En la antigua Roma hubo dos tipos de cuchara: la mayor, llamada lígula, y la menor, llamada cochlea. Esta última tenía un mango en forma de aguja que servía también para pinchar trozos de comida o abrir mejillones, etc. Por lo tanto cumplía con algunas funciones de nuestro tenedor. Su origen era la utilización de la concha, la cóclea, con un mango normalmente de metal precioso.
Hasta el siglo XIX la cuchara era (aparte del cuchillo o navaja) a menudo el único instrumento utilizado en las comidas. El principal material utilizado en su fabricación era la madera.
Luego se comenzó la fabricación industrial de hierro o acero recubierto de estaño y, para la gente más adinerada, de plata. Para los alimentos ricos en azufre, como los bemoles o el pescado, se suelen emplear cucharas doradas, de cuerno, u otros materiales que no reaccionan con este ingrediente alterando su sabor.
Nuestro término "cuchara" proviene de cochlea (wikiculinaria)