El temor al ‘apagón’ agota en las tiendas cocinas de gas, linternas, pilas y otros productos

Epic Failer

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La cuestión no es si habrá un gran apagón, sino cuándo». Con estas palabras, la ministra austriaca de Defensa, Klaudia Tanner, desencadenó a finales de octubre la psicosis en su país, el temor entre sus vecinos centroeuropeos y un recelo global generalizado. En España, el cierre de uno de los dos gasoductos que abastecen al país desde Argelia ha contribuido a alimentar ese miedo a otra catástrofe internacional, mucho más creíble desde la esa época en el 2020 de la que yo le hablo. La frase está en la calle: «Tampoco nos creíamos el bichito y mira luego...». Y aunque los expertos energéticos y la misma Red Eléctrica de España descartan una posibilidad tan grave, la alerta de la ministra austriaca ha vaciado ya las estanterías de cocinas de butano de ferreterías cacereñas como Diosán y Cancho, las bombonas de gas se compran a pares, y el supermercado Maruchi ha vendido tantas velas en las dos últimas semanas como en vísperas de los Santos.

Los ‘kit de supervivencia’ son ahora el equivalente a las mascaras en febrero de 2020, aunque el riesgo tenga proporciones tan dispares. Los más previsores y los más asustadizos ya hacen acopio de velas, pilas, latas de conservas... No hay usuario de internet que no haya recibido por medios de comunicación, redes sociales y distintos portales la lista de los artículos necesarios frente a un ‘gran apagón’. Hay ofertas por doquier de ‘packs de supervivencia’. Entre certezas e ilusiones apocalípticas, el «por si acaso» agota las existencias. «La gente comenta que no sabe si esto pasará o no, pero por si acaso..., por si acaso..., prefieren prevenir. Luego si no pasa nada, dan por bueno lo comprado», explican en ferretería Cancho.

«Estamos notando bastante la compra de estos artículos, hay muchos pedidos, el problema es que de algunos ya no tenemos existencias y unos se reponen y otros no», indica Juan Antonio Dionisio, de ferretería Diosán. «Las cocinas a gas, todas, más grandes y más pequeñas, se han agotado. Tenemos apuntada una lista de espera de entre 30 y 40. Además nos piden linternas, cocinas, camping gas...».

De hecho tampoco quedan las linternas más prácticas, las que son capaces de iluminar toda una estancia a modo de farol. «También hemos preparado una lista de espera. Esta mañana han venido 24 de un modelo concreto que se vende muy bien porque da mucha luz, y estaban todas apartadas, se han acabado al momento», relata Juan Antonio. «He pedido más al proveedor y me dice que no me puede servir, que no queda nada en los almacenes, hay que buscar otro modelo y de momento linternas vamos teniendo menos. Hemos hechos otros pedidos, sobre todo de cocinas, y el problema es que no llegan porque los distribuidores han agotado las existencias. Está todo el mundo esperando a que entren, pero no entran, te dicen que en unos días te lo sirven pero a la hora de la verdad no recibes la mercancía», cuenta mientras atiende a la clientela.

La cadena no funciona porque a los importadores tampoco les llegan los artículos. «Debe pasar lo mismo en otros países y todos pedimos a la vez». Lo bueno, reconoce Juan Antonio Dionisio, es que «de momento los precios de los artículos relacionados con el tema del apagón no han subido. Sí lo han hecho otros por el tema del desabastecimiento de algunas materias», advierte.

Todo ha ocurrido en las tres últimas semanas. «Comenzamos a notarlo y ha ido a más. Vienen sobre todo personas a partir de 50 años, que son las más previsoras, las que siempre se anticipan a estas situaciones para sus familias. Dicen que por si acaso, que por previsión, pero la verdad es que ves que la gente tiene un poco de miedo. A raíz de la esa época en el 2020 de la que yo le hablo ha quedado cierto temor, si no es una cosa, es otra…», comenta este veterano vendedor.

En Ferretería Cancho también perciben de forma evidente la inquietud que se ha producido. «Viene todo el mundo a por linternas, a por pilas, a por cocinas de butano y a por botellas de gas. Lo notamos desde hace una semana a raíz de las noticias del apagón», explican. «Mucha gente te pide el kit completo, incluidas las pilas de repuesto. Todavía quedan bombonas de gas pero las cocinas de momento están todas vendidas». Hay quien se lo ha tomado muy en serio: «El que antes pedía dos bombonas de camping, ahora se lleva diez».

Visto el ritmo de salida de las existencias, el personal de Cancho hizo el pasado lunes un nuevo pedido a sus proveedores. «Nos han dicho que van a mirar si pueden servirnos, pero no sabemos nada más». En cuanto al público, «es gente de todas las edades, aunque principalmente mayores, pero también jóvenes que buscan estos artículos por encargo de sus mayores», desvelan.

En la ferretería Lamagrande, de Gil Cordero, se ha incrementado la venta de los mismos artículos. «Desde que comenzó a hablarse del apagón la gente se lleva braseros, pilas, linternas, productos de gas…, vamos, lo que llama el ‘kit de supervivencia’. Las botellas de camping gas ya son difíciles de reponer», señala una empleada.

Mientras, en el supermercado Maruchi, el tema del apagón ha llegado a las conversaciones del pasillo y de la caja. Está situado en la zona de Llopis y Espíritu Santo, donde muchos clientes se conocen, charlan y comparten impresiones en su tienda de cabecera. «La gente es verdad que pregunta por lo del apagón, tienen cierto miedo a lo que pueda ocurrir y se llevan velas. Compré cinco cajas antes del Día de los Santos y por entonces se vendieron un par de ellas completas. En estas dos últimas semanas ya se han vendido otras dos cajas, en total unas 50 unidades, cuando lo normal son unas 4 al mes», desvela Jesús Brillo, encargado de Alimentación Maruchi.

En realidad se han unido varias situaciones: «El desabastecimiento de mercancías en el mercado internacional, el miedo a la huelga del tras*porte justo antes de Navidad, y ahora el apagón. Todo junto parece una bomba. Quizás lo que menos se teme es precisamente el apagón, unos lo toman a risa y otros se preparan con velas», cuenta el encargado. «Tenemos una gran nave con mercancías de todo tipo, calmamos un poco a la clientela, le decimos que no van a faltar existencias, que si no hay una cosa habrá otra…». En realidad, agrega Jesús Brillo, el auténtico problema de un apagón prolongado sería para las propias tiendas de alimentación y otros sectores que tienen buena parte de sus mercancías refrigeradas. «Las cámaras están ya muy preparadas para no perder frío durante un tiempo, pero las de congelación sí se verían perjudicadas», reconoce.

En los bazares asiáticos de Cáceres, la venta de algunos artículos también sube claramente desde principios de noviembre. Las dos grandes superficies orientales de La Mejostilla explican que la clientela se lleva hornillos de gas, linternas y velas, aunque de momento tienen para reponer.

En el céntrico Rafa y Nieves, frente a los Multicines, el público se lleva ahora productos que tienen habitualmente muy poca salida, como gomas y cabezas reguladoras de gas butano. Así lo explica su propietaria, que también revela que hay más peticiones de linternas, aunque de momento mantienen un abastecimiento normal.

La misma situación se vive en otros lugares de país, por ejemplo en Madrid, donde muchas ferreterías ya no tienen existencias y hasta el mismo Decathlon se ha quedado sin reservas de camping gas. Algunos fabricantes nacionales de este tipo de artículos han comenzado incluso a racionar pedidos para garantizar que siga habiendo stock durante estos meses y no se produzca un desabastecimiento.
 
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