Nefersen
Nuncio Apostólico
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DEBATE DE LA TEORÍA DEL JESÚS HISTÓRICO
Nota Previa: Este debate no está reservado para Aletheia o yo mismo, sino que se agradecerá la participación de todos aquellos que crean poder aportar datos o reflexiones de interés. Sin embargo, a fin de no convertir este hilo en un patio de corrala, se ruega a los intervinientes que sigan tres sencillas reglas:
1) No desviar el punto a debate con temas off-topic, sino ceñirse al punto o enigma planteado para la discusión.
2) Aportar citas textuales o argumentos, y no citas de autoridad o declaraciones ex cathedra, o creencias personales sin apoyo textual o argumental. Si se propone un argumento de un autor respecto a un tema, debe referirse la cita textual, o desarrollar dicho argumento para poder ser rebatido, y no limitarse a postear las conclusiones de dicho autor, sin definir sus argumentos previos.
3) No entrar en descalificaciones personales o insultos, y mantener un tono respetuoso, presuponiendo honestidad intelectual a todos los intervinientes.
Antes de entrar en materia, definiré las dos posturas desarrolladas en el hilo titulado El Cristo Antiguo, donde se analizó la figura de Jesús en los documentos previos a los evangelios (antes del año 70).
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/historia/625719-cristo-antiguo.html
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Las dos posiciones planteadas son las siguientes:
a) La Hipótesis Historicista: Jesús fue un rabino galileo nacido de manera natural, y sin mayor gloria terrenal, quien, tras predicar durante tres años por su región, fue ejecutado (por alguna razón) por los romanos en Jerusalén. Sus discípulos (de alguna manera) se convencieron de que había resucitado, y (de alguna manera) convencieron a su vez a miles de personas (muchas de ellas cultas) para seguir al pie de la letra sus “alucinaciones”, fundando una nueva religión que fue capaz de aniquilar y sustituir a todos los credos existentes en su época. San Agustín sintetiza brevemente esta hipótesis en esta cita (reconociendo su inverosimilitud):
"He aquí tres cosas increíbles que son ya hechos reales. Increíble es que Cristo haya resucitado...; increíble es que el mundo haya creído una cosa tan increíble, e increíble es que hombres de condición humilde e ínfima, pocos e ignorantes, hayan podido persuadir al mundo y a sus sabios de cosa tan increíble." (De Civ. Dei 22,5). San Agustín.
b) La Hipótesis Midrásica: Jesús es la evolución natural de un credo pre-existente, que es el del Mesías Davídico señalado por numerosas escrituras antiguas. Este credo se hallaba extendido por las sinagogas de todo el imperio –por la influencia de la escuela esenia-, desde al menos principios del S. I. Aquellos que creían en Jesús (Yehoshua/Yahvé Salva), creían previamente en la figura del Mesías (el Cristo), tal como era definido por los profetas antiguos, especialmente basado en Isaías y su Siervo Sufriente, (además de Daniel, Ezequiel, Elías y Enoc). Los evangelios dieron una biografía parabólica a este personaje literario previo que, paulatinamente, fue considerada como “histórica” en los siglos subsiguientes.
La hipótesis midrásica no debe confundirse con la hipótesis “miticista”. Ésta argumenta que Jesús es una composición basada en mitos paganos similares que se dieron durante el S. I o antes, tales como Zalmoxis, Dionisos, Mithra y otros. Sin negar la posible influencia de semejantes mitologías en la composición final de algunos textos tardíos, la hipótesis midrásica sostiene que el personaje de Jesús surge, específicamente, a partir de la técnica de midrash –comentario exegético- de las escrituras antiguas hebreas, tal como era practicada por la secta Esenia, y de la que hay amplias referencias en la actualidad. Es decir, que no es un mito pagano más, sino que deriva de su fuente hebrea, y como evolución lógica y natural para el mito previo del Mesías de David, y más concretamente, del Príncipe de la Congregación, Brote de David, adorado por los esenios. (Sobre esta figura, remito a los lectores al hilo llamado El Cristo Antiguo, donde se ha debatido ya su definición).
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/historia/625719-cristo-antiguo.html
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COMENTARIO PRELIMINAR
Oiréis decir a los defensores del Jesús Histórico, que la suya es la hipótesis más “simple” para explicar el fenómeno del cristianismo. En realidad, sus argumentos no son simples, sino “simplistas”, pues, confrontados con la evidencia, su hipótesis genera numerosas contradicciones y enigmas que nunca se explican convincentemente, sino que se disfrazan detrás de argumentos circulares, citas anacrónicas, reinterpretaciones fuera de contexto, ignorancia de evidencias o textos, y otras muchas tretas semejantes, la principal de las cuales suele consistir en la falacia de autoridad ad nauseam. Así, unos apoyan los dictámenes confusos o errados de los otros, y llaman a eso “revisión de pares”, queriendo disfrazar como “ciencia” lo que, en esencia, es un credo en busca de argumentos históricos. Para ello, no dudan en devaluar figura de Cristo hasta puntos realmente ofensivos, con tal de que cuadre en una hipótesis más o menos verosímil –en términos modernos y anacrónicos-.
Como demostración, expondré los susodichos enigmas que se generan a partir de dar por válida la hipótesis de Jesús Histórico, para que Aletheia nos haga una exhibición en vivo de las contradicciones, inverosimilitudes, excusas ad hoc, y especulaciones sin base textual, que suelen acompañar a la racionalización de las numerosas contradicciones de esta teoría.
Seguiré el siguiente protocolo: Señalaré con un título el Punto de Debate. (Ruego a todos que se atengan a esta denominación para señalar que punto concreto están discutiendo, y que no adelantemos los temas a discutir). A partir de definir el punto concreto, estableceré primero la hipótesis historicista; segundo, lo que cabría esperar como evidencia racional o verosímil para dicha hipótesis; tercero, la evidencia existente que contradice esa expectativa racional y que genera un enigma; y cuarto, la explicación de la hipótesis midrásica para dicho enigma (que normalmente, lo resuelve de modo simple, directo, y sin necesidad de excusas ad hoc). Dejaré para Aletheia la explicación al enigma conforme al “credo” historicista. Pretendo de este modo demostrar como la hipótesis midrásica no es sólo la más plausible y simple, sino, en muchos casos, la única posibilidad para explicar el misterio.
Iré progresivamente planteando enigmas para someterlos al debate. Ruego a todos que nos ajustemos a discutir el tema propuesto en el post, y que no vayamos a salto de mata, planteando otras contradicciones que no hayan sido posteadas. Una vez haya expuesto los DIEZ ENIGMAS que he sido capaz de detectar, el debate se abrirá para que se aporten otras contradicciones para la teoría que no estén incluidas en estos puntos.
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Comenzaré esta serie por el siguiente punto:
I. EL ENIGMA DE LOS PRIMEROS TEXTOS CRISTIANOS:
Hipótesis Historicista:
Jesús fue un galileo de incierto origen, que tuvo muchos discípulos en vida, que recogieron sus palabras y hechos, y que iniciaron la propagación de su doctrina conforme a las enseñanzas impartidas por su Maestro.
Evidencia Previsible para la Hipótesis:
Si Jesús tuvo discípulos en vida, es lógico suponer que éstos recogieran sus palabras y hechos por escrito, de modo que no fueran olvidados. Estos textos serían lo primero que deberíamos encontrar en un análisis cronológico de los documentos. Deberían describirlo como Maestro o Rabino, e insistir en sus palabras como fundamento para el credo. Paralelamente, los salmos y rezos deberían irse elaborando poco a poco, ritualizando lo que, en inicio, son sólo una recopilación de anécdotas humanas. Por lógica, aquellos discípulos con más relación directa con el maestro, deberían ser los que escribieran los textos más importantes y más relevantes, citándolo directamente, y refiriendo sus andanzas terrenales en primera persona.
Evidencia Existente:
1. Los primeros textos cristianos son epístolas que se refieren sistemáticamente a citas de profetas antiguos, sin mencionar ninguno de los nombres asociados al relato de Jesús de Galilea. En todos los documentos existentes antes del año 70 (es decir, antes de la probable fecha de redacción de los primeros evangelios), no hay una sola mención a Galilea, a Nazaret, a Pilatos, a los romanos, a María o a José, a Magdalena, o a cualquiera de los dichos, milagros o circunstancias que se narran con posterioridad a esta fecha. Incluyen, eso sí, numerosos salmos y rituales perfectamente elaborados, a sólo 5 o 6 años de su supuesta fin. En ningún momento se menciona la existencia de “discípulos”, con ese término.
2. El principal autor de estos textos es Pablo de Tarso, quien, casualmente, es el único de los apóstoles que admite que NO VIÓ personalmente al personaje. Insiste en que no recibe su Evangelio de “hombre” –por lo tanto, de ninguno de los supuestos discípulos-, sino en visiones de Jesús en el tercer cielo. El aprendizaje de su doctrina no ocurre en Jerusalén o Galilea, sino en un lugar llamado Damasco (que algunos sitúan en Siria, y otros, con más argumentos, en el monasterio esenio de Qumram –conocido por entonces como “Damasco”-. Sobre esta discusión, véase el El Cristo Antiguo).
3. Todos los datos que da sobre Jesús se limitan a una historia arquetípica –que deriva de salmos específicos de Isaías que cita textualmente-. Esta biografía arquetípica se limita a cinco hechos: Nace de mujer-Muere colgado en un madero- Es sepultado – Resucita – Se sienta a la diestra de Dios. Todos estos “hechos”, confesadamente, son “conforme a las Escrituras”, y no conforme a relatos de primera mano. El relato incluye mención a apariciones post-mortem en fecha más o menos reciente, si bien el apóstol se preocupa de señalar que éstas se producen del mismo modo que a él, es decir, en visiones, y no mediante las apariciones corpóreas que narran los evangelios posteriores.
Vemos que la evidencia existente genera una serie de enigmas asociados a este punto:
ENIGMAS (que los historicistas –como Aletheia- deben explicar):
1. ¿Cómo es posible que los primeros textos del Maestro (antes del año 70) no sean sus “dichos y hechos” recogidos por su “discípulos”, sino epístolas con comentarios midrásicos sobre las escrituras antiguas?
2. ¿Cómo es posible que Pablo aprenda todo en “Damasco” –y no en Jerusalén o Galilea-, y que afirme que su evangelio “no lo recibe de hombre” –excluyendo que lo reciba de un discípulo de Jesús- y casi excluyendo, implícitamente, que Jesús sea “un hombre”?
3. ¿Cómo es posible que, a tan pocos años de la fin del profeta, se hayan compuesto himnos y rezos que elevan al rabino como Hijo de Dios, Imagen de la Sustancia de Dios, y otros epítetos grandilocuentes y de contenido teológico?
4. ¿Cómo es posible que en 30.000 palabras dedicadas a Jesucristo, no se mencione ni de refilón que nació en Galilea, o que fue muerto por los romanos, el nombre de sus padres o alguno de sus milagros, o siquiera alguna cita literal de sus palabras? ¿Cómo es posible que todo lo que se diga de él pueda extraerse del Salmo 22 de Isaías, al que los textos se refieren sistemáticamente como toda prueba?
5. ¿Cómo es posible que el único apóstol que reconoce no haberlo conocido en persona, es precisamente el apóstol más importante de este periodo, base para toda la teología posterior –tanto canónica como gnóstica-?
EXPLICACIÓN MIDRÁSICA PARA ESTOS ENIGMAS
1. Los primeros textos son comentarios midrásicos puesto que ése es precisamente el origen del personaje. Evidencia complementaria: El Mesías esenio es generado de manera similar, y sobre las mismas referencias exegéticas, recibiendo el nombre común de Brote de David, es decir, el Nazareno (Nazer=Brote). No se citan sus dichos y milagros, puesto que estos derivan de los textos parabólicos tardíos (conocidos hoy como Evangelios, todos datados con posterioridad al año 70).
2. Pablo no necesita ir a Jerusalén o Galilea para informarse de Jesús, sino que acude a la mayor escuela de midrash del momento, la escuela de Qumram (por entonces llamada Damasco). Siendo experto en estos comentarios exegéticos, no necesita de relatos de primera mano sobre una persona inexistente. Y eso explica que no necesite acudir a Jerusalén, y que en su lugar, vaya a Arabia, y luego regrese a Damasco para pasar tres años allí -justo tres años es el periodo para licenciarse entre los esenios-, antes de reunirse con ningún otro apóstol, los cuales, según su propia confesión, no añaden nada a lo que ya sabe. Afirma que no recibe su evangelio “de hombre”, pues lo recibe directamente de la escrituras y de su lectura profética, entendiendo que ésta visión está dictada por el Espíritu Santo que lo ilumina.
3. Los salmos y rezos y la compleja teología sobre el Mesías están compuestos en época tan temprana, porque han sido desarrollados en las décadas anteriores en el entorno de la secta eseno-nazarena pre-existente. De hecho, es la teología y su comentario lo que genera la identidad del Mesías, y no a la inversa.
4. Ni Galilea ni María ni ningún otro personaje, ni romanos ni Pilatos ni milagros o dichos aparecen en las 30.000 palabras dedicadas a Jesucristo, porque ninguna de estas cosas se habían escrito aún. Todo está extraído de los salmos de Isaías a los que hace mención, y por eso no hay nada que diga que no esté contenido en ellos, y que no sea, como él mismo afirma “conforme a las Escrituras”. Pablo no aporta “pruebas” de lo que dice, porque para esta secta, la palabra de los profetas antiguos es todo lo que necesitan.
5. Pablo es el principal apóstol del periodo por su alta preparación en las técnicas midrásicas. Dado que conoce a Jesús de “primera mano” –en los textos- no hay ningún misterio en que sea él el más importante, y no ninguno de los supuestos discípulos directos de Jesús.
Como vemos, los cinco enigmas quedan perfectamente explicados por la hipótesis midrásica, sin que se tenga que recurrir a UNA SOLA EXCUSA AD HOC para justificarla.
Quedo a la espera de la explicación historicista, para ver si, como ellos afirman, es “la manera más simple de explicar los hechos” o, por el contrario, tiene que recurrir a añadidos, suposiciones, excusas, interpolaciones supuestas, o análisis anacrónicos para justificarse. Estaré alerta para denunciar dichos recursos.
Bienvenidos a todos los participantes y lectores.
Nota Previa: Este debate no está reservado para Aletheia o yo mismo, sino que se agradecerá la participación de todos aquellos que crean poder aportar datos o reflexiones de interés. Sin embargo, a fin de no convertir este hilo en un patio de corrala, se ruega a los intervinientes que sigan tres sencillas reglas:
1) No desviar el punto a debate con temas off-topic, sino ceñirse al punto o enigma planteado para la discusión.
2) Aportar citas textuales o argumentos, y no citas de autoridad o declaraciones ex cathedra, o creencias personales sin apoyo textual o argumental. Si se propone un argumento de un autor respecto a un tema, debe referirse la cita textual, o desarrollar dicho argumento para poder ser rebatido, y no limitarse a postear las conclusiones de dicho autor, sin definir sus argumentos previos.
3) No entrar en descalificaciones personales o insultos, y mantener un tono respetuoso, presuponiendo honestidad intelectual a todos los intervinientes.
Antes de entrar en materia, definiré las dos posturas desarrolladas en el hilo titulado El Cristo Antiguo, donde se analizó la figura de Jesús en los documentos previos a los evangelios (antes del año 70).
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/historia/625719-cristo-antiguo.html
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Las dos posiciones planteadas son las siguientes:
a) La Hipótesis Historicista: Jesús fue un rabino galileo nacido de manera natural, y sin mayor gloria terrenal, quien, tras predicar durante tres años por su región, fue ejecutado (por alguna razón) por los romanos en Jerusalén. Sus discípulos (de alguna manera) se convencieron de que había resucitado, y (de alguna manera) convencieron a su vez a miles de personas (muchas de ellas cultas) para seguir al pie de la letra sus “alucinaciones”, fundando una nueva religión que fue capaz de aniquilar y sustituir a todos los credos existentes en su época. San Agustín sintetiza brevemente esta hipótesis en esta cita (reconociendo su inverosimilitud):
"He aquí tres cosas increíbles que son ya hechos reales. Increíble es que Cristo haya resucitado...; increíble es que el mundo haya creído una cosa tan increíble, e increíble es que hombres de condición humilde e ínfima, pocos e ignorantes, hayan podido persuadir al mundo y a sus sabios de cosa tan increíble." (De Civ. Dei 22,5). San Agustín.
b) La Hipótesis Midrásica: Jesús es la evolución natural de un credo pre-existente, que es el del Mesías Davídico señalado por numerosas escrituras antiguas. Este credo se hallaba extendido por las sinagogas de todo el imperio –por la influencia de la escuela esenia-, desde al menos principios del S. I. Aquellos que creían en Jesús (Yehoshua/Yahvé Salva), creían previamente en la figura del Mesías (el Cristo), tal como era definido por los profetas antiguos, especialmente basado en Isaías y su Siervo Sufriente, (además de Daniel, Ezequiel, Elías y Enoc). Los evangelios dieron una biografía parabólica a este personaje literario previo que, paulatinamente, fue considerada como “histórica” en los siglos subsiguientes.
La hipótesis midrásica no debe confundirse con la hipótesis “miticista”. Ésta argumenta que Jesús es una composición basada en mitos paganos similares que se dieron durante el S. I o antes, tales como Zalmoxis, Dionisos, Mithra y otros. Sin negar la posible influencia de semejantes mitologías en la composición final de algunos textos tardíos, la hipótesis midrásica sostiene que el personaje de Jesús surge, específicamente, a partir de la técnica de midrash –comentario exegético- de las escrituras antiguas hebreas, tal como era practicada por la secta Esenia, y de la que hay amplias referencias en la actualidad. Es decir, que no es un mito pagano más, sino que deriva de su fuente hebrea, y como evolución lógica y natural para el mito previo del Mesías de David, y más concretamente, del Príncipe de la Congregación, Brote de David, adorado por los esenios. (Sobre esta figura, remito a los lectores al hilo llamado El Cristo Antiguo, donde se ha debatido ya su definición).
http://www.burbuja.info/inmobiliaria/historia/625719-cristo-antiguo.html
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COMENTARIO PRELIMINAR
Oiréis decir a los defensores del Jesús Histórico, que la suya es la hipótesis más “simple” para explicar el fenómeno del cristianismo. En realidad, sus argumentos no son simples, sino “simplistas”, pues, confrontados con la evidencia, su hipótesis genera numerosas contradicciones y enigmas que nunca se explican convincentemente, sino que se disfrazan detrás de argumentos circulares, citas anacrónicas, reinterpretaciones fuera de contexto, ignorancia de evidencias o textos, y otras muchas tretas semejantes, la principal de las cuales suele consistir en la falacia de autoridad ad nauseam. Así, unos apoyan los dictámenes confusos o errados de los otros, y llaman a eso “revisión de pares”, queriendo disfrazar como “ciencia” lo que, en esencia, es un credo en busca de argumentos históricos. Para ello, no dudan en devaluar figura de Cristo hasta puntos realmente ofensivos, con tal de que cuadre en una hipótesis más o menos verosímil –en términos modernos y anacrónicos-.
Como demostración, expondré los susodichos enigmas que se generan a partir de dar por válida la hipótesis de Jesús Histórico, para que Aletheia nos haga una exhibición en vivo de las contradicciones, inverosimilitudes, excusas ad hoc, y especulaciones sin base textual, que suelen acompañar a la racionalización de las numerosas contradicciones de esta teoría.
Seguiré el siguiente protocolo: Señalaré con un título el Punto de Debate. (Ruego a todos que se atengan a esta denominación para señalar que punto concreto están discutiendo, y que no adelantemos los temas a discutir). A partir de definir el punto concreto, estableceré primero la hipótesis historicista; segundo, lo que cabría esperar como evidencia racional o verosímil para dicha hipótesis; tercero, la evidencia existente que contradice esa expectativa racional y que genera un enigma; y cuarto, la explicación de la hipótesis midrásica para dicho enigma (que normalmente, lo resuelve de modo simple, directo, y sin necesidad de excusas ad hoc). Dejaré para Aletheia la explicación al enigma conforme al “credo” historicista. Pretendo de este modo demostrar como la hipótesis midrásica no es sólo la más plausible y simple, sino, en muchos casos, la única posibilidad para explicar el misterio.
Iré progresivamente planteando enigmas para someterlos al debate. Ruego a todos que nos ajustemos a discutir el tema propuesto en el post, y que no vayamos a salto de mata, planteando otras contradicciones que no hayan sido posteadas. Una vez haya expuesto los DIEZ ENIGMAS que he sido capaz de detectar, el debate se abrirá para que se aporten otras contradicciones para la teoría que no estén incluidas en estos puntos.
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Comenzaré esta serie por el siguiente punto:
I. EL ENIGMA DE LOS PRIMEROS TEXTOS CRISTIANOS:
Hipótesis Historicista:
Jesús fue un galileo de incierto origen, que tuvo muchos discípulos en vida, que recogieron sus palabras y hechos, y que iniciaron la propagación de su doctrina conforme a las enseñanzas impartidas por su Maestro.
Evidencia Previsible para la Hipótesis:
Si Jesús tuvo discípulos en vida, es lógico suponer que éstos recogieran sus palabras y hechos por escrito, de modo que no fueran olvidados. Estos textos serían lo primero que deberíamos encontrar en un análisis cronológico de los documentos. Deberían describirlo como Maestro o Rabino, e insistir en sus palabras como fundamento para el credo. Paralelamente, los salmos y rezos deberían irse elaborando poco a poco, ritualizando lo que, en inicio, son sólo una recopilación de anécdotas humanas. Por lógica, aquellos discípulos con más relación directa con el maestro, deberían ser los que escribieran los textos más importantes y más relevantes, citándolo directamente, y refiriendo sus andanzas terrenales en primera persona.
Evidencia Existente:
1. Los primeros textos cristianos son epístolas que se refieren sistemáticamente a citas de profetas antiguos, sin mencionar ninguno de los nombres asociados al relato de Jesús de Galilea. En todos los documentos existentes antes del año 70 (es decir, antes de la probable fecha de redacción de los primeros evangelios), no hay una sola mención a Galilea, a Nazaret, a Pilatos, a los romanos, a María o a José, a Magdalena, o a cualquiera de los dichos, milagros o circunstancias que se narran con posterioridad a esta fecha. Incluyen, eso sí, numerosos salmos y rituales perfectamente elaborados, a sólo 5 o 6 años de su supuesta fin. En ningún momento se menciona la existencia de “discípulos”, con ese término.
2. El principal autor de estos textos es Pablo de Tarso, quien, casualmente, es el único de los apóstoles que admite que NO VIÓ personalmente al personaje. Insiste en que no recibe su Evangelio de “hombre” –por lo tanto, de ninguno de los supuestos discípulos-, sino en visiones de Jesús en el tercer cielo. El aprendizaje de su doctrina no ocurre en Jerusalén o Galilea, sino en un lugar llamado Damasco (que algunos sitúan en Siria, y otros, con más argumentos, en el monasterio esenio de Qumram –conocido por entonces como “Damasco”-. Sobre esta discusión, véase el El Cristo Antiguo).
3. Todos los datos que da sobre Jesús se limitan a una historia arquetípica –que deriva de salmos específicos de Isaías que cita textualmente-. Esta biografía arquetípica se limita a cinco hechos: Nace de mujer-Muere colgado en un madero- Es sepultado – Resucita – Se sienta a la diestra de Dios. Todos estos “hechos”, confesadamente, son “conforme a las Escrituras”, y no conforme a relatos de primera mano. El relato incluye mención a apariciones post-mortem en fecha más o menos reciente, si bien el apóstol se preocupa de señalar que éstas se producen del mismo modo que a él, es decir, en visiones, y no mediante las apariciones corpóreas que narran los evangelios posteriores.
Vemos que la evidencia existente genera una serie de enigmas asociados a este punto:
ENIGMAS (que los historicistas –como Aletheia- deben explicar):
1. ¿Cómo es posible que los primeros textos del Maestro (antes del año 70) no sean sus “dichos y hechos” recogidos por su “discípulos”, sino epístolas con comentarios midrásicos sobre las escrituras antiguas?
2. ¿Cómo es posible que Pablo aprenda todo en “Damasco” –y no en Jerusalén o Galilea-, y que afirme que su evangelio “no lo recibe de hombre” –excluyendo que lo reciba de un discípulo de Jesús- y casi excluyendo, implícitamente, que Jesús sea “un hombre”?
3. ¿Cómo es posible que, a tan pocos años de la fin del profeta, se hayan compuesto himnos y rezos que elevan al rabino como Hijo de Dios, Imagen de la Sustancia de Dios, y otros epítetos grandilocuentes y de contenido teológico?
4. ¿Cómo es posible que en 30.000 palabras dedicadas a Jesucristo, no se mencione ni de refilón que nació en Galilea, o que fue muerto por los romanos, el nombre de sus padres o alguno de sus milagros, o siquiera alguna cita literal de sus palabras? ¿Cómo es posible que todo lo que se diga de él pueda extraerse del Salmo 22 de Isaías, al que los textos se refieren sistemáticamente como toda prueba?
5. ¿Cómo es posible que el único apóstol que reconoce no haberlo conocido en persona, es precisamente el apóstol más importante de este periodo, base para toda la teología posterior –tanto canónica como gnóstica-?
EXPLICACIÓN MIDRÁSICA PARA ESTOS ENIGMAS
1. Los primeros textos son comentarios midrásicos puesto que ése es precisamente el origen del personaje. Evidencia complementaria: El Mesías esenio es generado de manera similar, y sobre las mismas referencias exegéticas, recibiendo el nombre común de Brote de David, es decir, el Nazareno (Nazer=Brote). No se citan sus dichos y milagros, puesto que estos derivan de los textos parabólicos tardíos (conocidos hoy como Evangelios, todos datados con posterioridad al año 70).
2. Pablo no necesita ir a Jerusalén o Galilea para informarse de Jesús, sino que acude a la mayor escuela de midrash del momento, la escuela de Qumram (por entonces llamada Damasco). Siendo experto en estos comentarios exegéticos, no necesita de relatos de primera mano sobre una persona inexistente. Y eso explica que no necesite acudir a Jerusalén, y que en su lugar, vaya a Arabia, y luego regrese a Damasco para pasar tres años allí -justo tres años es el periodo para licenciarse entre los esenios-, antes de reunirse con ningún otro apóstol, los cuales, según su propia confesión, no añaden nada a lo que ya sabe. Afirma que no recibe su evangelio “de hombre”, pues lo recibe directamente de la escrituras y de su lectura profética, entendiendo que ésta visión está dictada por el Espíritu Santo que lo ilumina.
3. Los salmos y rezos y la compleja teología sobre el Mesías están compuestos en época tan temprana, porque han sido desarrollados en las décadas anteriores en el entorno de la secta eseno-nazarena pre-existente. De hecho, es la teología y su comentario lo que genera la identidad del Mesías, y no a la inversa.
4. Ni Galilea ni María ni ningún otro personaje, ni romanos ni Pilatos ni milagros o dichos aparecen en las 30.000 palabras dedicadas a Jesucristo, porque ninguna de estas cosas se habían escrito aún. Todo está extraído de los salmos de Isaías a los que hace mención, y por eso no hay nada que diga que no esté contenido en ellos, y que no sea, como él mismo afirma “conforme a las Escrituras”. Pablo no aporta “pruebas” de lo que dice, porque para esta secta, la palabra de los profetas antiguos es todo lo que necesitan.
5. Pablo es el principal apóstol del periodo por su alta preparación en las técnicas midrásicas. Dado que conoce a Jesús de “primera mano” –en los textos- no hay ningún misterio en que sea él el más importante, y no ninguno de los supuestos discípulos directos de Jesús.
Como vemos, los cinco enigmas quedan perfectamente explicados por la hipótesis midrásica, sin que se tenga que recurrir a UNA SOLA EXCUSA AD HOC para justificarla.
Quedo a la espera de la explicación historicista, para ver si, como ellos afirman, es “la manera más simple de explicar los hechos” o, por el contrario, tiene que recurrir a añadidos, suposiciones, excusas, interpolaciones supuestas, o análisis anacrónicos para justificarse. Estaré alerta para denunciar dichos recursos.
Bienvenidos a todos los participantes y lectores.
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