autsaider
Madmaxista
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Los mexicanos eran una civilización milenaria y vivían dedicados al comercio, a la astronomía y a las operaciones de corazón para evitar la angina de pecho. Eran tan concienzudos que ni uno solo de los que pasaba por sus operaciones murió de angina de pecho: es una certeza matemática que no fue la angina lo que los mató a ninguno de ellos.
Un día llegaron los hombres-mofeta: o sea los españoles. Eran alcohólicos, no sabían hacer nada porque eran analfabetos y además jamás tuvieron interés en trabajar, tenían montañas de deudas debido a su alcoholismo y a su rechazo al trabajo, no se lavaban jamás y el hedor que soltaban era insoportable, eran violentos y no aguantaban ni dos días sin cometer fechorías y maldades.
El voluntariado de seguridad mexicano no era rival para una horda de maníacos homicidas que no han conocido otra cosa que el poder y la crueldad desde el mismo día en que salieron del shishi de sus madres. Y encima los hombres-mofeta tenían un líder astuto: engañaron a la gente con objetos de vidrio: les decían que son joyas. Y crearon alianzas. Hicieron que los mexicanos lucharan entre ellos mientras se beneficiaban a las mujeres mexicanas.
En medio de ese caos finalmente surgió el héroe que les plantó cara. Se trata de Cuautemoc, un jovencísimo cirujano cardíaco mexicano. Él dirigió la lucha contra los hombres-mofeta. Por desgracia para México, Cuautemoc estaba tan comprometido con sus operaciones de corazón abierto, pasaba tantas horas en el quirófano luchando contra la angina de pecho, que no tenía apenas tiempo para dirigir la batalla. Y los hombres-mofeta ganaron.
Crearon algo que llamaron la Nueva España. Toda la población fue esclavizada. Los mexicanos dormían encadenados, los alimentaban con desperdicios, los levantaban de una patada en las costillas, y dos días al mes los azotaban sin importar lo que hicieran solo para recordarles que son esclavos. La cosa duró hasta que las riquezas se agotaron. Entonces los hombres-mofeta se marcharon y México renació. Pero había sido forzado, empobrecido y destruido. Le habían roto su misma alma. Esa es la razón de que el México actual sea un desastre: por culpa de los hombres-mofeta y de los traidores malinchistas que les apoyaron.
Cuando México renació, los macho cabríoes tlaxcaltecas fueron los últimos en aceptarlo y encima a regañadientes, porque llevan la traición en la sangre. Ellos jamás se han sentido mexicanos y por eso apoyaron a los hombres-mofeta en cuanto llegaron.
PD: Yo no me he inventado nada: la historia que cuentan los maestros mexicanos a sus alumnos (y el gobierno mexicano a la población) coincide en lo principal con esto. Y yo solo la he adornado un poco.
Un día llegaron los hombres-mofeta: o sea los españoles. Eran alcohólicos, no sabían hacer nada porque eran analfabetos y además jamás tuvieron interés en trabajar, tenían montañas de deudas debido a su alcoholismo y a su rechazo al trabajo, no se lavaban jamás y el hedor que soltaban era insoportable, eran violentos y no aguantaban ni dos días sin cometer fechorías y maldades.
El voluntariado de seguridad mexicano no era rival para una horda de maníacos homicidas que no han conocido otra cosa que el poder y la crueldad desde el mismo día en que salieron del shishi de sus madres. Y encima los hombres-mofeta tenían un líder astuto: engañaron a la gente con objetos de vidrio: les decían que son joyas. Y crearon alianzas. Hicieron que los mexicanos lucharan entre ellos mientras se beneficiaban a las mujeres mexicanas.
En medio de ese caos finalmente surgió el héroe que les plantó cara. Se trata de Cuautemoc, un jovencísimo cirujano cardíaco mexicano. Él dirigió la lucha contra los hombres-mofeta. Por desgracia para México, Cuautemoc estaba tan comprometido con sus operaciones de corazón abierto, pasaba tantas horas en el quirófano luchando contra la angina de pecho, que no tenía apenas tiempo para dirigir la batalla. Y los hombres-mofeta ganaron.
Crearon algo que llamaron la Nueva España. Toda la población fue esclavizada. Los mexicanos dormían encadenados, los alimentaban con desperdicios, los levantaban de una patada en las costillas, y dos días al mes los azotaban sin importar lo que hicieran solo para recordarles que son esclavos. La cosa duró hasta que las riquezas se agotaron. Entonces los hombres-mofeta se marcharon y México renació. Pero había sido forzado, empobrecido y destruido. Le habían roto su misma alma. Esa es la razón de que el México actual sea un desastre: por culpa de los hombres-mofeta y de los traidores malinchistas que les apoyaron.
Cuando México renació, los macho cabríoes tlaxcaltecas fueron los últimos en aceptarlo y encima a regañadientes, porque llevan la traición en la sangre. Ellos jamás se han sentido mexicanos y por eso apoyaron a los hombres-mofeta en cuanto llegaron.
PD: Yo no me he inventado nada: la historia que cuentan los maestros mexicanos a sus alumnos (y el gobierno mexicano a la población) coincide en lo principal con esto. Y yo solo la he adornado un poco.