Quisiera recomendar la lectura de este texto. Müller y el autor J. K. que cita, enumeran como partes integrantes y consecuencias de la política neoliberal entre otras:
La creciente desigualdad social.
La pérdida y merma de seguridad y garantía social.
Las justificadas angustias de la gente ante la pérdida de su estatus.
El creciente embrutecimiento social que proviene de una polarización social cada vez más extendida.
La creciente competencia y competitividad entre las personas (por ejemplo en el mercado de trabajo) que genera repruebo, marginaciones y “patadas hacia abajo”.
El monótono magma neoliberal de todos los partidos, con excepción de la izquierda Die Linke, que precisamente viene a ser demonizada por su postura anti-neoliberal, y finalmente
La arrogancia de la clase dominante frente a las necesidades sociales y los deseos de las personas.
Todo esto no debe servir de justificación jovenlandesal, ni tampoco de disculpa para un pensamiento derechista, y/o racista que pretende marginar. Y Müller así lo puntualiza en varias momentos. No obstante, los citados sí ofrecen puntos de partida que deberían surtir efectos políticos. Cabe resumir el núcleo del artículo así:
Con una política que parte de la cohesión social, basada en más igualdad y más seguridad social, es como mejor se puede prevenir el ideario marginador, derechista y racista. Pero una política que sigue insistiendo en las recetas neoliberales, creando más inseguridad social y competencia no hará otra cosa que promover aún más este ideario.
Hasta aquí, bien. Pero me parece oportuno añadir lo siguiente: las protestas PEGIDA no son sólo protestas contra la supuesta “islamización”, contra la inmi gración y los pagapensiones, sino además, y posiblemente en primer lugar, contra la “política” y “los medios”. Hace poco pude leer -en el portal digital de uno de los mayores periódicos alemanes- que en Dresde no habían dominado o prevalecido los críticos de la inmi gración y los pagapensiones, sino que la que más aplausos había recibido era la crítica manifestada contra los partidos establecidos y los medios de comunicación (lástima que no recuerde dónde lo había leído ni pueda volver a localizarlo).
De ser cierta, esta circunstancia no nos debería sorprender, ya que observamos que un tipo de crítica al sistema democrático se está abriendo paso, que ve el mal en “los políticos” o en “la política” como tal. Y no sólo en Alemania, sino además en Italia (M5S), Austria (Team Stronach), el Reino Unido (UKIP) y posiblemente en otras partes más. Debemos a un estudio reciente (“Mitte-Studie”) realizado por la Fundación Friedrich Ebert, el que hoy día sepamos más sobre las diversas formas de crítica a la democracia en Alemania. Con mis propias palabras, lo resumo e interpreto brevemente así:
Una primera forma de crítica de la democracia se basa en las ya referidas dudas, generales y poco diferenciadas, acerca de “la política” y “los políticos”. Las encuestas muestran que quienes así piensan tienden más que la media al pensamiento racista y marginador, la abstención electoral y la pasividad social.
Otra forma de crítica presupone que los actores económicos en la democracia, los grupos y federaciones empresariales, vienen a acaparar un poder excesivo en detrimento de los intereses de las masas. Las encuestas muestran que quienes así piensan tienden menos que la media al pensamiento racista, la marginación y se comprometen más en partidos políticos, las elecciones y en la sociedad en general.
Por lo visto, existen dos válvulas por las que se ventila y manifiesta la insatisfacción con las circunstancias sociales y políticas: por un lado el rechazo general de toda la política y los personajes políticos; en cuyo caso suele ir parejo al rechazo del Islam, la inmi gración, los pagapensiones y a la resignación política. Por otro lado, se manifiesta en el rechazo de los grandes grupos empresariales y sus directivos, en cuyo caso suele coincidir con un compromiso político-democrático mayor y con una mentalidad más abierta frente a pagapensiones y refugiados.
Parece ser decisivo qué adversario tiene en mente la gente a la hora de evaluar y comprender la propia vida, su propia inseguridad social, su miseria y sus miedos.
Y
esto nos demuestra que la lucha contra el racismo y la marginación no sólo requiere una política más social, esto es, una política no-neoliberal, sino ante todo un claro distanciamiento político de aquellos que se vienen beneficiando de las prácticas neoliberales, de la creciente desigualdad y de los salarios cada vez peores. Una polarización pues en contra de los acaudalados privados y corporativos y sus marionetas políticas. En una palabra:
contra el capital. Únicamente con la práctica de este antagonismo podremos señalar los responsables de la inseguridad social, la pobreza y los miedos existenciales; la regresión social y la falta de solidaridad y combatirlos.
Y de este modo, podremos advertirles a los hombres y mujeres que siguen PEGIDA que la culpa no la tiene el Islam, ni los pagapensiones y refugiados.
Para decirlo de manera informal: ofrecerles a las personas una política alternativa no sólo significa ofrecerles otra política distinta, sino ofrecerles además otro adversario, el adversario real.
Pero de ser así que el espectro político entero desde el centro-izquierda hasta el centro-derecha continúa insistiendo en que (a) la política neoliberal no tiene alternativa y que (b) a los seguidores de PEGIDA y Cía. cabe combatirlos únicamente con un jovenlandesalizante lenguaje antirracista, la miseria no cambiará gran cosa y el descontento, el miedo al descenso y la inseguridad social de la gente seguirá desembocando en el rechazo, general e indiferenciado, de todo “lo político”, los políticos, el Islam y los pagapensiones y refugiados.
Así las cosas, ante todo están llamados los políticos del SPD y Los Verdes a rectificar sus respectivas posturas, que no sólo han de ofrecer nuevas alternativas políticas, sino además ideológicas. Y para ello deberían desarrollar un antagonismo programático. Del CDU/CSU no cabe esperar nada parecido, y lo lamento; este binomio antes irá pescando más adeptos en aguas derechistas. Los primeros acercamientos a PEDIGA ya se han producido, al igual que al AfD, La Alternativa para Alemania.
Para terminar, quisiera remitir a otro artículo de interés: "Die Schuld der politischen Mitte" ("La culpa es del centro político"), que publica el semanario Der Freitag y que, yendo en la misma dirección que el de Albrecht Müller, aporta unos cuantos ejemplos más. Señala, por ejemplo a la fiebre/locura exportadora de Alemania como uno de los elementos del nuevo nacionalismo en la política alemana:
Quien no para de señalar los logros económicos de Alemania, sin relacionar con ellos la precaria situación de otros países miembros de la UE, que al menos en parte resulta del excedente de exportación de la RFA con su política de bajos salarios, vulnera la idea europea y acaba por perfeccionar la imagen del “cercamiento” de los pobres alemanes, supuestamente tan aplicados.
Ten, chuck, para que estudies un poco. Tu hilo parece un chat. De nada.