Bastante menos trabajo que ahora había a finales de los ochenta y principios de los noventa. Ni remunerado ni sin remunerar. De hecho, lo primero que te sorprendía cuando ibas al Reino Unido era ver a universitarios en trabajos parciales como cajeras de supermercado y similares, mientras estudiaban, porque aquí eso era directamente imposible de ver.
Y para trabajar sin remuneración en algo que te diese experiencia en lo tuyo, tenías que tener un enchufe monumental, y te sentías el tipo más feliz de la tierra.
No digo, ni mucho menos, que esa situación sea ideal, simplemente digo que no sé de dónde demonios se han sacado los jóvenes actuales la idea de que las generaciones anteriores vivieron en un mundo de ilusión y fantasía.
Yo con quince años era perfectamente consciente de que la educación que me estaban dando era menos exigente que la que se había dado una o dos generaciones antes (la educación en los setenta/ochenta era más generalizada, pero menos, mucho menos exigente que veinte o veinticinco años antes) y con más años fui siempre consciente de que en mi vida había muchas menos oportunidades (porque los del baby boom tardío llegábamos a todo cuando nuestros hermanos mayores / tíos jóvenes habían copado todas las oportunidades generadas por el desarrollismo), pero muchas más comodidades que las que habían tenido las generaciones anteriores, y nunca se me ocurrió echar cosa contra los que me precedieron.
Yo no diría que los jóvenes actuales sean blandengues, porque de todo habrá, y probablemente se esforzarán para conseguir lo que les apetezca. Lo que sí me parece es que, en general, tienen unas expectativas exageradas, y más a la vista de la situación.
Y lo que sí digo es que los elementos, jóvenes o viejos, mercenarios o no, que se están dedicando al agit-prop del conflicto intergeneracional son una panda de hijos de la grandísima fruta.