Sr. del Cojon
SOCIAL-PAGAFANTAS.
Ningún investigador cree hoy en el supuesto origen misterioso de la lengua y etnia vasca y todas las crónicas de la historia demuestran que aquellos hombres a quienes los celtas pusieron el nombre de vascones (barscunes que en lengua celta significa “los de lo alto” o “los de la cima”) y a quienes los romanos describieron como “guerreros salvajes de razas varias” y “de lengua y costumbres diferentes en todo a los pueblos celtas de la zona” (180 aC), no eran pobladores autóctonos del lugar donde los celtas les dieron el nombre sino que provenían de las tropas bereberes que abandonaron a Anibal (219 aC), cuando, a punto de atravesar los Pirineos, se enteraron que marchaban a luchar contra Roma.
Es inexplicable que los nacionalistas vascos, que han dedicado tanto tiempo y esfuerzo a desentrañar su pasado y a reconstruir su historia, no hayan dado ninguna explicación sobre el destino de aquellas tropas que huyeron en desbandada precisamente en el lugar donde años después los romanos localizaron a los vascones. La ignorancia del suceso resulta especialmente sospechosa teniendo en cuenta que es la única explicación de la presencia de los vascones en aquella zona, de los saqueos continuos que a partir de entonces empezaron a sufrir los jovenlandesadores celtas de aquellos solares hasta bien entrado el S. XIV y de la invariable colaboración posterior de los vascones con todas las tropas bereberes que llegaron hasta allí, como las sarracenas de Muza.
El rastro descrito a partir de las crónicas de Tito Livio (XXI 1,2,3,4-24), Polibio (III,33,34,35) y Estrabón citando las de Ptolomeo, así como las restantes crónicas y restos arqueológicos, hace coincidente la lengua hablada por aquellos hombres que los celtas llamaron vascos y la presencia en Hispania de los bereberes libiofenicios y tingitanos de Mauritania que solían incorporar los ejércitos íberos primero y cartagineses después. En el caso concreto de los vascones, su instalación en las cumbres navarras, coincide con el itinerario de la marcha de Aníbal contra Roma desde Cartago, de cuyas tropas huyeron al menos 20.000 hombres poco después de pasar el Ebro y antes de cruzar los Pirineos en el año 219 aC, al correrse la voz entre las tropas de que Aníbal los dirigía contra Roma. Fué precisamente allí donde unos 40 años más tarde encontraron los romanos a aquella “tribu de razas varias” diferentes en todo a los pueblos celtas de la zona y a quienes estos llamaron barscunes. Aníbal había partido con 90.000 hombres más la caballería y al cruzar los Alpes quedaban 60.000 y la caballería.
La lengua vasca y berebere, en particular la hablada en la región de los montes Atlas de la antigua Mauritania y los territorios de la antigua Persia, sigue mostrando evidente similitud a pesar del tiempo tras*currido y de las distintas influencias recibidas; esta similitud actual, era identidad en las fechas en las que aparecieron los vascones en la montaña navarra, como confirman los nombres, toponimia y vestigios arqueológicos encontrados en la península.
Es inexplicable que los nacionalistas vascos, que han dedicado tanto tiempo y esfuerzo a desentrañar su pasado y a reconstruir su historia, no hayan dado ninguna explicación sobre el destino de aquellas tropas que huyeron en desbandada precisamente en el lugar donde años después los romanos localizaron a los vascones. La ignorancia del suceso resulta especialmente sospechosa teniendo en cuenta que es la única explicación de la presencia de los vascones en aquella zona, de los saqueos continuos que a partir de entonces empezaron a sufrir los jovenlandesadores celtas de aquellos solares hasta bien entrado el S. XIV y de la invariable colaboración posterior de los vascones con todas las tropas bereberes que llegaron hasta allí, como las sarracenas de Muza.
El rastro descrito a partir de las crónicas de Tito Livio (XXI 1,2,3,4-24), Polibio (III,33,34,35) y Estrabón citando las de Ptolomeo, así como las restantes crónicas y restos arqueológicos, hace coincidente la lengua hablada por aquellos hombres que los celtas llamaron vascos y la presencia en Hispania de los bereberes libiofenicios y tingitanos de Mauritania que solían incorporar los ejércitos íberos primero y cartagineses después. En el caso concreto de los vascones, su instalación en las cumbres navarras, coincide con el itinerario de la marcha de Aníbal contra Roma desde Cartago, de cuyas tropas huyeron al menos 20.000 hombres poco después de pasar el Ebro y antes de cruzar los Pirineos en el año 219 aC, al correrse la voz entre las tropas de que Aníbal los dirigía contra Roma. Fué precisamente allí donde unos 40 años más tarde encontraron los romanos a aquella “tribu de razas varias” diferentes en todo a los pueblos celtas de la zona y a quienes estos llamaron barscunes. Aníbal había partido con 90.000 hombres más la caballería y al cruzar los Alpes quedaban 60.000 y la caballería.
La lengua vasca y berebere, en particular la hablada en la región de los montes Atlas de la antigua Mauritania y los territorios de la antigua Persia, sigue mostrando evidente similitud a pesar del tiempo tras*currido y de las distintas influencias recibidas; esta similitud actual, era identidad en las fechas en las que aparecieron los vascones en la montaña navarra, como confirman los nombres, toponimia y vestigios arqueológicos encontrados en la península.
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