no va a ver sus películas, pero los premios Goya si se los reparten. A Mariano Ozores (y actualmente a Segura) no, que criticaba a la sociedad con ingenio y llenaba las salas. Qué descaro.

En resumen y en particular en el área científica: España es un país montado al servicio de unos orates armados con un ejército de abogados, de modo que suceda que en un país extenso y desierto la gente pase su vida pagando el techo bajo el que guarecerse y cubriendo sus necesidades básicas y un poco más, de modo que no les quede energía para hacer nada más, e impedir así la posibilidad de que el status quo tenga la mínima posibilidad de cambiar. La Ciencia no está ni se le espera. Ya lo dijeron clarito hace mucho: que inventen ellos.

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