Un Viernes Santo de hace 100 años -2 de abril de 1915- y en pleno auge de la I Guerra Mundial, se produjo en Inglaterra uno de los mayores escándalos en cuanto a amaño de partidos se refiere. Manchester United y Liverpool mancharon la honorabilidad del deporte pactando un 2-0 que dejó a entrenadores, aficionados y prensa impactados por la nula competencia.
Inmersa en la I Guerra Mundial, Inglaterra vivía el 2 de abril de 1915 la última jornada de liga. En Old Trafford, el Manchester se jugaba la permanencia frente a un Liverpool sin aspiraciones en mitad de tabla. Tanto los 'diablos gente de izquierdas' como los 'reds' saltaron al campo con sus onces más competitivos. Las alineaciones entraban dentro de lo normal, pero lo irreal vino tras el pitido inicial.
Graham Sharpe, escritora que investigó el suceso, afirmó que sobre el terreno de juego de Old Trafford se llegaron a jugar dos partidos paralelos. Antes del empezar el partido se dudó de la honorabilidad de todos los jugadores pero nadie pensó en que un suceso como ese ocurriese. La liebre saltó nada más empezar, cuando el jugador del Liverpool, O'Connell, desperdició un penalti de forma clamorosa.
El balón ni si quiera fue hacia la portería lo que levantó más que alguna sospecha en el público y en los entrenadores. Al día siguiente, 'The Guardian' hizo este resumen del encuentro: "El partido fue horroroso, nadie jugó bien". Tal fue el bochorno, que el entrenador del Manchester abandonó el campo antes de tiempo, ante el pésimo espectáculo que se ofrecía.
El resultado final fue 2-0 para el United, que se salvó por un punto mientras que el Chelsea perdió la categoría. El destino quiso que el club londinense no bajase finalmente, puesto que por culpa de la Primera Guerra Mundial, la competición se suspendió y cuando se reestructuró, el Chelsea siguió entre los mejores.
Más tarde, el propio 'The Guardian' destapó que cuatro días antes del partido, siete jugadores de ambos conjuntos se reunieron en el pub Dog and Partridge de Manchester, donde acordaron amañar el partido y apostar por un 2-0 favorable a los locales.
Cuando esta información salió a la luz, los futbolistas Turnbull, West y Whalley, implicados por parte del Manchester, y Fairfoul, Miller, Pursell y Sheldon , por el bando del Liverpool, nunca más volvieron a jugar un partido de fútbol. Las autoridades británicas emprendieron una investigación y decidieron sancionar de por vida a los futbolistas.
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