En el primer capítulo aún se permite dejar a los políticos como inútiles o incluso causantes de males mayores. En el último acaba en un anarquismo durrutiniano, que si llega a durar más, alcanzará la orgia-bukake colectivo.
Entremedio, los únicos personajes asimilables a preppers acaban fatal.
Aún así, varios de los escenarios elegidos tienen novedad, dentro de un género que podría estar exhausto por tanto zombie suelto.