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Mensaje Lun Nov 22, 2021 3:02 pm
Hace poco más de un mes se publicaban los devastadores resultados educativos del modelo D en la CAV extraídos de las últimas evaluaciones a la enseñanza en Euskadi. La conclusión de los resultados de este modelo en el que estudian el 77% de los alumnos de la CAV y casi el 100% de los centros públicos era que
el 54,4% de los alumnos del modelo D acababan siendo incompetentes en español o en euskera, el 13,1% de hecho eran incompetentes tanto en español como en euskera. Tan sólo un 15,6% de los alumnos del modelo D tenían un nivel avanzado en euskera.
El revuelo por aquellos resultados sigue dando que hablar, al punto que este fin de semana el diario El País publicaba un artículo con el significativo título: “El bajón de los resultados en bilingüismo revuelve los cimientos de la escuela vasca”.
Obviamente El País no adopta una postura combativa contra la inmersión e imposición lingüística del euskera practicada por el socialismo y sus socios, no obstante lo cual no puede dejar de reseñar los catastróficos resultados de un modelo educativo que no educa. Para empezar no educa en la lengua que se trata de imponer, en la que como se ha indicado sólo un 15,6% de los alumnos alcanzan un nivel avanzado, mientras que al mismo tiempo sólo se consigue que un 20,5% de los alumnos tengan un nivel avanzado en español. Un 13,1% no hablan correctamente ni euskera ni español. Si de lo que se trataba era solamente de imponer el euskera, aunque fuera dinamitando todo el resto de conocimientos y aptitudes, ni esto se ha conseguido más que en un porcentaje marginal.
Lo que sí se ha conseguido con el nacionalismo lingüístico y la imposición es efectivamente dinamitar todo el resto de aptitudes. Es decir, si de todos los estudiantes del modelo D sólo el 15,6% domina el euskera y sólo el 20,5% el español, no ya es que no hablen tal o cual lengua, ¿es que en qué lengua pueden aprender y pensar? Si el 100% de alumnos de colegios públicos estudia en el modelo D, pero sólo el 15,6 domina el euskera, ¿cómo puede aprovechar las clases en euskera de historia, geografía, física o matemáticas? ¿Cuánto entiende y cuánto se le escapa de todo lo que escucha? Puesto que pensamos con palabras, por lo menos lo que se refiere al pensamiento discursivo, ¿cómo piensan los alumnos que no dominan bien ninguna lengua? ¿Se puede pensar bien sin hablar bien una lengua?
l drama del nacionalismo que recoge el artículo de El País, pero que en realidad es el drama de los estudiantes y del futuro de Euskadi, es que en cuanto desaparece el yugo del profesorado los alumnos vuelven a la lengua que dominan, o por lo menos conocen, que por supuesto en su gran mayoría es el español. De este modo incluso en el colegio, a la que pueden, los alumnos hablan en español en el patio. En cuanto salen del colegio por supuesto es lo único que hablan.
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alta a la vista que a lo que se enfrenta la CAV es a un drama social, en el que los alumnos abandonan el sistema educativo público con niveles de formación tercermundistas. Eso sí, después de haber invertido en la formación del alumnado cantidades exorbitadas. Según el citado artículo de El País, el gasto en Educación para cada alumno vasco es de 6.663 euros al año, 1.696 euros más que la media española y 1.166 euros más que Castilla y León, que supera a la CAV sistemáticamente en evaluaciones como la de PISA.
Por supuesto en lo que está el nacionalismo a la vista del problema no es en recuperar a los alumnos para tratar de rescatarlos de un analfabetismo funcional bilingüe, o sea por partida doble,
sino en estudiar la manera de reprimir el uso del español fuera del aulario. Al nacionalismo no le importa otro problema que la construcción nacional de Euskal Herria y la lengua o la educación son meros instrumentos al servicio de este objetivo. En el altar de la construcción nacional, por consiguiente, si hace falta se sacrificará el futuro y la formación de los estudiantes vascos. Podríamos añadir y de los estudiantes navarros. Que el futuro de los estudiantes navarros sea el presente de los estudiantes vascos estamos a tiempo aún de evitarlo. No sólo para evitar la construcción nacional del delirio sabiniano, cosa que a la vista del fracaso de la euskaldunización parece bastante viable, sino para al menos evitar el colapso formativo de varias generaciones de jóvenes navarros que, como los vascos, a falta de dominar ninguna lengua empiezan a usar como jerga primitiva e intermedia para hablar y pensar el euskañol, 6% mal euskera 94% mal español"