MINISTERIO DE MARINA
SECRETO
EXCELENTÍSIMO SEÑOR:
1.- La iniciación de las operaciones en Grecia, así como las noticias relativas a la existencia de tropas alemanas en Rumania, ya la retirada de importantes contingentes germanos del litoral del norte de Francia, hacen pensar en la posibilidad de un cambio en el plan general de guerra establecida, basado en un ataque directo a las Islas Británicas, y en la puesta en ejecución de una acción de gran envergadura en dirección a Palestina.
Todo parece indicar que el objetivo de las operaciones de este invierno es la ocupación del Canal de Suez, atacándolo simultáneamente desde el Este y desde el Oeste.
2.- La situación actual de la guerra pudiera resumirse en los siguientes términos:
La acción política (entrevista del Führer con el mariscal Pétain) parece dirigirse en este último sentido, y en cuanto a la acción militar y diplomática, ambas parecen encaminadas a dominar el Mediterráneo.
3.- El dominio efectivo de este mar, convirtiéndole en una especie de Báltico al margen de la acción de las
fuerzas de superficie inglesas, pues las submarinas siempre tendrán posibilidades de actuar, ya que una obstrucción submarina completa del Estrecho es posible que no se pudiera realizar al menos en mucho tiempo, exige la ocupación de sus dos accesos: Canal de Suez y Gibraltar.
4.- Ante esta situación, basada, es cierto, en elementos de juicio seguramente incompletos, pero que aprecio muy próxima a la real, considero mi deber someter al elevado juicio de V.E. mi punto de vista en orden a una orientación general del plan de acción naval en el caso en que los altos intereses de España, providencialmente en manos de V.E. conviniera nuestra intervención en la guerra.
5.- La ocupación de Gibraltar, o al menos la inutilización de su base naval, requiere, indudablemente, la entrada de España en la guerra al lado, claro está, de las potencias del Eje.
Ahora bien, al entrar España en la guerra frente a Inglaterra es evidente que perderíamos las comunicaciones a través del Atlántico, como las perdió Alemania desde el momento de comenzar el conflicto no obstante disponer de una fuerza naval muy superior a la nuestra. El petróleo, la gasolina, el trigo, y cuantos recursos indispensables para la vida de la nación llegan con más o menos dificultades desde América quedarían cortados. Estos recursos no podrían llegar por el Mediterráneo, porque tendrían que proceder del mar neցro, y mientras los ingleses estén en Alejandría las comunicaciones marítimas en el Mediterráneo oriental están también cortadas, y no nos quedaría, por lo tanto, otra comunicación para abastecer a la nación de víveres, combustible y material de todas clases, que el ferrocarril con Alemania a través de Francia, comunicación ésta a todas luces insuficiente, aún suponiendo que Alemania disponga de lo que nosotros necesitamos en la cantidad suficiente para proporcionárnoslo.
6.- Es evidente que, en estas condiciones, la intervención de España no solamente no reportaría ventajas al Eje, sino que, por el contrario,
le ocasionaría un considerable perjuicio, al tener que atender a nuestras necesidades (que entonces ya serían las suyas) acrecentadas por la guerra sin disponer de las comunicaciones indispensables. Por otra parte, la cuestión de Gibraltar es, en cierto modo, secundaria en orden a la influencia de Inglaterra en el próximo Oriente, mientras cuente con el mar Rojo y el Canal de Suez para sostener a las fuerzas de tierra, mar y aire, que operan en la región.
7.- Parece desprenderse de éstas que, por una razón casi de imposibilidad material, España no intervenga en la lucha en tanto que el canal de Suez esté en poder de los ingleses
8.- Ahora bien, el día que el canal de Suez sea ocupado por las potencias del Eje, la situación cambiará completamente de aspecto. Inglaterra será desalojada del próximo Oriente, y para que el Mediterráneo quede completamente fuera de la acción de las fuerzas navales inglesas y puedan ser plenamente aseguradas las comunicaciones a través de dicho mar, lo que será necesario para conseguir la ordenación económica del viejo mundo,
será preciso inutilizar la base naval de Gibraltar, lo que exigirá la intervención de España en la guerra.
9.- Esta intervención no tendrá en tal caso los inconvenientes señalados en el punto 5, pues disponiendo del Mediterráneo se podría aprovisionar a España por vía marítima a través de este mar, con plena garantía, una vez que quedara en el Estrecho de Gibraltar.
10.- En resumen, todo parece indicar que, antes de la citada caída del canal de Suez, España no entrará en la guerra, pero que tan pronto como dicho canal pase a poder de las potencias del Eje cambiarán fundamentalmente los aspectos de la cuestión, y cabe pensar que V.E. decida nuestra intervención en el conflicto.
11.- La situación, en tal caso, sería, en su aspecto general, la siguiente:
12.- La misión principal de España, consistirá en mantener cerrado el Estrecho por medio de la doble acción de artillería en la costa y de fuerzas de flotilla en la mar. Al Este de este dispositivo ofensivo, la Marina tendrá que asegurar la protección antisubmarina de las comunicaciones mediterráneas como cuestión fundamental, pues de ellas dependería exclusivamente la vida del país y que, por estar más próximas al Estrecho de Gibraltar, con mayor intensidad sufrirían los ataques de submarinos ingleses.
13.- Nuestro litoral del Atlántico quedará expuesto a los ataques ingleses, y en este orden de ideas los lugares más interesantes a defender son:
14.- Es evidente que la defensa del litoral del Norte no puede confiarse a nuestras fuerzas de superficie, enormemente inferiores a las inglesas. Su rendimiento sería absolutamente nulo, o quedarían encerradas en El Ferrol o serían fácilmente destruidas por fuerzas tres o cuatro veces superiores, sin sacar ningún provecho de unos buques que tienen su papel específico e indispensable en la protección antisubmarina del tráfico en el Mediterráneo. Pro otra parte, en las condiciones que habrían de presentarse ninguna fuerza de superficie de alguna importancia podría operar desde Ferrol, porque no habría medio de abastecer de combustible a dicha base.
15.- Ferrol tendrá que ser simplemente
base de submarinos, cuyas necesidades en orden de combustible son mucho menores. Ferrol es además una magnífica posición para atacar desde ella las comunicaciones inglesas.
16.- La pesca, aspecto sumamente importante para nosotros, quedaría notablemente perjudicada y limitada aún con riesgos, a las proximidades de la costa, pues sin poder naval no puede protegerse la explotación de las riquezas del mar, que es una manifestación del ejercicio del dominio del mismo.
17.- Como consecuencia de cuanto antecede, considero previsión que someto a la alta consideración de V.E.:
18.- En lo que a minas se refiere, nuestra situación actual es la siguiente:
Conviene dar carácter de máxima urgencia al alistamiento y construcción de las que están pendientes pues aún todas listas, 5.060 minas es un número muy por debajo de nuestras necesidades.
19.- Con respecto a las Islas Canarias, las minas no tienen aplicación, a causa de la proximidad a la costa de los grandes fondos, y en lo que a fuerzas navales se refiere, sólo podrían actuar como elemento complementario de un conjunto de defensa de costa cuya base principal tiene que ser una defensa artillera de grueso calibre que no existe.
20.- Si los ingleses intentaran algo contra las islas, lo harían con fuerzas similares a las que enviaron contra Dakar, y si Dakar rechazó el ataque fue principalmente por la artillería de 406 milímetros del Acorazado francés “Richelieu”, los submarinos y la aviación. Destinar fuerzas ligeras y en escasísimo número como las nuestras para rechazar un ataque de acorazados es destinarlas a ser destruidas sin rendir lo más mínimo a la defensa o a la ridícula actitud, que no se soportaría fácilmente, de permanecer en puerto siendo blanco de las iras de la gente que, por lo general, no entiende de las cosas de mar y concede la misma importancia a un cañonero que a un “drednought”
(2).
Si se mandaran a Canarias fuerzas de superficie y se produjera el ataque de una agrupación inglesa en la que habría acorazados, como no hay artillería gruesa en la costa, éstos, fuera de todo peligro, bombardearían, el clamor popular pediría la salida de nuestros buques y se produciría exactamente el caso de Santiago de Cuba. Los buques saldrían y serian destruidos, sin conseguir con su sacrificio el más mínimo beneficio a la defensa de las Islas, y nos quedaríamos sin unas unidades que, aunque escasas e incompletas, podrían cumplir su misión en la protección del tráfico mediterráneo, cuyo papel tendría que ser desempeñado, en su defecto, por unidades aliadas, con el consiguiente desprestigio de España.
21.- De estar conforme V. E., procederé con la máxima urgencia a tomar las medidas necesarias para la realización del plan que he tenido el honor de exponer a V.E. de una manera sumaria en los puntos anteriores.
[N. del A.]
(1)Torres Vedras. Población portuguesa, que en el siglo XIX durante las Invasiones Napoleónicas, jugó un papel fundamental en la retirada invasora, gracias a la construcción de las famosas fortificaciones llamadas ‘Linhas de Torres’, que impidieron a las tropas francesas ocupar Lisboa.
(2) Drednought. Tipo de acorazado desarrollado durante la I Guerra Mundial y que fue el precursor de los gigantes que después surcaron los mares en la II Guerra Mundial, como el ‘Bismarck’, ‘Iowa’, ‘Tennesse’, ‘Prince of Wales’ y otros. Una mortífera máquina de guerra en los mares y que estuvo presente en la última contienda de las dos marinas más grandes de su tiempo, la batalla de Jutlandia del 31 de mayo de 1916, la mayor confrontación naval de la historia del mundo por el número de buques empleados, 151 barcos ingleses frente a 101 alemanes, donde la Marina inglesa y la Flota Imperial alemana midieron sus fuerzas por última vez.