M. Priede
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Antes de nada, ¿a qué viene la pedantería de decir 'riders' en lugar de 'ciclistas'; o 'food delivery' y no reparto o distribución de comida, o comida a domicilio? Tienen que poner cursivas o comillas continuamente para mantener el nombre en inglés como sea.
Casi todas las tecnológicas de EE.UU han salido ganando con la epidemia, sobre todo multinacionales. Encima del abuso de negarse a pagar impuestos en el país que facturan (Google, Facebook, Amazon, Uber, Cabify) además arrasan el mercado ofreciendo contratos inalcanzables por los demás gracias a que ellos tienen a la FED detrás:
Todo lo contrario que Glovo, la empresa barcelonesa, a pesar de su buen trabajo y la implantación que tiene:
Los restaurantes ya están viendo venir al lobo, lo mismo que tantos fabricantes con Amazon, que los estruja al máximo:
¿Por qué ningún medio de comunicación ni economista español cuenta que cada trabajador de EEUU recibe del Estado 600 dólares semanales?
Casi todas las tecnológicas de EE.UU han salido ganando con la epidemia, sobre todo multinacionales. Encima del abuso de negarse a pagar impuestos en el país que facturan (Google, Facebook, Amazon, Uber, Cabify) además arrasan el mercado ofreciendo contratos inalcanzables por los demás gracias a que ellos tienen a la FED detrás:
“Dijimos varias veces que no a la propuesta de Uber Eats, pero llegaron a una cantidad y condiciones que eran irrechazables. Te dan ese dinero directamente, vendas o no vendas, repartido en ingresos semestrales. Además, por cada local nuevo que abra ellos aportan 30.000 euros”, asegura Santos. Con otras cadenas de comida Uber ha firmado acuerdos parecidos por cantidades que oscilan entre uno y seis millones de euros. La cifra varía en función del número de locales y el volumen de pedidos de cada una.
La estrategia de conseguir restaurantes en exclusiva mediante atractivas propuestas económicas no es única de Uber Eats, las demás plataformas ya la practicaban con anterioridad. Pero los expertos consultados por Xataka coinciden en que ninguna otra ha sido tan agresiva en su desembolso como lo está siendo ahora la empresa norteamericana.
De acuerdo con la información de una fuente del sector que prefiere permanecer en el anonimato, en Madrid la comisión que se llevan los norteamericanos por cada pedido es del 30% bruto, 36, 3% con IVA, sin tasa de activación por darse de alta en la app ni otros costes adicionales. La única que iguala esos números en la capital de España es Just Eat, aunque los británicos cobran a los restaurantes 20 céntimos de euro fijos por envío en concepto de gastos de gestión.
Deliveroo, por su parte, se lleva una comisión por pedido del 42% con IVA y solicita una tasa de activación que ronda los 400 euros, mientras que Glovo pide comisiones que pueden llegar al 48% con IVA, cobra las bolsas y tiene una tasa de activación de 150 euros.
Todo lo contrario que Glovo, la empresa barcelonesa, a pesar de su buen trabajo y la implantación que tiene:
Sin embargo, los barceloneses llevan varios años en pérdidas, lo que les ha obligado a retirarse de importantes mercados como Brasil, Chile o Argentina. Y en los últimos meses, a raíz de la crisis del cobi19, han tenido que realizar dos expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), según informa eldiario.es.
Los restaurantes ya están viendo venir al lobo, lo mismo que tantos fabricantes con Amazon, que los estruja al máximo:
“Nosotros ya hemos contratado varias plataformas alternativas que redirigen a nuestra web para los pedidos. Están saliendo muchos softwares nuevos que dan esa ventaja y estamos invirtiendo mucho en nuestra página para que los clientes puedan pedir por ahí”, explica Isabel Fayos. La cofundadora de Del Poble señala que el contrato de exclusividad con Uber Eats sí les permite tener su propio reparto, y están apostando por desarrollarlo porque no saben qué puede pasar en el futuro y no quieren depender de nadie.
Y no son los únicos. Desde Del Poble afirman que muchos otros restaurantes están haciendo lo mismo y colaboran entre ellos para mantener una posición de fuerza frente a las plataformas. “Nos ayudamos mucho, porque si no nos hacemos fuertes contra un gigante como Uber, nos comen”, afirma Rubén Santos.
O les dejas hacer lo que les da la gana sin respetar normas, tributación y compitiendo de manera fraudulenta poniendo precios por debajo del coste o te ponen aranceles a tus exportaciones. Y a callar, que para algo somos una colonia y de tercera categoría¿Por qué ningún medio de comunicación ni economista español cuenta que cada trabajador de EEUU recibe del Estado 600 dólares semanales?