La sexualidad de Hitler

Vivimos en unos tiempos en los que se se intenta sexualizarlo todo, como si la cuestión genital fuera el eje alrededor del cual girase el mundo y en muchas o la mayoría de las ocasiones no tiene ninguna relevancia. La sexualidad o asexualidad de Hitler, al igual que la de Stalin, Churchill, Roosevelt o Tojo, carecen de importancia histórica.

Si hablamos de Enrique VIII, de Isabel II, o de otros personajes, pues sí, su vida sensual tiene mucha importancia histórica ya que afectó significativamente a los acontecimientos, pero incluso así es su vida sentimental, no la puramente sensual, la que importa. En el caso de Hitler, el tema del sesso da totalmente igual.

Creo que Hitler fue el que dijo que había que tratar a la masa como a una mujer, por lo que SI, la sexualidad, o por lo menos como entendia Hitler la sexualidad, es importante... Que hacia que las masas cayeran rendidas a Hitler? Como se enamora una mujer?

Y, porque un avezado seductor de masas parece sentir tan poco interés por la seducción de mujeres?

Todo eso es interesante, entronca con el mensaje que (han cagado) por ahí arriba, no se que de bemoles llenos, como la sexualidad, encauzada debidamente nos puede convertir en superhombres.
 
Creo que Hitler fue el que dijo que había que tratar a la masa como a una mujer, por lo que SI, la sexualidad, o por lo menos como entendia Hitler la sexualidad, es importante... Que hacia que las masas cayeran rendidas a Hitler? Como se enamora una mujer?

Y, porque un avezado seductor de masas parece sentir tan poco interés por la seducción de mujeres?

Todo eso es interesante, entronca con el mensaje que (han cagado) por ahí arriba, no se que de bemoles llenos, como la sexualidad, encauzada debidamente nos puede convertir en superhombres.

Tan sólo estás retorciendo una metáfora, seducir a las masas no tiene nada que ver con la vida sensual. Puedes ser hetero, lgtb, *******asta, zoofilo, cliente o asexual y llevar a la plebe por donde quieras.
 
Tan sólo estás retorciendo una metáfora, seducir a las masas no tiene nada que ver con la vida sensual. Puedes ser hetero, lgtb, *******asta, zoofilo, cliente o asexual y llevar a la plebe por donde quieras.

En absoluto, esa electrizante energía, de carácter sensual, reconducida, era lo que manejaba a millones de personas.

Hitler era un seductor, tan solo es, que tan grande era su carisma, que desperdiciarlo en una sola, o una decena, o una centena (que mas da) de mujeres, no atraía a Hitler.

Solamente una visión democrática, puag, y pedestre de la vida puede despreciar un ejemplo tan notable de eso que los viejos clásicos daoistas y tantras han glosado, la fuerza, de carácter sensual, que no malgastada en banales impudicias, puede mover montanyas.

Es normal que desde una sociedad y una cultura, esta, que pretende primatizar al ser humano, Hitler, y su sexualidad, tenga que ser repudiada y ridiculizada.
 
La probabilidad de que fuera gays es muy alta, por muchos motivos.

Lo que no termino de entender es por que los progres lo utilizan para tratar de desacreditarlo. No se dicen a si mismos que son los defensores del bujarrerio? Por que tratan de humillar a hitler con ello?
 
Que este cosa hilo esté todavía en Historia habla mucho de la pésima moderación. Y reconozco que Adolfo era un fulastre con apoyo de gente poderosa, pero de ahí a hablar de su sexualidad me parece ridículo, absurdo e irrelevante. Es un hilo digno de conspiraciones.
 
Que este cosa hilo esté todavía en Historia habla mucho de la pésima moderación. Y reconozco que Adolfo era un fulastre con apoyo de gente poderosa, pero de ahí a hablar de su sexualidad me parece ridículo, absurdo e irrelevante. Es un hilo digno de conspiraciones.

Lo que no podemos obviar es que todos los Historiadores famosos de la época, fuera del foro, de la burbuja, han tratado el tema, por más magufo que sea es lo que domina y lo que leen, lo que vende y lo que puede enmierdar el personaje, te jorobas
 
Última edición:
A Hitler le ponía su Sobrina y le exigió cosas muy desagradables según ella.

Ella se acabó suicidando y tuvieron que vigilar que Hitler no hiciera lo mismo después de la fin de su sobrina

¡Vamos que era un animal con todas las letras!
 
Última edición:
La probabilidad de que fuera gays es muy alta, por muchos motivos.

Lo que no termino de entender es por que los progres lo utilizan para tratar de desacreditarlo. No se dicen a si mismos que son los defensores del bujarrerio? Por que tratan de humillar a hitler con ello?

que seas lgtb no significa que él lo fuera, a la gente como tú, los tenia como puercos alicaídos
 
Como Adolf Hitler ocultó su gaysidad.

Hitler hizo asesinar entre el 30 de junio y el 3 de julio de 1934 a unos 150 «opositores al régimen». Durante el tras*curso de la acción, Hermann Göring ordenó la destrucción o requisa de todos los documentos hallados en los correspondientes registros, e inmediatamente después el gobierno del Reich aprobó la Ley sobre medidas del estado de emergencia, que daba simplemente por «buenos» los asesinatos. Con ello se había privado a la justicia del fundamento para cualquier investigación.


La estremecida opinión pública pedía naturalmente explicación y justificación, por lo que el mayor demagogo nacionalsocialista después de Hitler tuvo que «aclarar» al pueblo alemán el trasfondo de aquel hecho sangriento. El 1 de julio, esto es, mientras todavía se estaban cometiendo los asesinatos, pronunció un discurso tras*mitido por radio. Su alcance permite concluir que todo estaba ya decidido en lo esencial antes del 30 de junio. La rapidez con la que se llevó a cabo el asalto por sorpresa fue presentada por Goebbels como una refinada táctica: «El führer se ha atenido de nuevo a su viejo principio de decir únicamente lo que hay que decir, a quien lo debe saber y cuando lo debe saber». Se trataba de derrotar a «grandes traidores». Pero en lugar de revelar los planes conspirativos de golpe de estado, Goebbels se perdió en reproches estereotipados contra una «pequeña camarilla de saboteadores profesionales» que no querían «comprender nuestra paciencia indulgente».Ahora «el führer los había llamado al orden con la severidad de su rigor». Todo quedaba así claro: «Ahora haremos tabla rasa.[...] Las pústulas, los reductos de corrupción, la proliferación de síntomas de enfermedad jovenlandesal que se manifestaban en la vida pública serán extirpados hasta la raíz».

Pero el motivo principal por el que se había atizado deliberadamente esa escalada era otro, al que Goebbels se había referido de pasada, pero con notable claridad, cuando dijo: los jefes de las SA «estaban a punto de hacer caer sobre toda la dirección del partido la sospecha de una insultante y asquerosa anormalidad sensual». No se puede pasar por alto alegremente esta afirmación. En primer lugar, de una «sospecha» de que «toda» la dirección del NSDAP fuera gays no había hablado nadie hasta entonces en el Tercer Reich. ¿Quién habría podido difundirla, si ni siquiera los socialdemócratas lo habían conseguido cuando todavía existía la libertad de opinión? ¿Y qué quiere decir «estaban a punto»? ¿Maliciosamente? ¿Por negligencia? ¿Involuntariamente? No, esa afirmación no era una argucia ni una gracia demagógica, sino el reflejo de una amenaza real, frente a la que Hitler supo reaccionar en el verano de 1934 con la ley de Lynch.

Un ejemplo muy parecido de revelación involuntaria es el que ofreció el primer comunicado del departamento de prensa del Reich, que afirmaba: «Su [de Röhm] desdichada inclinación llevaba a tan desagradables imputaciones que el propio führer del movimiento y jefe supremo de las SA se había visto envuelto en difíciles conflictos de conciencia». Y en la rendición de cuentas que presentó el 3 de julio a su gobierno resuenan igualmente los verdaderos motivos para la acción criminal de los días anteriores: la «camarilla encabezada por Röhm, vinculada por sus especiales inclinaciones», le había «atacado con calumnias», y él «reprocha al antiguo jefe de estado mayor su insinceridad y deslealtad». Röhm le había amenazado, al parecer, con su dimisión, y esa amenaza no era «otra cosa que una desvergonzada extorsión».

Con otras palabras, Hitler sólo podía defenderse recurriendo a los medios más extremos. Por eso tenían que ser asesinados o amedrentados con la mayor severidad todos cuantos sabían que no sólo Röhm, sino también Hitler, era gays. Eso es lo que confirma un examen más atento de cada una de las víctimas.Fueron asesinados o encarcelados: los jefes gayses de las SA, Röhm, Ernst y Heines, todos ellos relacionados personalmente con Hitler; Gregor Strasser, quien hasta entonces había sido un «íntimo amigo» del Führer y que había elegido a Hitler como «padrino de sus hijos»; los respectivos amigos de esos antiguos hombres de confianza, aunque se hubiesen alejado desde hacía tiempo de «Röhm y su camarilla», como el doctor Heimsoth o Paul Röhrbein. Altos funcionarios del Estado, que conocían material documental escandaloso sobre Hitler, como Erich Klausener, jefe del departamento de policía del Ministerio del Interior prusiano y su asesor Eugen von Kessel; el ministro de Defensa y ex canciller Kurt von Schleicher y su mano derecha Ferdinand von Bredow; el jefe de la policía de Munich, August Schneidhuber, y también al anterior primer ministro de Baviera, Gustav von Kahr, del que Hitler sospechaba lo que Lossow efectivamente había conseguido.Abogados de Röhm, Strasser, Lüdecke y otros destacados dirigentes nacionalsocialistas, que a partir de sus defendidos y de los documentos investigados en los respectivos procesos habían entrado en conocimiento de cuestiones explosivas, como Walter Luetgebrune, Gerd Voss, Robert Sack o Alexander Glaser. Finalmente, el escritor muniqués Fritz Gerlich, que sabía más sobre Hitler y su círculo íntimo que cualquier otro periodista de la época.

Hitler quería evitar a toda costa que su persona quedara comprometida.Se vengó de un modo verdaderamente despiadado de la «camarilla de conjurados» que la habían tomado con su «vida» e intentó desmantelar por adelantado cualquier eventual intriga posterior. Se deshizo sin consideración alguna de potenciales testigos de cargo. Algunos ejemplos ilustran su forma de proceder: El hotelero totalmente apolítico Karl Zehnter, de 34 años y arrendatario del Nürnberger Bratwurstglöckl, junto a la catedral de Nuestra Señora en Munich, pertenecía al círculo de amigos gayses de Röhm, con los que a veces salía de viaje; pero también le unía una estrecha y antigua amistad con Edmund Heines. Ambos jefes de las SA solían acudir a su local y hasta Hitler estuvo en él en alguna ocasión.En el primer piso del Bratwurstglöckl había siempre una habitación libre para conversaciones reservadas entre destacados dirigentes nacionalsocialistas. Zehnter se ocupaba de servir personalmente a sus huéspedes, con lo que tuvo necesariamente que darse cuenta de los lazos que les unían, en particular con Hitler. Eso, y sólo eso, es lo que le llevó a la fin.

También el pintor muniqués Martin Schätzl, de sólo 25 años de edad, que había acompañado a Ernst Röhm a Bolivia, fue asesinado.Aunque allí no se llegó a establecer la relación amorosa que Röhm esperaba, fue durante dos años su compañero más próximo en una tierra extraña y su mutua amistad no se rompió luego.Schätzl entró en las SA cuando Röhm retomó su mando, y el 1 de febrero de 1934 éste le incorporó a su estado mayor, por lo que ambos debieron de hablar sobre muchas cosas, en particular sobre la amistad de Röhm con Hitler. Y precisamente por eso no podía de ningún modo seguir con vida.


CLARAS INCLINACIONES
El general Ferdinand von Bredow, quien desde el nombramiento de Hitler como canciller vivía retirado en su domicilio berlinés, fue asesinado literalmente en un vehículo policial, siendo arrojado a continuación su cadáver a una cuneta. Lo que causó su perdición fue al parecer su actividad como jefe del servicio secreto militar durante el mandato de Heinrich Brüning como canciller. Bredow, que era uno de los colaboradores más fieles de Schleicher, se había ocupado en el último medio año antes de la toma del poder por Hitler de la dirección administrativa del ministerio de Defensa, puesto que le dio acceso a ciertos documentos como por ejemplo un informe sobre el encuentro de la Orden de la Joven Alemania el 3 4 de julio de 1932, en el que se decía que el contenido principal de las conversaciones allí mantenidas había sido del siguiente tenor: «El ministro de Defensa Schleicher apoya al NSDAP, movimiento cuyos principales líderes son gayses, y según el material que nos ha hecho llegar Otto Strasser [...] el ministro de Defensa es también de ese mismo talante. Las pruebas provienen de la época de cadete del ministro de Defensa. El Sr.Otto Strasser visitó a Mahraun [el Alto Maestre de la Orden] con objeto de hacerle partícipe de estos datos. También le comunicó que con ocasión de una larga estancia del Sr. Hitler en su casa observó en él una conducta que induce a pensar en el mismo tipo de inclinación. También hay que incluir en ese círculo al canciller del Reich von Papen.[...] Asimismo, el club de caballeros próximos al Canciller consta en su mayor parte de individuos de tendencias besugos».[...]

Como se deduce fácilmente de estos pocos ejemplos, la acción que se desarrolló en los días en torno al 30 de junio de 1934 fue algo más que un golpe de mano de Hitler contra la dirección de las SA y algunos cómplices reaccionarios de aquellos putschistas.Más de 1.100 personas fueron detenidas durante la acción de limpieza, de las que en otoño quedaban todavía 34 en prisión.

El motivo central para la actuación contra «Röhm y sus amigos» fue el miedo del Führer a quedar al descubierto y a la extorsión.En favor de esta tesis habla también el hecho de que la montaña de documentos requisados no diera lugar a la instrucción de ningún proceso el propio Hitler había rechazado de antemano estrictamente ese procedimiento formal , sino que quedaran en poder de la Gestapo de Himmler y fueran entregados personalmente a Hitler. Eliminar a los testigos, ése era el verdadero objetivo de aquella acción terrorista, tras la que no estaba ninguna banda armada, sino las brigadas volantes de un Estado policial ya considerablemente centralizado [...].

Pero, a pesar o precisamente a causa de todas las amenazas y castigos, los rumores acerca de la orientación sensual del Führer no tenían fin. En 1937 se le escapó a un hombre de las SA la observación de que Hitler era, al igual que Röhm, «uno de los del Artículo 175» [del Código Penal, referido al delito de sodomía], lo que le costó dos años de encierro e inhabilitación. Otro ejemplo, de mayor relevancia, sucedido en Berlín en 1942: el adjunto personal de Hitler, Julius Schaub, denunció al escritor Hans Walter Aust, por aquel entonces miembro del gabinete de prensa del Reich y declarado «insustituible». Ese Aust le había dicho a una informante de Schaub «que el Führer hospedaba en Obersalzberg a una joven, de nombre Everl [se supone que se trata de Eva Braun], pero sólo con la finalidad de disimular su gaysidad». Esa «calumnia [según la argumentación del juez en su sentencia] es tanto más grave, cuanto que con ella se atribuye al Führer la misma inclinación antinatural que él condenó de la forma más rotunda con ocasión del incidente Röhm en el año 1934». Pero ni siquiera ese retorcimiento de la justicia le era suficiente a Hitler: desde 1943 la pena con que se castigaba a quienes atribuyeran una orientación gays al führer era la fin.


LA COARTADA DE EVA
Eva Braun quizá no cuente demasiado en el balance de la vida de Adolf Hitler [...]. Indicativo de la rara indeterminación de esa relación es la esquiva respuesta que dio Julius Schaub en un interrogatorio tras la guerra a la pregunta de por qué no se había casado antes el führer con su Fräulein Braun, en lugar de esperar al último momento en el búnker: «Era su forma de ser; nos preguntábamos a menudo por qué, y no lo entendíamos.Al fin y al cabo, nosotros también estábamos casados y no con nuestras mujeres. Él tenía, seguro, sus propias ideas [...]; aparte de eso no sé decir otra cosa.» Y a la pregunta de cuáles podían ser esas «ideas propias» de Hitler, respondió: «No se extendía sobre ellas. Nunca nos las contaba en detalle». «¿La quería mucho?» «Le gustaba mucho, sí» «¿Qué quiere decir que le gustaba mucho? ¿La quería o no?» «Sí, sí que la quería». Es decir, se gustaban.

Herbert Döring, gerente de Obersalzberg, recuerda igualmente una «tranquila y buena amistad, con momentos mejores y peores».Y a la pregunta de si aquella relación también era a su juicio de naturaleza sensual, respondía: «No, no llegaba tan lejos, seguro.De ningún modo». También lo confirma una declaración de Heinrich Hoffmann: «En el cotilleo constante que reinaba en el entorno de Hitler yo tendría que haber oído algo, aunque sólo fuera a la chica que les hacía las camas.» Toda una serie de testimonios parecidos refuerzan la sospecha de que probablemente Hitler ni siquiera se sentía encaprichado por ella. Eso no está en contradicción con que Eva Braun pretendiera hacer creer algo diferente al mundo, ya que cualquier otra cosa no sólo habría comprometido a Hitler, sino también herido su amor propio como mujer, agravando así su ya mutilado modo de vida.

Así pues, Hans Severus Ziegler caracterizó muy acertadamente esa relación cuando habló del «amistoso y casi paternal trato» de Hitler hacia ella. «Como suelen decir los hombres coloquial y caballerosamente observaba Ziegler , Eva Braun es un buen compañero, al que nadie podría querer mal.» Nada más; pero en cualquier caso un «compañero» femenino, y eso era decisivo. Cuando Hitler la necesitaba estaba a su disposición, como siempre había exigido a su sobrina. Probablemente, ella se acordaba mucho de Geli Raubal; ambas compartían la juvenil despreocupación y la afición a los deportes, y al igual que de Raubal se cuenta de Braun que era una «niña salvaje». Un conocido de la adolescencia opinaba que en ella «se había perdido a un chico»; nunca había coqueteado con jóvenes. Además se divertía mucho disfrazándose y prefería «los papeles con pantalones». También se esforzaba por parecerse a la sobrina de Hitler, tanto en el peinado como en sus trajes.

Como acompañante del Führer, se quejaba Christa Schroeder, tenía poca talla. «¡Pero a mí me basta!», respondía Hitler. Por otra parte, tras la semilegalización de su relación en 1936, Eva Braun se había apaciguado un tanto; había llegado a convencerse de que su situación tenía «su lado bueno y sus ventajas». «Imagínese usted lo cómodo que resulta para una mujer no tener que sentirse nunca celosa de otra».

Cmo Hitler ocult su gaysidad
 
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