En un motor tradicional con inyección indirecta, los inyectores se sitúan fuera de las cámaras de combustión, en los conductos del colector de admisión, apuntando directamente a las válvulas de admisión.
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La gasolina es un solvente, y eso mantiene limpias de roña las válvulas de admisión.
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En los motores posmodernos con inyección directa, los inyectores se sitúan dentro de las cámaras de combustión, y por tanto ya no "lavan" las válvulas de admisión. Que terminan incrustándose de roña, cortesía del sistema de reaspiración de gases del cárter, resultando las fotos de horror que he puesto arriba.
Otros factores que ayudan a que las válvulas de admisión se incrusten de roña son no cambiar el aceite a menudo
(los motores inyección directa castigan más el aceite; si son turbo mucho más), y conducir siempre a bajas rpm
(estilo calamar).
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