Linsecte2000
Himbersor
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Ñiñiñiñiñi
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¿Demonizarlo? Nadie demoniza a Salvador Allende, hay ejércitos de historiadores dedicados a intentar reescribir la historia de su desastroso mandato para disimular lo pésimo gobernante que fue.
En el plano económico por querer pasarse de listo con los yankis, expropiando las minas de Chuquicamata y El Teniente sin pagar indemnizaciones, por expropiar mucha tierra productiva para entregarla a camaradas del partido que nada sabían de agricultura (eso provocó que Chile se viera obligado a endeudarse hasta el cuello pars poder importar comida) y no menos importante, aplicó el famoso Plan Vuskovic que debe ser el peor plan económico del que se tenga registro. En menos de dos años Vuskovic (el economista que asesoraba a Allende) dejó a Chile quebrado, con unas deudas astronómicas y una inflación de casi el 1000% (la más alta del mundo en ese tiempo).
O sea, vuelve siempre lo mismo: Ganar tiempo para obtener el poder total.
El Presidente de la República declaraba respetar la ley, la Constitución y la democracia, pero todas sus declaraciones eran de inmediato contradichas por los hechos, ya que todos los compromisos fueron forzados y todas las afirmaciones desmentidas posteriormente por sus actos.
Innumerables documentos de sus asesores y de los dirigentes de los Partidos Políticos que conformaban la Unidad Popular han demostrado que todo su objetivo era ganar tiempo para consolidarse en el poder y para afianzar su posición totalitaria, documentos que culminaron con la carta publicada del señor Fidel Castro, en la cual le recomendaba al señor Allende tratar con la Democracia Cristiana con el solo objetivo de ganar tiempo.
El Partido Demócrata Cristiano, bajo la presidencia del señor Renán Fuentealba, que abarcó parte del año 71, el 72 y hasta después de las elecciones parlamentarias del 73, constantemente denunció este dualismo. Igual ocurrió con la actual directiva.
Acompaño a este respecto algunos documentos.
A este cuadro político se agregan dos hechos que han sido determinantes en el proceso chileno.
El primero, instaurado el gobierno, convergieron hacia Chile varios miles de representantes de la extrema izquierda revolucionaria de América. Llegaron elementos tupamaros del Uruguay, miembros de guerrillas o movimientos extremos del Brasil, de Bolivia, de Venezuela y de todos los países, como hay numerosos casos, por delitos graves inexcarcelables. La Embajada de Cuba se tras*formó en un verdadero ministerio, con un personal tan numeroso que era superior, la sola Embajada de Cuba en Chile, a todo el personal que tenía nuestro país en el Ministerio de Relaciones Exteriores el año 1970. Esto da la medida. Además de ellos, nos vimos invadidos por norcoreanos y otros representantes del mundo socialista.
Hombres conocidos en el continente por sus actividades guerrilleras eran de inmediato ocupados en Chile con cargos en la Administración, pero dedicaban su tiempo muchos de ellos al adiestramiento paramilitar e instalaban escuelas de guerrillas que incluso ocupaban parte del territorio nacional en que no podían penetrar ni siquiera representantes del Cuerpo de Carabineros o de las Fuerzas Armadas.
El segundo, fue la acelerada importación de armas. El Partido Demócrata Cristiano denunció continuamente este hecho. Hay más de cincuenta documentos publicados por el Partido y dados a conocer en el Parlamento respecto a la aseveración. Llevado de su preocupación el PDC presentó un proyecto de ley que fue aprobado y que sirvió de base para iniciar acciones que revelaron la existencia de fuertes contingentes de armas importadas.
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Después del pronunciamiento del 11 de septiembre estas denuncias de la Democracia Cristiana han quedado plenamente confirmadas. Las armas hasta ahora recogidas (y se estima que no son aún el 40 por ciento) permitirían dotar a más de 15 regimientos y eso que una abrumadora proporción aún no ha sido descubierta.
Estas armas son todas de procedencia checa o rusa, armas que jamás ha tenido el Ejército chileno. Por lo demás nadie ignora o descarta en Chile la existencia de estas armas.
Se trata de armas de todo tipo, no sólo automáticas, sino que pesadas, ametralladoras, bombas de alto poder explosivo, morteros, cañones antitanques de avanzados modelos y todo un aparato logístico de comunicaciones, de telefonía, clínicas médicas, etc., para poder concretar esta acción. Se había establecido así un verdadero ejército paralelo.
Nos preguntamos, una vez más, y preguntamos a los dirigentes de la Unión Mundial de la Democracia Cristiana: ¿Qué democracia puede resistir esta situación? ¿Acaso la Democracia Cristiana, sin armas y en consecuencia inerme frente a esta embestida, debía quedar silenciosa? ¿Merece el calificativo de fascista o golpista por el hecho de haber denunciado esta realidad? ¿Pretenden acaso que lo democrático era permanecer mudos, amparando la preparación desembozada de una dictadura impuesta por la fuerza de las armas?
Es efectivo que como consecuencia de este extremismo armado de la izquierda y sin duda amparado por el gobierno, ya que se ha probado que muchos de los bultos que contenían estas armas llegaban consignados a la propia Presidencia de la República, nació inevitablemente un extremismo de derecha también armado. No nos referimos al Partido Nacional, sino a grupos extremistas de derecha, que la Democracia Cristiana nunca dejó de condenar con la misma claridad que a los de extrema izquierda.
El otro elemento digno de considerarse fue la conducción económica. El mundo conoce cuál es el resultado de la gestión económica de la Unidad Popular.
Recibieron un país floreciente, en pleno desarrollo. El cobre, principal producto de exportación, había sido nacionalizado en un 51 por ciento y se había hecho una inversión ya terminada que duplicaba su capacidad de producción. Impulso decisivo existía en la agricultura, en la industria y en otras actividades mineras. El país estaba absolutamente al día en sus compromisos internacionales y había podido en los dos últimos años de la Administración anterior prescindir de créditos externos, salvo algunos destinados a la instalación de nuevas industrias básicas, celulosa, petroquímica, etc., y se había acumulado una reserva que por primera vez el país tenía ascendente a 600 millones de dólares. El único hecho negativo era que la inflación había llegado al 30 por ciento en el último año.
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En estas condiciones la Unidad Popular aseguró que terminaría con la inflación; que nunca más pedirían créditos externos; que aumentaría la producción, independizarían económicamente al país y mejorarían el nivel de vida de la clase trabajadora.
¿Cuál fue el resultado de su gestión?
El mundo la conoce. El total de las deudas líquidas contraídas por la DC durante sus 6 años de gobierno no llegaron a 400 millones de dólares, después de pagar todos sus compromisos internacionales y tener su crédito absolutamente limpio.
En menos de tres años el gobierno de la Unidad Popular que afirmó que no endeudaría al país según su programa, elevó esas deudas en cerca de mil millones de dólares, destinados no a inversión, sino exclusivamente a comprar alimentos para paliar su fracaso en la agricultura. Además de eso dejaron de pagar todas las deudas externas y en dos años se consumieron todas las reservas que les había legado el régimen anterior. Por eso, en vez de independencia, llegaron a la mayor dependencia conocida en Chile.
La inflación en cifras oficiales el gobierno llegó a 323 por ciento en los últimos doce meses, pero los Institutos Universitarios, teniendo consideración que prácticamente el país vivía del mercado neցro, estimaban que ésta superaba al 600 por ciento.
El dólar en el mercado libre se tras*aba al término del gobierno de la Democracia Cristiana a 20 escudos por dólar. En el mes de agosto recién pasado llegaba a los 2.500 escudos por dólar, o sea, una devaluación de más o menos el 12.000 por ciento.
Todos los índices de productividad habían bajado: Industrialmente en más de un 7 por ciento; en la agricultura cerca del 23 por ciento y en la minería aproximadamente en un 30 por ciento. Rubros tan fundamentales como el trigo bajó su producción de 14 millones de quintales término medio en los seis años anteriores, a menos de 8 millones. Muchos institutos de investigación afirman que a menos de 6 millones. La quiebra era total.
3000 gente de izquierdas terroristas?
Eres estulto o es que eres estulto?
No, el gran estadista de sudamerica fue sin lugar a ninguna duda Fidel Castro, sin entrar a valorar los tipos de regimenes que cada gobernante impuso en su pais.
Consiguio que un pais totalmente irrelevante fuese el eje de la politica internacional, consiguiendo un peso politico totalmente desproporcionado al valor de la nacion que representaba.
Chavez nunca perdió ningunas elecciones legislativas la única derrota electoral que tuvo en 12 años de gobierno fue en la cuestión de la reforma constitucional, del resto fueron puras palizas para los opositores que no hacían otra cosa que meterse en sabotajes, conspiraciones y golpes de estado por su incapacidad de ganarle unas lecciones para los puestos clave en el país, ganaban alcaldías y gobernaciones pero nunca por mayoría siempre en minoría apabullante, recuerdo que se pusieron malcriados una vez retirándose de unas elecciones parlamentarias quedando quebrados, debiendo presentarse a las siguientes por la perdida de fuerza política, en cuanto a la cuestión económica pues no se vivió mal con Chavez, mal se vivió cuando llego el burro ahí si que se vivió y se vive mal.¿Fue PINOCHET el mayor estadista de Sudamerica?
¿Qué parámetro quieres usar para medir eso?
Si es por "influencia internacional" (buena o mala) sin duda Fidel Castro se lleva la medalla.
Si es por "el desarrollo", en ese caso la medalla es para Sarmiento, o Roca o Avellaneda, que tomaron un barrizal infame del ojo ciego del mundo (eso era el Virreinato del Río de la Plata para 1860) y lo convirtieron en uno de los cinco países más desarrollados y ricos del mundo (hasta que Perón -el precursor de Chávez- los hundió en el despiporre actual).
Si es por "heroísmo", la medalla sería para el Mariscal Solano López, el gobernante de Paraguay que, siendo una nación pequeña, enfrentó durante SEIS años a la potencia combinada de Brasil, Uruguay y Argentina y no se rindió hasta que sólo quedaron las mujeres y los niños vivos (ya hubiera querido Hitler en Alemania los mismos bemoles de los paraguayos).
Guerra de la Triple Alianza - Wikipedia, la enciclopedia libre
es.wikipedia.org
Si es por el nivel de "acompañamiento popular" (medido en elecciones ganadas y la longevidad de sus Partidos), quizás el primer puesto es para Juan Domingo Perón, que incluso ganó tras años de destierro, o bien para el mismo Chávez. (en ambos casos personajes horrorosos para sus países, pero es lo que tiene el populismo... las masas adoran a los demagogos).
Aquí Perón le da tres vueltas a Chávez, porque Chávez perdió las elecciones legislativas y manipuló las elecciones. Perón ganó limpiamente -y de modo apabullante- en su regreso de 1973 y con todo en contra.
No, el gran estadista de sudamerica fue sin lugar a ninguna duda Fidel Castro, sin entrar a valorar los tipos de regimenes que cada gobernante impuso en su pais.
Consiguio que un pais totalmente irrelevante fuese el eje de la politica internacional, consiguiendo un peso politico totalmente desproporcionado al valor de la nacion que representaba.