Billy Ray
Será en Octubre
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Nos quejamos y nos sorprendemos de la poca verguenza y de lo rufianes y chorizos de nuestros politicos actuales pero está claro que és algo que viene de largo.
Está arraigado en el caracter español el comportamiento prepotente, déspotico, el egoismo rayando lo enfermizo, el clasismo y el tremendo desprecio hacia los subordinados. El "aquí mandan mis bemoles" y "por mis huevones", cueste lo que cueste (a ser posible las vidas y el esfuerzo de otros), és intrinseco a la mentalidad de nuestros dirigentes a lo largo de la historia.
Los españoles siempre fuimos un pueblo sacrificado, obediente y leal, trabajadores y con grán capacidad de improvisación y adaptabilidad. Gracias a esto vió el mundo a la mejor infanteria de la historia, los tercios.
Pero como siempre, muy pocas veces estuvieron bien dirigidos, muy pocas veces se les reconoció el esfuerzo y el sacrificio, aunque este sacrificio fuera supremo.
Me ha causado pena leer el episodio que refiero en el titulo del hilo, nuevamente he recordado infinidad de situaciones, de anecdotas, de recuerdos de mi propia experiencia que confirman lo anterior.
El episodio és conocido como el motín de Haarlem y paso a tras*cibirlo literalmente del libro "Tercios de España" de los autores Fernando Martinez Lainez y J.Mª Sanchez de Toca:
"El primer motín de los tercios españoles de Flandes se produjo en julio de 1573, poco después de la toma de la ciudad de Haarlem, cuando los soldados llevaban más de dos años sin cobrar.
En el asedio de la plaza, los infantes españoles habian tenido muchos muertos y sufrieron toda clase de privacionesen el crudo invierno holandés. El mismo Julián Romero, legendario maestre de campo de los tercios viejos, perdió un ojo de un arcabuzazo disparado desde las murallas de la ciudad. El grán número de bajas hizo pensar a Fadrique de Toledo, hijo del Duque de Alba, en la inutilidad de proseguir el sitio, pero cuando su padre se enteró le envió un mensaje diciendo que:
"Si alzaba el campo sin rendir la plaza, no le tendria por hijo; que si moria en el asedio él iria en persona a reemplazarle, aunque estaba enfermo y en cama; y que si faltaban los dos, iria de España su progenitora a hacer en la guerra lo que no habia tenido valor o paciencia para hacer su hijo. (Toma ya!!).
Los sitiados se rindieron sin condiciones trás un fracasado intento de socorro del príncipe de Orange. El Duque de Alba ordenó a su hijo pasar por las armas a unos dos mil quinientos defensores valones, franceses e ingleses, ahorcó a varios burgueses principales de la ciudad. Cuatro mil hombres de los tercios murieron en el asedio, por unos trece mil calvinistas, y a los quince dias de entrar en la plaza se produjo la sublevación de los españoles.
El asedio de siete meses habia sido terrible y la tropa se sintió frustarda al enterarse de que la ciudad habia evitado el pillaje CON EL PAGO DE 240.000 FLORINES DE LOS QUE NADA LLEGÓ A LOS SOLDADOS. CUANDO EMPEZARON EL SITIO LES DEBIAN VEINTE PAGAS. Los soldados se amotinaron durante dieciocho dias: el duque de Alba y su hijo Fadrique tuvieron que "tras*igir" y se les pagaron 30 escudos (cada escudo de oro equivalia a 16 reales de plata, en oro unos 90-100 grms de oro las 30 monedas; un puñado de oro por toda la campaña una cosa, vamos). Pero ni el bilioso duque ni su hijo Fadrique encajaron bien aquella indisciplina, y a pesar de los pactado colgaron a los cabecillas y NO PAGARON LOS ATRASOS A ENFERMOS Y HERIDOS. Al tercio lo enviaron a conquistar las ciudades de Alkmaar y Leyden, EMPEÑOS IMPOSIBLES que el tercio consiguió, y a combatir a Luis de Nassau, que entretanto habia invadido provincias leales y marchaba a unirse con Guillermo de Orange."
La narración continua con la subsecuente batalla de Mock, donde los tercios nuevamente saldrian victoriosos. Si un Alejandro, un Julio Cesar, un Napoleón nos hubiera dirigido alguna vez...
Está arraigado en el caracter español el comportamiento prepotente, déspotico, el egoismo rayando lo enfermizo, el clasismo y el tremendo desprecio hacia los subordinados. El "aquí mandan mis bemoles" y "por mis huevones", cueste lo que cueste (a ser posible las vidas y el esfuerzo de otros), és intrinseco a la mentalidad de nuestros dirigentes a lo largo de la historia.
Los españoles siempre fuimos un pueblo sacrificado, obediente y leal, trabajadores y con grán capacidad de improvisación y adaptabilidad. Gracias a esto vió el mundo a la mejor infanteria de la historia, los tercios.
Pero como siempre, muy pocas veces estuvieron bien dirigidos, muy pocas veces se les reconoció el esfuerzo y el sacrificio, aunque este sacrificio fuera supremo.
Me ha causado pena leer el episodio que refiero en el titulo del hilo, nuevamente he recordado infinidad de situaciones, de anecdotas, de recuerdos de mi propia experiencia que confirman lo anterior.
El episodio és conocido como el motín de Haarlem y paso a tras*cibirlo literalmente del libro "Tercios de España" de los autores Fernando Martinez Lainez y J.Mª Sanchez de Toca:
"El primer motín de los tercios españoles de Flandes se produjo en julio de 1573, poco después de la toma de la ciudad de Haarlem, cuando los soldados llevaban más de dos años sin cobrar.
En el asedio de la plaza, los infantes españoles habian tenido muchos muertos y sufrieron toda clase de privacionesen el crudo invierno holandés. El mismo Julián Romero, legendario maestre de campo de los tercios viejos, perdió un ojo de un arcabuzazo disparado desde las murallas de la ciudad. El grán número de bajas hizo pensar a Fadrique de Toledo, hijo del Duque de Alba, en la inutilidad de proseguir el sitio, pero cuando su padre se enteró le envió un mensaje diciendo que:
"Si alzaba el campo sin rendir la plaza, no le tendria por hijo; que si moria en el asedio él iria en persona a reemplazarle, aunque estaba enfermo y en cama; y que si faltaban los dos, iria de España su progenitora a hacer en la guerra lo que no habia tenido valor o paciencia para hacer su hijo. (Toma ya!!).
Los sitiados se rindieron sin condiciones trás un fracasado intento de socorro del príncipe de Orange. El Duque de Alba ordenó a su hijo pasar por las armas a unos dos mil quinientos defensores valones, franceses e ingleses, ahorcó a varios burgueses principales de la ciudad. Cuatro mil hombres de los tercios murieron en el asedio, por unos trece mil calvinistas, y a los quince dias de entrar en la plaza se produjo la sublevación de los españoles.
El asedio de siete meses habia sido terrible y la tropa se sintió frustarda al enterarse de que la ciudad habia evitado el pillaje CON EL PAGO DE 240.000 FLORINES DE LOS QUE NADA LLEGÓ A LOS SOLDADOS. CUANDO EMPEZARON EL SITIO LES DEBIAN VEINTE PAGAS. Los soldados se amotinaron durante dieciocho dias: el duque de Alba y su hijo Fadrique tuvieron que "tras*igir" y se les pagaron 30 escudos (cada escudo de oro equivalia a 16 reales de plata, en oro unos 90-100 grms de oro las 30 monedas; un puñado de oro por toda la campaña una cosa, vamos). Pero ni el bilioso duque ni su hijo Fadrique encajaron bien aquella indisciplina, y a pesar de los pactado colgaron a los cabecillas y NO PAGARON LOS ATRASOS A ENFERMOS Y HERIDOS. Al tercio lo enviaron a conquistar las ciudades de Alkmaar y Leyden, EMPEÑOS IMPOSIBLES que el tercio consiguió, y a combatir a Luis de Nassau, que entretanto habia invadido provincias leales y marchaba a unirse con Guillermo de Orange."
La narración continua con la subsecuente batalla de Mock, donde los tercios nuevamente saldrian victoriosos. Si un Alejandro, un Julio Cesar, un Napoleón nos hubiera dirigido alguna vez...
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