Esta reforma no deja de ser la enésima constatación que en España, la educación, importa una cosa, y así ha sido siempre, de ahí los índices desastrosos en casi todo lo que tiene que ver con ella.
Aquí, salvo los tímidos intentos de la República en los años 30, y el sistema ideado por los tecnócratas tardo-franquistas en los años 70 y 80, la educación siempre ha sido privada en su mayoría y una manera de dar patente de corso a los gremios y las redes clientelares, para todo lo demás, saber sumar y restar, leer, tener ganas de currar y colocarte en algún lado.
En un país donde el hijo con media neurona matón del taxista va a tener una vida económica y social a años luz del hijo empollón del camarero mileurista, donde los curros se consiguen entre colegas del equipo de futbito que tenías cuando eras crío, y donde la inteligencia social es el 90% de tu éxito salvo excepciones, no prentendáis montar un sistema como el germano, porque no iba a funcionar JAMÁS.
Aquí la única formación que a nuestra sociedad le importa es la que permite entrar en las tribus públicas, por eso la educación sanitaria e incluso la formación en educación funcionan como un tiro pese al desastre en algunos casos de la segunda y en cambio humanidades, ciencias y STEM son un desastre. Además, la formación pública, aunque tuviéramos el país plagado de Oxbridges tampoco sería garantía de nada, aquí toda formación que no va orientada a la pública siempre ha tenido más prestigio en la privada por el simple hecho que por el precio ya filtran los pobres.
Al menos a las nuevas generaciones no las engañarán como a los que hemos nacido en los 80 y los 2000, haciéndonos creer que esto funciona como Alemania y cia y quedándonos cara de iluso cuando nos hemos enterado de qué iba el asunto.
Te lo puedes imaginar.
En Singapur, como en Japón o China, el ligón de la clase es el empollón. Es el niño que todos los niños quieren ser y que todas las niñas quieren como pareja. Allí no vale eso de "estudia lo que quieras" sino "tienes que elevar el orgullo de la familia". Ir a clase es algo muy serio y tener malas notas es una gran deshonra.
Bueno, en Asia también hay que decir que son resultistas a fin; allí la educación básica es BÁSICA, es decir les dan lo justo para no cagarse encima pero sin pasarse no vaya a ser que comiencen a pensar. Más que una deshonra, son las clases obreras y medias/media-altas que desean que su Jumpei consiga la placita en Derecho, Medicina o Profesorado en un centro top para rascarse los bemoles de por vida Spanish style o su titulín en Bisnes para posturear cuando les enchufen en la multi de papá. Como te salga empollón y le dé por meterse en algo de baja estofa como filología o STEM vas a tener cabreo monuental de tu familia.
Por no hablar que en Asia, si tu familia tiene negocio, se dejan de palos de estudios y casi te obligan a seguir con el negocio (si acaso te dejan vaguear los años de uni para que te ***es todas las Yokos a pelito que puedas), allí esa anglogermanada de estudia lo que quieras o en lo que destaques jamás lo han entendido (como aquí, solo que aquí hemos querido imitarlos por nuestro complejo de inferioridad).