Bueno, revisando las noticias que van saliendo en los artículos reconozco que he pecado de ingenuo al creer que se trataba de un inusual y único gesto de exaltación y memoria de la historia de España por parte de nuestro gobierno. Es una iniciativa privada, y el gobierno no pone ni un duro justificando causas peregrinas. El desprecio y el repruebo gubernamental a la historia de España continúa, solo nosotros, mediante iniciativas privadas como esta o la película de Blas de Lezo, podemos hacer algo al respecto. El gobierno solo se dedicará a torpedear y a promocionar la anti-España.
Una cuarta misión buscará en el Polo Sur al ‘San Telmo’
Una cuarta misión buscará en el Polo Sur al ‘San Telmo’
Una expedición científica, que carece del apoyo de Cultura, rastreará la zona antártica donde 644 náufragos españoles murieron congelados en 1819
Rosendo Porlier y Asteguieta, brigadier de la
División del Mar del Sur, lo vio claro desde el principio. Se despidió en mayo de 1819 así del capitán de fragata Francisco Espelús: “Adiós,
Frasquito, probablemente hasta la eternidad”. Pocos meses después se cumplió su presagio.
El San Telmo, uno de los cuatro buques de la Armada que formaba la expedición militar contra los independentistas de Perú, encalló en la Antártida arrastrado por las corrientes del Estrecho de Magallanes y sus 644 hombres murieron congelados. L
a temperatura media en esta parte del globo es de -53 grados. Tres expediciones científicas españolas, entre 1993 y 1995, intentaron hallar sus restos, pero las pruebas obtenidas no fueron concluyentes. Ahora,
la Fundación Polar Española —entre cuyos patronos se encuentran miembros del Ministerio de Asuntos Exteriores, de Defensa, del Instituto Español de Oceanografía y de diversas asociaciones científicas— va a intentarlo de nuevo. Partirán en septiembre, cuando se cumplen 200 años de uno de los grandes misterios de la historia naval.
El
San Telmo fue botado en 1788 y estaba considerado entonces una de las máquinas de guerra más eficientes del mundo, pero 31 años después de hacerse a la mar —
Guerra de la Independencia de por medio, incluido el desastre de Trafalgar— no era más que un gigantesco cascarón podrido. Sin embargo, era lo único de que disponía la Corona para sofocar las guerras de emancipación. Otro de los barcos que lo acompañaban, el
Alejandro, había sido comprado a Rusia antes de su desguace. Sus cuadernas, quillas o cubiertas se deshacían con los embates de los océanos. Con estos mimbres se formó la
División del Mar del Sur que debía enfrentarse, casi con seguridad antes de llegar a su destino, a los piratas y a las heladas aguas del Polo Sur.
Retrato del brigadier Rosendo Porlier, de autor desconocido, en torno al año 1800. MUSEO NAVAL DE SAN FERNANDO
La expedición la componían además del
San Telmo, de 74 cañones, y del navío
Alejandro, la fragata
Prueba y la mercante
Primorosa Mariana. Tres de las naves lograron zarpar el 11 de mayo, pero el
Alejandro tuvo que hacerlo un día después porque el cabrestante estaba averiado. Nada más cruzar el Ecuador, las imparables vías de agua que lo inundaron le hicieron volver a Cádiz.
En el mar de las Hoces, en homenaje a Francisco de Hoces, el navegante español que lo descubrió en 1526, o estrecho de Drake en honor al pirata inglés que lo visitó en 1578, la flota tuvo que enfrentarse a una descomunal tormenta. En este mar, entre la Antártida y la parte más austral de Chile, se juntan los océanos Atlántico y Pacífico.
Prueba y
Primorosa Mariana consiguieron sortear olas y témpanos, pero el
San Telmo, herido de fin por las averías, se perdió a los 62 grados sur y 70 oeste, justo frente a la Antártida, el 2 de septiembre.
Entre los años 1819 y 1824, los navegantes británicos Smith, Fildes y Weddell tomaron posesión de las Shetland del Sur (Antártida). En la isla Livingston, localizaron restos inconfundibles del
San Telmo (botavaras y vergas), así como señales de matanzas de focas que parecían delatar la presencia de náufragos, tal y como desvelaron los archivos del Almirantazgo británico descatalogados en 1990. El 27 de septiembre de 1821, “en consideración al mucho tiempo tras*currido desde la salida del navío
San Telmo del puerto de Cádiz y dadas las pocas esperanzas que se conservan de que se haya salvado el buque, Su Majestad el Rey ha resuelto, a propuesta del capitán general de la Armada, que sea dado de baja el navío y los hombres que en él viajaban”.
En los años noventa del siglo pasado, tres expediciones, encabezadas por el catedrático de Arqueología de la
Universidad de Zaragoza, Manuel Martín Bueno, descubrieron el lugar donde presuntamente habían fallecido los 644 militares. Hallaron restos de maderas, sandalias y tachuelas de cobre. Miguel Aragón Fontenla, coronel de Infantería y submarinista, fue uno de los investigadores. “No se puede afirmar que sean los restos del
San Telmo. La madera hallada procedía de Oregón [EE UU], según los análisis, y la sandalia podía ser de un fraile [los buques llevaban siempre a bordo un religioso], pero también podía ser de un marino de cualquier barco. Sinceramente, no hay nada concluyente".
Chema Amo, director general de la Fundación Polar Española, cree que “las tres expediciones anteriores no lo hallaron”
. “Encontraron madera en la zona donde las corrientes acumulan todo lo que flota. Nuestra iniciativa parte de la hipótesis de que los testimonios de los marinos ingleses acerca de la arribada del
San Telmo a la zona del cabo Shirreff [también islas Shetland del Sur] son fiables y que, por tanto, cabe localizar sus restos”. Y añade: “A través de este proyecto se pretende sentar un precedente práctico a la incorporación de España a la gestión de sus buques de Estado naufragados en aguas exteriores e incorporar a nuestro país a las líneas de investigación arqueológica altamente tecnificada”.
El 'San Telmo', en labores de fondeo con la segunda ancla, en una acuarela de A. Berlinguero. MUSEO NAVAL DE MADRID
A pesar de ello, el
Ministerio de Culturano lo apoya. Cultura considera que “carece de financiación y no responde al Anexo de la Convención sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático de 2001”. Explican que las comisiones científicas que lo han examinado determinaron que “no dispone de memoria explicativa, un desarrollo claro sobre los criterios y metodologías y medidas relativas a la protección del medio ambiente, de obligado cumplimiento en la Antártida”, entre otras cuestiones.
Pero Chema del Amo sostiene que sí cumplen los requisitos y que sus alegaciones no fueron tenidas en cuenta en la comisión del 13 de septiembre de 2018, por lo que creen que la resolución no es válida. “Sea como sea, partiremos”, sostiene. Con un presupuesto de 150.000 euros de la fundación, establecerán su campamento en el cabo Shirreff (Alvarado para los argentinos). Durante 40 días, se utilizarán para localizar los restos del buque “equipos de alta precisión y, en caso positivo, los buzos entrarán a buscarlo para resolver el mayor enigma naval de la historia de España", asegura.
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Dicho esto, fijaos en el cuadro del capitán del barco, en su mano metida en la chaqueta. Es un gesto inequívocamente masón, no se presta ni a duda:
A mí me resulta súmamente sospechoso que cuando la masonería más atacaba a España promoviendo las independencias americanas, que precisamente el San Telmo acudía a sofocar, y a desestabilizar España (apenas al año siguiente en 1820 los masones liderados por Rafael de Riego darían un golpe de estado entre las tropas destinadas a sofocar las rebeliones en América y acantonadas en Andalucía, esperando la partida inmediata, justificando ante la soldadesca el mal estado de los barcos, y cuyo éxito supondría la independencia definitiva de los territorios en América), se pusiera al mando de la expedición a un masón.
De hecho hay sospechas fundadas de que el último reducto español en América, el Virreinato del Perú (adonde se dirigía el San Telmo),se rindió sin luchar por culpa de los militares liberales como José de la Serna, y que la batalla de Ayacucho fue una patraña. Sucesos en los que también participó otro reconocido masón pro-británico como Espartero, el famoso promotor del arancel librecambista de 1845 favorable a los intereses británicos y causante de los sucesos y bombardeo de Barcelona.
Parece ser que España estaba cuajada hasta la médula de masones traidores en todos los estamentos existentes.