De verdad tú harías esto habiendo opciones tan económicas ?
Las layas solo las usaban quienes no podían permitirse tener animales.
No digo que sea su caso, pero mucha gente prefiere gastar dinero en una máquina que le ahorre el esfuerzo físico… y luego se va al gimnasio a seguir pagando por hacer ejercicio. La esquizofrenia consumista de la modernidad.
Además de que integrar el esfuerzo físico con la realización de una tarea supone un aliciente espiritual extra.
Y nada poco apreciable el hecho de que comprar la máquina te vuelve dependiente de ella, de los consumibles, reparaciones, accesorios, y hasta de la necesidad de que haya ejércitos en África explotando niños para minería con la que acabar fabricando las piezas. Cuando aprendiendo a valerse por sí mismo se gana en libertad, y se prepara concienzudamente para el Mad Max.
Pero al tema, NO es una cuestión económica sino de calidad del cultivo.
Si usted revuelve la tierra, está destruyendo el sustrato, introduciendo la capa superficial rica en materia orgánica y microorganismos y dejando fuera un suelo yermo propenso a la erosión. Las plantas solo absorven los nutrientes de la parte superficial de la tierra. Pero sobre todo la turba que se va formando naturalmente sobre la superficie es un ecosistema riquísimo que protege los cultivos.
A LA LARGA EL ARADO DESTRUYE EL SUELO Y REQUIERE DE GRANDES APORTACIONES EXTERNAS DE NUTRIENTES = DINERO, DINERO Y MÁS DINERO (justo lo que le interesa al sistema usurero, tenerlo esclavizado)
La finalidad del arado es airear la tierra, pero esto se puede conseguir por medio de métodos que no sean destructivos, como la laya.
Además, el estado natural del bosque no requiere de aireado. ¿Por qué? PORQUE SE AIREA SOLO.
Pues lo mejor será replicar este medio, ¿no?
En un bosque no hace falta airear porque la propia acumulación de restos vegetales que van muriendo y cayendo al suelo va creando una capa heterogénea de ramas y hojas con el suficiente aireado gracias a la propia sedimentación y a las diferentes formas que dejan suficiente holgura.
Estos restos se van descomponiendo en el sitio, y generando un ecosistema riquísimo de organismos que proveen constantemente a las plantas de nutrientes. Igualmente supone un importante acolchado protector de las inclemencias del tiempo, por la propia naturaleza física capaz de retener calor y absorver agua, pero además porque el propio proceso de descomposición genera calor aprovechable.
Igualmente en un bosque hay árboles que protegen a las plantas más chicas, y trabajan el suelo con sus potentes raices, aireándolo y reteniendo el agua. Así como diversidad de plantas que se complementan, plantas de crecimiento aéreo y plantas de crecimiento subterráneo, plantas con necesidad de nitrógeno y plantas que incorporan nitrógeno, etc.
El huerto doméstico es el lugar perfecto para implementar todas estas técnicas que usa la propia naturaleza. Con los años se va construyendo un equilibro cada vez más solido y resistente, y por tanto la necesidad de intervención es cada vez menor Y la biodisponibilidad de nutrientes mayor.
El uso de la laya a medida que se va regenerando el suelo, es por tanto mucho menor que el arado, llegando a ser completamente prescindible salvo para iniciar un nuevo proceso de regeneración.
Por cierto, las layas de doble mango se operan de una forma muchísimo más comoda que las de su vídeo, usando el propio peso del cuerpo subiéndose encima para incarla y bascularla: