Lo que me sorprende de todo esto, es cómo son de sumisos los médicos y sanitarios, sobre todo en España. Para que no sean señalados por el sistema y por sus compañeros, para que nadie les acuse de nada, prefieren morir por cobi19 en lugar de probar en sí mismos alguna alternativa sea la que sea, o como por ejemplo el dióxido de cloro donde hay bastantes testimonios favorables. Van a morir, no les han dado medios de protección, trabajan a pecho descubierto o se protegen con bolsas de sarama, sus compañeros sufren constantemente infecciones de cobi19 como ningún otro colectivo, pero sobre todo, a lo que le tienen miedo, es a que les acusen de usar lejía. Tienen miedo a no obedecer los protocolos sanitarios de la OMS que les conducen a la fin.
No han sido capaces de organizarse, ni de informarse entre ellos para probar alguna alternativa que les salve la vida. No han sido capaces de unirse y de investigar por sí mismos y para sí mismos. No han sido capaces de intercambiar información, correos, emails y de comprobar datos y casos de compañeros suyos de Colombia, de México, de Perú, que han levantado cabeza después de probar el dióxido de cloro. Han sido obedientes al sistema, y han muerto por la causa, han sido ejemplares y han caído como moscas y como "héroes".
Otros médicos han despertado. Sin evidencias científicas reconocidas por la OMS, pero están vivos, con evidencia científica de haberlo probado en sí mismos y haber sobrevivido.
