Sigo sin verle demasiada salida a la comida pinoy.
El sizzling squid ya dije antes -sisig de calamares- que me lo he tomado una barbaridad de veces, en Singapur y Kuala Lumpur, y viniendo de la cocina china. Desconozco esa berenjena rebozada pero es una fritura sin más, en cuanto al kinilaw en Tailandia te lo hacen con mil especias y vegetales, yo me lo tomaba en sesiones de rock en BKK claro que picando del copón, con pescado o calamares. Después están las comidas de lechón, crispy pata o pork adobo. Los noodles o lumpia son vagas copias de las originales chinas, con menor variedad en la presentación, los rollos de primavera suelen ser pequeños en Pilipinas que yo recuerde y nunca he tomado un pancit -fideos- que me pusiera mucho, venga echarle calamansi y ni así. Como curiosidad está el balut que es el huevo a medio hacer con el feto del pollo dentro y que nunca me tomé, normal daba un poco de ardor de estomago pensarlo jaja, daba gracia cómo hacían una pirámide con los bemoles. Y por supuesto hay gastronomía de herencia española como algunas empanadas y escabeches, o uno que te hace gracia si te lo encuentras como las gambas al ajillo, así se llama también allí.
Con todo y a pesar de las franquicias de comida rápida, pizzas y ultraprocesados, cada región tiene sus cositas, como el pollo al grill de Bacolod con la marca Inasal, el pandesal originario de Legaspi -vamos el pan que nos tomamos nosotros- la bollería en Mindanao, el puchero en Cebú, el puñetero pvtong una pasta de arroz que he encontrado en varios sitios, pero en definitiva la mayoría simples imitaciones de otras culturas.
Reitero que el pinoy suele comer arroz con guarnición una o dos veces al día, tilapia por ejemplo y si tiene dinero se marcha derecho a la franquicia de turno a comerse pizza, pollo, burger, spaghetti en modo rancho y sin apenas sabor. Lógicamente en las capitales hay más opciones dentro de las carinderias, como he citado anteriormente.