Tengo un Corolla de gasolina y un Xantia 2.0 HDI diésel.
Ambos sobrepasan los 13 años y los 150.000 km.
Ninguno me da problemas.
Quizás el Citröen que cada dor por tres (tres o cuatro años) le tengo que cambiar las bolas, pero me las cambio yo y me cuestan unos 40 pavos, aunque reconozco que gracias a mi hermano tengo un elevador a mano.
Los diésel son una maravilla en consumo, sobre todo en carretera. Y de perezosos nada, a pesar de ser de 90 CV, puedo mantener medias muy por encima de lo legal incluso cargado.
El Toyota lo uso mucho por ciudad, me absorbe bastante, pero como lo compré tirado de precio y no me da un sólo problema, no me decido a cambiarlo por un diésel ya que por poco que me cueste tardaré años en amortizarlo. Estas son las cuentas que la gente no hace cuando compra un coche nuevo o usado.
Si por ejemplo me compro un 1.4 TDI usado por 3.000 pavos, y vendo mi Toyota como mucho por 1.000, serían 2.000 pavos a amortizar supongamos que, tirando por lo alto, 50 euros al mes de ahorro (seguro que más de 20 ó 30 no me ahorraría). Eso serían 40 meses para amortizar la diferencia, eso suponiendo que el 1.4 tdi no me dé averías...mucho riesgo...
En fin, que los coches son una lotería, incluso los alemanes.
Mi hermano mecánico me ha contado muchas veces que los diésel se rompen más, que los talleres están hartos de abrir motores diésel, sobre todo porque los conductores no suelen cuidarlos y porque se les hace muchos kilómetros. Aparte de los fallos de diseño que también los hay.