Pedro el Romano
Madmaxista
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Hola:
He seguido tus intervenciones en éste y otros hilos acerca del dióxido de cloro y me han parecido muy interesantes, además de tu experiencia personal y de tu familia acerca de como os ha solventado ciertas dolencias que habéis tenido (y a la que doy credibilidad). Yo soy todavía un lego en todo este tema, aunque intento aprender, y lo que no entiendo bien es el porqué desprecias el estudio de los monos que te han presentado (aquí). En ese estudio se expuso a esos monos a dióxido de cloro durante un tiempo prolongado y éstos desarrollaron disfunción de la tiroides, con supresión de la hormona tiroxina (T4). Se dice en la conclusión que este efecto no tiene explicación, pero mi impresión es que no deberíamos descartar que tenga relación con el potencial oxidativo del dióxido de cloro.
De hecho, en un artículo de Luis Antonio Lázaro (no tengo conocimiento todavía de las credenciales de este señor, pero su artículo apareció hace años en la revista Discovery Salud, aquí) se reconoce ese potencial oxidativo del dióxido de cloro como inconveniente en su uso continuado, afirmándose que:
en los protocolos actuales se recomienda -después de un ciclo general de dos a cuatro semanas- descansar unos días y tomar diariamente 1.500 miligramos de L-acetilcisteina [un antioxidante] -para generar glutatión en el hígado y limpiar la sangre del estrés oxidativo- y de 1 a 3 gramos diarios de vitamina C (mejor en forma de ascorbato cálcico). De esta manera se contrarrestan los efectos de la oxidación celular producida por el tratamiento con el MMS
aunque pudiera ser que ese modo de contrarrestar la oxidación no sea el más adecuado, teniendo en cuenta que la vitamina C en grandes cantidades tiene efecto oxidante, y que, en todo caso, podría ser necesario medir el estado redox para saber el tratamiento antioxidante exacto.
En definitiva, mi impresión (como lego que me reconozco todavía en la materia) es que un uso puntual del dióxido de cloro podría ser adecuado para curar o solventar diversos síntomas y dolencias, pero que no debería ser utilizado de modo continuado, ya que podría originar efectos secundarios importantes, de modo que los perjuicios sean superiores a los supuestos beneficios.
Seguiré leyendo e intentando aprender, pero quería dejar de momento esta impresión.
Un saludo.
He seguido tus intervenciones en éste y otros hilos acerca del dióxido de cloro y me han parecido muy interesantes, además de tu experiencia personal y de tu familia acerca de como os ha solventado ciertas dolencias que habéis tenido (y a la que doy credibilidad). Yo soy todavía un lego en todo este tema, aunque intento aprender, y lo que no entiendo bien es el porqué desprecias el estudio de los monos que te han presentado (aquí). En ese estudio se expuso a esos monos a dióxido de cloro durante un tiempo prolongado y éstos desarrollaron disfunción de la tiroides, con supresión de la hormona tiroxina (T4). Se dice en la conclusión que este efecto no tiene explicación, pero mi impresión es que no deberíamos descartar que tenga relación con el potencial oxidativo del dióxido de cloro.
De hecho, en un artículo de Luis Antonio Lázaro (no tengo conocimiento todavía de las credenciales de este señor, pero su artículo apareció hace años en la revista Discovery Salud, aquí) se reconoce ese potencial oxidativo del dióxido de cloro como inconveniente en su uso continuado, afirmándose que:
en los protocolos actuales se recomienda -después de un ciclo general de dos a cuatro semanas- descansar unos días y tomar diariamente 1.500 miligramos de L-acetilcisteina [un antioxidante] -para generar glutatión en el hígado y limpiar la sangre del estrés oxidativo- y de 1 a 3 gramos diarios de vitamina C (mejor en forma de ascorbato cálcico). De esta manera se contrarrestan los efectos de la oxidación celular producida por el tratamiento con el MMS
aunque pudiera ser que ese modo de contrarrestar la oxidación no sea el más adecuado, teniendo en cuenta que la vitamina C en grandes cantidades tiene efecto oxidante, y que, en todo caso, podría ser necesario medir el estado redox para saber el tratamiento antioxidante exacto.
En definitiva, mi impresión (como lego que me reconozco todavía en la materia) es que un uso puntual del dióxido de cloro podría ser adecuado para curar o solventar diversos síntomas y dolencias, pero que no debería ser utilizado de modo continuado, ya que podría originar efectos secundarios importantes, de modo que los perjuicios sean superiores a los supuestos beneficios.
Seguiré leyendo e intentando aprender, pero quería dejar de momento esta impresión.
Un saludo.
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