Hablando de Filón. Aprovecho para postear un post que escribí en otro hilo dedicado a la historicidad de Jesús.
LOS TERAPEUTAS ---- ¿Cristianos antes de Jesús?
Se llamaron terapeutas (del griego τεραπένω) unos hombres que procuraban curarse de las enfermedades del alma y cuyo ejemplo podía servir para curar a los demás. Filón dice en el primer libro de la Vida contemplativa que en Egipto y concretamente en los alrededores del el lago Mareotis, cerca de Alejandría, había en el siglo I muchos hombres y mujeres que hacían un género de vida particular: renunciaban sus bienes, dejaban su familia y todos los negocios temporales, vivían en la soledad y tenían cada uno una habitación separada a cierta distancia unos de otros, que llamaban semneo o monasterio, es decir, lugar de soledad.
Filón describe la secta en otras partes, como esenios pasivos o contemplativos, frente a los esenios activos. Veamos las citas textuales para tener una primera visión de primera mano.
DE LA VIDA CONTEMPLATIVA---Cita de Filón:
25. En cada residencia existe una habitación consagrada llamada santuario o aislatorio, en la que se aíslan para cumplir los ritos secretos de su vida religiosa, llevando consigo no bebida ni alimento ni ninguna de las demás cosas imprescindibles para las necesidades del cuerpo, sino leyes, oráculos comunicados por Dios a través de los profetas, himnos y los demás elementos que emplean para incrementar y perfeccionar su ciencia y piedad.
26. De ese modo conservan imborrable siempre el pensamiento puesto en Dios, al punto de que, incluso durante los sueños las representaciones de sus mentes no son otras que las bellezas de las Divinas excelencias y potencias. Y así, muchos de ellos llegan durante sus nocturnas visiones a proclamar los celebrados dogmas de la sagrada filosofía.
27. Dos veces por día acostumbran entregarse a la plegaria, hacia la aurora y hacia el atardecer. Al salir el sol suplican por un día brillante, brillante de verdad, es decir, en el que la luz celestial llene sus inteligencias; y al ocultarse ruegan porque sus almas, completamente liberadas de la turba de los sentidos y las cosas sensibles, y replegada en la sala de deliberaciones y decisiones que son ellas mismas, puedan seguir las huellas de la verdad.
28. Durante el tiempo que media entre el amanecer y el atardecer se entregan enteramente a ejercicios consistentes en leer las santas escrituras e interpretar las alegorías contenidas en la filosofía de sus antepasados, pues entienden que las palabras del texto literal son símbolos de un oculto sentido que se pone en claro desentrañando lo que ellas encubren.
29. Poseen además escritos de hombres de antiguos tiempos, que fueron los fundadores de la secta, y legaron muchos textos relativos al género alegórico, que ellos usan como modelos para imitar las maneras propias del género de vida escogido.
20 De modo que no se limitan a la contemplación sino además componen cánticos e himnos en alabanza de Dios en toda suerte de metros y melodías que remarcan, como corresponde, con ritmos de la solemnidad requerida.
30. Durante seis días todos ellos, aislados en los mencionados aislatorios, cultivan separadamente y por sí mismos la filosofía sin traspasar el umbral ni contemplar nada lejano; pero en los días séptimos se congregan en una como reunión común y se sientan en orden según la edad con la conveniente compostura, teniendo las manos ocultas, la derecha entre el pecho y el mentón, y la izquierda extendida hacia abajo sobre un costado.
31. El de más edad y más versado en las doctrinas avanza y explica con mirada tranquila y voz también tranquila, con discernimiento y sabiduría, y sin hacer ostentación de habilidad de palabra como hacen los oradores y los sofistas de hoy día, sino combinando la profunda indagación contenida en sus pensamientos con la explicación de los mismos, explicación que no para en el fondo de los oídos sino llega, a través del oído, hasta el alma y allí se establece fijamente. Todos los demás escuchan en silencio manifestando su aprobación solamente con las señales de los ojos o de la cabeza. (Este párrafo podría aplicarse a Pablo, que presumía de torpe de palabra)
36. Mas [U]al séptimo día,[/U] que consideran sagrado y festivo en el más alto grado, le han concedido un especial y condigno privilegio, y en él, después de los cuidados del alma también atienden al cuerpo, imitando sin duda a los que permiten a sus animales descansar de los continuos trabajos.
39. Es que, en suma, practican la modestia, porque saben que la vanidad es el origen de la falsedad, tal como la modestia lo es de la verdad; y que falsedad y verdad son como dos fuentes, ya que de la falsedad fluyen las múltiples variedades de los males, mientras que de la verdad manan los numerosos bienes humanos y divinos.
65. Ante todo, éstos se reúnen cada siete semanas, porque sienten admiración no sólo por el número siete sino también por su cuadrado; pues saben que es el número casto y perpetuamente virgen. La reunión tiene lugar en la víspera de una muy grande fiesta, que ha sido asignada al número cincuenta, el más santo de los números y más vinculado a la naturaleza y resultante de elevar al cuadrado el triángulo rectángulo, triángulo que es el principio de la generación universal.
68. Participan de la fiesta también mujeres, de las que la mayor parte son vírgenes ya de edad avanzada, que observan la castidad no por obligación, como ocurre en el caso de algunas sacerdotisas griegas, sino por voluntaria decisión, resultado del celo y ansia de sabiduría. Empeñadas en compartir con ella la vida, se han olvidado de los placeres vinculados al cuerpo, y sienten deseos no de vástagos mortales sino inmortales, hijos que únicamente un alma amada de Dios es capaz de engendrar y por sí sola, ya que el Padre ha sembrado en ella rayos de naturaleza intelectual, gracias a los cuales podrá contemplar las doctrinas de la sabiduría. (¿Quizá María era una de estas vírgenes que deseaban engendrar hijos de Dios, por sí sola?)
71. En este sagrado banquete no hay, repito, esclavo alguno, y los servicios están a cargo de hombres libres que cumplen los menesteres domésticos no forzados a ello ni aguardando órdenes, sino con voluntaria determinación, anticipándose a las indicaciones con diligencia y prontitud.
73. A este banquete, y sé que algunos se reirán al oírme, pero se reirán los que se entregan a cosas que merecen llorarse y lamentarse, a este banquete, digo, no se lleva vino en esos días, sino agua clarísima, fría para la mayoría, caliente para los ancianos en estado delicado. Además la mesa permanece pura de seres con sangre, y el alimento que hay sobre ella se reduce a panes condimentados con sal, a los que a veces se sazonan con hisopo como un condimento más a título de concesión a los paladares más refinados.
75. X. Estos son los preliminares del banquete. Pero una vez que los considerados se han reclinado en el orden que he indicado, y ya los servidores están colocados en orden, listos para el servicio, se hace un silencio profundo, total. Claro que alguien podría decir: ¿Y cuándo no hay silencio entre ellos? Pero en esa ocasión es aún mayor que el anterior, al punto de que persona alguna osa dejar oír un murmullo o respirar con demasiada fuerza. Entonces el que preside la comunidad indaga sobre algún punto de las santas escrituras o esclarece alguna dificultad propuesta por otro, sin preocuparse en absoluto por efectos oratorios, que no es la reputación por la destreza en forjar discursos el objeto que persigue; y deseoso sólo de adquirir una visión más exacta sobre ciertos puntos, y una vez adquirida, no escatimársela a aquellos que, si bien no tan agudos de visión como él, al menos tienen parecido anhelo por aprender. (También Pablo presume de no ser un orador versado).
77. Los asistentes escuchan con los oídos atentos, los ojos fijos en él y permaneciendo en todo momento en una justa e idéntica postura, demostrando con inclinaciones de la cabeza y las miradas que han comprendido y aprendido; con una sonrisa y un ligero cambio en el rostro, que aprueban al que habla; y con un más suave movimiento de la cabeza y con el dedo índice de la mano derecha, que no entienden algo. Y no menos que los que están en los lechos atienden los jóvenes que están de pie.
78. Las explicaciones de las sagradas escrituras tienen lugar desentrañando el oculto pensamiento que contienen las alegorías. Porque estos hombres opinan que toda, la legislación aseméjase a un ser viviente cuyo cuerpo está constituido por las prescripciones literales, y el alma por la invisible inteligencia subyacente en las palabras; inteligencia en la que el alma racional comienza a contemplar de un modo diferente las cosas que le son familiares, observando, reflejadas a través de las palabras como a través de un espejo, las extraordinarias bellezas de las ideas, descorriendo el velo que ocultaba los símbolos y descubriéndolos, sacando a plena luz desnudos los pensamientos para aquellos que pueden, a partir de una pequeña sugerencia reflexionar sobre las cosas invisibles a través de las visibles.
(Vaya... ¿A qué suena esto...?)
80. Entonces el presidente se pone de pie y canta un himno compuesto como una invocación a Dios o bien uno nuevo del que él mismo es autor, o bien una viejo de los antiguos autores, pues estos les han legado cánticos en variados metros y melodías, hexámetros y trímetros yámbicos, himnos para procesiones, para las libaciones y para ser cantados ante el altar, y estátimos corales de medidas apropiadamente dispuestas para las variadas evoluciones. Después de él cantan también los demás en el turno correspondiente, según el orden establecido, mientras todos escuchan con gran silencio, excepto cuando corresponde cantar los terminales (Amén) y estribillos, ya que entonces todos, hombres y mujeres, elevan sus voces.
81. Una vez que cada uno ha terminado su himno,, los jóvenes introducen la mesa mencionada un poco más arriba, sobre la cual está colocado el santísimo alimento consistente en PAN amasado con levadura sazonado con sal mezclada con hisopo. Esto encierra un gesto de respeto hacia la mesa colocada en el sagrado vestíbulo del templo, pues sobre ésta hay panes y sales sin condimento, los panes ácimos y las sales sin mezcla.
83. XI. Después de la comida tienen la santa vigilia; vigilia que se cumple de la siguiente manera. Pónense todos de pie juntos y se forman primero dos coros en el centro de la sala del convite, uno de hombres y otro de mujeres. Se escoge por jefe y director de uno y de otro coro al de más prestigio y de mayores dotes para la música.
84. Luego cantan himnos a Dios compuestos en muchos metros y melodías, unas veces cantando juntos todos, otras alternándose con armonías antifonales; y marcando el tiempo con las manos y los pies como acompañamiento y ejecutando poseídos de divina inspiración ora los cantos de procesión, ora los estásimos, bien las estrofas bien las antiestrofas de las danzas de coros.
85. Entonces, una vez que cada uno de los dos coros ha realizado separadamente su propia parte en el festín, bebiendo, como en las fiestas báquicas, el VINO puro del amor divino, mézclanse ambos coros y de dos conviértense en uno, imitando al formado en remotos tiempos junto al Mar Rojo a causa de las maravillas que allí habían tenido lugar.
87. Y habiendo contemplado y vivido tales cosas, hombres y mujeres a la par, poseídos de divino fervor, formaron un solo coro, y cantaron himnos de acción de gracias a Dios, su Salvador, dirigiendo a los hombres el profeta Moisés y a las mujeres la profetiza María.
Las relaciones de esta secta con el cristianismo temprano son obvias, tanto así, que no yo, sino Eusebio de Cesárea, en su Historia Eclesiástica del S. IV, lo ve de esta forma:
XVII 1. Se dice que Filón fue a Roma en tiempos de Claudio para encontrarse con Pedro, que entonces se hallaba predicando a los habitantes de aquella ciudad. Y esto no es en absoluto improbable, pues la obra que mencioné antes (la que llevó a cabo posteriormente, después de largo tiempo) claramente contiene las ordenanzas de la Iglesia que han sido observadas hasta nosotros.
2. Y cuando relata con tanta exactitud la vida de nuestros ascetas, aparece manifiestamente que no sólo conocía, sino que incluso admitía, reverenciándoles y honrándoles, a los hombres apostólicos de aquel tiempo, hebreos, según parece, y que por esta razón seguían conservando la gran mayoría de las costumbres de los judíos.
3. Primeramente anuncia Filón decididamente en el libro titulado De la vida contemplativa o Suplicantes, que no tiene intención de añadir a su relato nada fuera de la verdad ni de su propia invención. Dice que a aquellos varones se les llamaba «terapeutas», y a las mujeres que se hallaban con ellos «terapeutisas»; además añade las siguientes razones de este apelativo: o bien porque a modo de médicos libraban de la enfermedad del mal a las almas de los que a aquellos acudían, sanándolos y cuidándolos, o bien debido a su limpio y puro servicio y culto a la Divinidad.
4. Así pues, no es preciso extenderse para decidir si este nombre lo estableció Filón mismo de acuerdo con el comportamiento de ellos, o si ya desde un principio se les llamó así, puesto que aún no se había usado en todo lugar el nombre de cristianos.
5. De todos modos, el testimonio de cómo ellos en primer lugar se alejan de las riquezas, asegurando que, cuando se inician en este modo de pensar, hacen entrega de los bienes a sus parientes, entonces, exentos de toda inquietud por la vida y saliendo fuera de las murallas, viven en campos solitarios y en huertos, porque son conscientes del carácter inútil y perjudicial del trato con las personas de diferente opinión. Parece ser que los que entonces actuaban así, se afanaban por imitar la vida de los profetas en su fe animosa y ardiente.
6. Pues también en los Hechos de los Apóstoles (que es un libro reconocido) se expone que todos los seguidores de los apóstoles, vendiendo sus bienes y sus posesiones, los distribuían entre todos a cada uno según su necesidad, de modo que no hubiera entre ellos ningún pobre. De este modo, según dicen los Hechos, porque todos poseían heredades o cosas, las vendían y traían el precio de lo vendido y lo ponían a los pies de los apóstoles, para que se repartiera a cada uno según su necesidad».
11. Tienen también en su poder los escritos de antiguos varones que establecieron la secta y dejaron numerosos documentos de sus enseñanzas en forma alegórica. Ellos los usan a modo de ejemplo y los imitan en su forma de pensar. (Obsérvese que Eusebio, en el uso alegórico de las escrituras, detecta una similitud con los cristianos).
12. Con estas palabras parece describirlo el hombre que escuchó su exposición de la Santa Escritura. Pero quizás los escritos de los antiguos, de los que dicen que disponían, fueran los Evangelios, los escritos de los apóstoles y algunos comentarios de los profetas, como los que se encuentran en la «Espístola a los Hebreos» y en otras cartas de Pablo. (Lógica suposición).
13. A continuación Filón relata cómo escribían nuevos salmos: «De tal manera que no se limitan a la simple contemplación, sino que incluso componen canciones e himnos a Dios, usando todo tipo de metros y melodías, pero figurándolos forzosamente con números graves».
18. Sin embargo, si alguien, tras considerar todo esto, todavía se obstinara en oponerse, sea él también liberado de su incredulidad convenciéndose con pruebas más evidentes, las cuales no se encuentran en todas partes, sino únicamente en el culto cristiano según el Evangelio.
19. Así pues, dice que también viven mujeres con aquellos hombres que ha mencionado, y que de ellas, la mayoría llegan vírgenes a la edad avanzada, sin mantener su castidad por imposición, como ocurre con algunas sacerdotisas griegas, sino más bien por decisión voluntaria, por su celo y su anhelo de sabiduría, con la que se dedican a vivir despreocupadas de los placeres corporales y deseosas de conseguir hijos inmortales (no mortales), los cuales sólo puede engendrar por sí misma el alma que ama a Dios. (De nuevo, encuentra innegables las semejanzas).
20. Poco después presenta más claramente lo siguiente: «No obstante, la exégesis de las Santas Escrituras y sus símbolos los reciben con alegría. Pues estos hombres creen que toda ley es como un ser vivo: su cuerpo es la disposición específica, su alma el sentido invisible que se encuentra en las palabras. Este sentido lo empezó a considerar sobre todo esta secta viendo, como en un espejo de palabras, la maravillosa belleza en los pensamientos». (Aquí Eusebio ve obvias relaciones entre el Ser descrito y la visión cristiana de Jesús, cuyo cuerpo es la Iglesia).
21. ¿Para qué añadiremos sus reuniones en un mismo lugar, la ocupación que llevaban separadas los hombres y las mujeres en un mismo lugar, y las prácticas que todavía nosotros realizamos por costumbre, principalmente las que llevamos a cabo en las fiestas de la Pasión del Salvador: ayuno, vigilias nocturnas y dedicación a la Palabra de Dios? (Eusebio establece de modo muy claro, las evidentes concomitancias del ritual, señalando que la fiesta “muy grande” de Filón, es la Pascua Judía).
22. Estas cosas nos la ha conservado, con gran exactitud, el varón mencionado en sus propios escritos, del mismo modo en que sólo entre nosotros se ha ido observando hasta ahora. Refiere las noches enteras de la gran fiesta, las prácticas que se realizaban en ellas y los himnos que habitualmente leemos, y cómo, al mismo tiempo que uno solo va salmodiando con ritmo y en orden, los restantes escuchan los himnos guardando silencio y le acompañaban en el verso final. (Eusebio confirma la absoluta similitud de la liturgia, y eso que habla 400 años después).
24. El hecho de que Filón escribiera estas cosas habiendo de antemano recibido a los primeros heraldos de la enseñanza del Evangelio y de las costumbres tras*mitidas desde el comienzo por los apóstoles, es evidente para todos.
Negando esta evidencia, los modernos “eruditos”, 2000 años después de los hechos, se atreven a discutir a Eusebio de Cesarea. ¿Con qué argumento? Pues con ese circular que tanto gusta a los “historicistas”:
Los terapeutas no pueden ser cristianos, pues son anteriores a la fin de Cristo.
Es decir, a partir de un dato no comprobado científicamente –la fin de Jesús en el año 36 – una "certeza" que ellos extraen de un documento del S.II (en realidad, de copias del s. IV), y que, anacrónicamente aplican de modo prejuicioso, concluyen que lo descrito por Filón -y que Eusebio reconoció SIN DUDARLO como “cristianos”-, no tienen NADA QUE VER…, puesto que…
no puede haber cristianos antes de su imaginario galileo. . No, claro... En otro caso...
La evidencia textual nos habla de un credo que Filón describe con un conocimiento distante del mismo –como el de alguien que contempla los rituales sin comprender su sentido oculto. Aún así, señala la Cena del Salvador en la víspera de Pascua, (atribuyéndola al "otro mediador", Moisés"), y habla de la Vigilia de María, explicándola como dedicada a su hermana (lo cual puede ser todo cierto, y ser el origen del culto mariano).
María es el nombre de la hermana de Moisés. Ese nombre no vuelve a aparecer más en NINGUNA escritura judía –pese a ser, según se dice, muy común-. El nombre de María, en relación con un Salvador, vuelve a aparecer en este siglo en los primeros Evangelios cristianos.
CONCLUSIÓN:
Desde al menos el año 1 antes de Cristo, existía una secta esenia que celebraba misas con sermones, con rezos, salmos y cantos antes del amanecer, donde se mezclaban hombres y mujeres (lo que no hacían los esenios). Esta secta celebraba dos rituales:
La Santa Cena (puesto que comían una vez puesto el sol), y
la Vigilia de María. El primer ritual consistía en un cuerpo sagrado que era PAN, y luego, el agua pura usada como "VINO puro de amor". Tras esta eurcaristía -donde probablemente compartían el "cuerpo del Mesías Salvador" (o sea, el cuerpo de Cristo Jesús-la nueva Ley), celebraban una vigilia por una ANCIANA VIRGEN llamada MARÍA, (todo casual, por supuesto, nada que ver con el cristianismo).
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Recientemente he comprobado que Plinio el Joven, en su descripción de los ritos "cristianos", señala que hacen cánticos antes del amanecer, exactamente como los Terapeutas.
" Por otro lado, ellos afirmaban que toda su culpa o error había consistido en la costumbre de
reunirse un día fijo antes de salir el sol y cantar a coros sucesivos un himno a Cristo como a un dios" Carta a Trajano.