Durante años nos han convencido de que el fracaso era el primer paso hacia el éxito, pero es todo lo contrario

El timing es fundamental, y por eso el secreto de la mayoría de negocios está en entrar en un nicho que aún está desatendido. El que llega primero tiene una gran ventaja sobre el resto.

Yo encontré un nicho desatendido hace 12 años, metí el morro, me posicioné, empezó a funcionar, empezó a entrar competencia y la apuesta subió. Tuve que contratar una empresa especializada en SEO porque con lo que hacía yo no llegaba, luego tuve que contratar personas dedicadas exclusivamente a dar una atención al cliente inmediata porque si tardaba horas en responder un mail, los clientes se iban a otro sitio, más adelante SEM porque la competencia me enterraba con sus anuncios... No lo hice porque quisiera crecer, sino porque si no lo hacía, la competencia me comía la tostada. La ventaja es que jamás fue pasta de mi bolsillo, siempre fue pasta de los beneficios que ya tenía. Y cada paso fue carísimo. El SEO lo encontré a la segunda, para el SEM tuve que probar con tres agencias distintas, metiendo un montón de pasta mes a mes... Para nada. Hasta que di con los buenos.

Hoy es el día que jodo al mes decenas de miles de euros en proveedores y nóminas. Ya no hay margen para que tres colegas se lancen al ruedo a competir en este sector, ahora el que empiece de cero tiene que meter muuuuucha pasta y cometer muuuuchos errores muy caros antes de descubrir cómo se hacen las cosas bien. Y si aparece alguien con una idea que me desplaza, no tardaré en descubrir lo que hace y replicarlo, metiendo más pasta que él. Los que ya estamos en el ajo tenemos equipos de gente con el ojo ciego pelado en el sector, proveedores que realmente valen la pena y ya hemos cometido esos errores tan caros que te enseñan lo que realmente debes buscar.

Curiosamente hoy quedamos arriba los mismos que estábamos compitiendo hace 10 años.

Muy probablemente el primero que puso una cafetería especializada en las magdalenas aquellas con cosa por encima, fuese el último en cerrar.
También hay que destacar que esto puede suceder a la inversa.
Por ejemplo: montar un Netflix en 2005 donde la gente no está acostumbrada a pagar con tarjeta.
Montarlo 15 años más tarde, cuando ya sí.
 
La gente no sabe lo que es el éxito, ni lo que es el fracaso.

La mayoría de la gente no sabe, ni lo que realmente quiere.

Ni todo el mundo tiene el mismo concepto de ambos términos, ni todo el mundo interioriza emocionalmente esos términos, ni situaciones.

Por lo que no se pueden establecer una doctrina a modo de manual de instrucciones.
 
También hay que destacar que esto puede suceder a la inversa.
Por ejemplo: montar un Netflix en 2005 donde la gente no está acostumbrada a pagar con tarjeta.
Montarlo 15 años más tarde, cuando ya sí.
Sí, claro, el timing puede fallar por demasiado tarde o demasiado pronto. La ventana de oportunidad está limitada a ambos lados.
 
La gente no sabe lo que es el éxito, ni lo que es el fracaso.

La mayoría de la gente no sabe, ni lo que realmente quiere.

Ni todo el mundo tiene el mismo concepto de ambos términos, ni todo el mundo interioriza emocionalmente esos términos, ni situaciones.

Por lo que no se pueden establecer una doctrina a modo de manual de instrucciones.
El éxito tiene mil formas. El fracaso huele siempre igual, créeme.
 
Mi secreto ha sido siempre no inventar la rueda e ir a por el segundo puesto. No innovo jamás, espero que lo haga la competencia y si le funciona, le copio. Siempre facturaré menos que el ganador, pero a cambio voy a tiro hecho, y aún así es caro de huevones.

Efectivamente la guerra barata dura muy poco, lo que tarda un competidor en empezar a meter pasta en serio. El secreto es que para entonces tengas ya un negocio que funciona y puedas tirar de los beneficios para costear esa "escalada bélica".

En el periodo de guerra barata tienes que ser muy rápido porque siempre dura poco. La ventaja de ser pequeño es que eres muy ágil, y dar un volantazo en el negocio no es tan traumático.

Es una estrategia que me parece muy inteligente. Porque, al menos conceptualmente, significa tener los pies muy bien puestos en el suelo, conocer dónde quieres llegar y saber tus fortalezas y tus debilidades.

A mi me hace gracia como, a estas alturas, muchos aún piensan que la figura del empresario es algo hasta prescindible. Claro está, que nunca han dirigido ni un kiosco de pipas.

En casi todos los sectores (y más relacionados con la tecnología...) hay que tomar continuamente decisiones estratégicas sí o sí. Si no las tomas, mueres. Si no tomas las adecuadas, mueres también.

No es que quieras, es que el mercado te obliga. Porque tus competidores lo están haciendo. De ahí luego surgen esas estupideces de que si tienes un buen producto o servicio se venden solos, que las estrategias de marketing o comerciales no sirven de nada y que son todo humo, etc etc. Cuanta gente no se da cuenta de que una empresa es como un ciempiés que si se rompe una pata, deja de avanzar y acabará siendo adelantado.

Ni se imaginan lo agobiante que puede llegar a ser tener que prever los movimientos de la competencia, tener que invertir por huevones en algo que ni siquiera controlas porque sabes que debes hacerlo, estar en el río con fuerte corriente que es el mercado donde si te paras te vas al fondo.
 
El éxito tiene mil formas. El fracaso huele siempre igual, créeme.

Aunque el fracaso sea el mismo, no tiene las mismas consecuencias según las circunstancias de cada persona.

No es lo mismo el fracaso en una persona sin cargas o responsabilidades, que en una persona sin ataduras, o que tenga otras cartas que jugarse.

El éxito, exactamente igual. Tenemos el caso de deportistas (actores, artistas, etc) que no saben administrar el éxito, y caen en la ruina personal, económica, etc.

Por eso digo, que estás frases hechas, y esos discursos, no los veo acertados, porque no se amoldan a la realidad.
 
Es una estrategia que me parece muy inteligente. Porque, al menos conceptualmente, significa tener los pies muy bien puestos en el suelo, conocer dónde quieres llegar y saber tus fortalezas y tus debilidades.

A mi me hace gracia como, a estas alturas, muchos aún piensan que la figura del empresario es algo hasta prescindible. Claro está, que nunca han dirigido ni un kiosco de pipas.

En casi todos los sectores (y más relacionados con la tecnología...) hay que tomar continuamente decisiones estratégicas sí o sí. Si no las tomas, mueres. Si no tomas las adecuadas, mueres también.

No es que quieras, es que el mercado te obliga. Porque tus competidores lo están haciendo. De ahí luego surgen esas estupideces de que si tienes un buen producto o servicio se venden solos, que las estrategias de marketing o comerciales no sirven de nada y que son todo humo, etc etc. Cuanta gente no se da cuenta de que una empresa es como un ciempiés que si se rompe una pata, deja de avanzar y acabará siendo adelantado.

Ni se imaginan lo agobiante que puede llegar a ser tener que prever los movimientos de la competencia, tener que invertir por huevones en algo que ni siquiera controlas porque sabes que debes hacerlo, estar en el río con fuerte corriente que es el mercado donde si te paras te vas al fondo.
Otra cosa muy importante cuando eres pequeño es ser consciente de que tu capacidad de esfuerzo es limitada. No puedo dedicarme a innovar e implantar peras mentales a ver lo que pasa. Es mucho más rentable dedicar mi esfuerzo a atender a clientes que ya tengo, y si veo que alguien hace algo que funciona, copiarlo.

He conocido gente que iba a por todo y al final morían enterrados en trabajo. Todo lo que quieras hacer nuevo, todo, va a generar una serie de problemas que ni te imaginas al principio. Va a exigir un largo periodo de pruebas donde vas a perder clientes, tiempo, dinero y esfuerzo, va a volverte loco de mil maneras y si no eres capaz de llegar hasta el final vas a tener algo que no funciona y te ha comido cientos de horas de trabajo útil y te ha puesto la cabeza como un bombo.

Todo lo subcontratable, debe ser subcontratado. Pero todo lo que se subcontrata debe ser revisado al milímetro. Si dejas hacer a un programador, terminas con un programa que hace mil cosas, pero no se adapta como un guante a las necesidades de tus clientes, porque esas las conoces tú, no tu programador.
 
Bueno, en negocios el timing es fundamental.
Cosas que no te funcionan ahora, quizás en dos años sí.

Ejemplos:
Las tablets/ipad.
Los cambios de regulaciones.
Los modelos por suscripción.
Los vapers.
Trading en diferentes ciclos.
Tener razón demasiado pronto es indistinguible de no tenerla. Howard Marks.

Por cada uno de esos ejemplos te puedo poner 100 de falacia de los costes hundidos y de "tirar buen dinero después del malo".
 
El éxito tiene mil formas. El fracaso huele siempre igual, créeme.
Exacto. Tolstói se equivocaba cuando decía que las familias felices se parecen y las desgraciadas lo son cada una a su manera. Es al revés, todas las desgraciadas tienen una serie de factores en común, las felices hallan cada una su propio camino.
 
Mi secreto ha sido siempre no inventar la rueda e ir a por el segundo puesto. No innovo jamás, espero que lo haga la competencia y si le funciona, le copio. Siempre facturaré menos que el ganador, pero a cambio voy a tiro hecho, y aún así es caro de huevones.

Efectivamente la guerra barata dura muy poco, lo que tarda un competidor en empezar a meter pasta en serio. El secreto es que para entonces tengas ya un negocio que funciona y puedas tirar de los beneficios para costear esa "escalada bélica".

En el periodo de guerra barata tienes que ser muy rápido porque siempre dura poco. La ventaja de ser pequeño es que eres muy ágil, y dar un volantazo en el negocio no es tan traumático.
Es la paradoja de las leyes de potencia de Pareto. Puedes optar a ser el número 1 en algo y una nulidad en el resto. O bien estar entre el 20% mejor en varias cosas, lo cual paradójicamente te hace mucho más raro y valioso.
 
Es la paradoja de las leyes de potencia de Pareto. Puedes optar a ser el número 1 en algo y una nulidad en el resto. O bien estar entre el 20% mejor en varias cosas, lo cual paradójicamente te hace mucho más raro y valioso.
Supongo que cada negocio y cada emprendedor encuentra su dinámica. Yo descubrí que mi estrategia óptima era seguir la rueda del número 1 y en cuanto hace algo que es evidente que pita, copiarlo.

Luego, claro, tienes que tener tus puntos fuertes y potenciarlos. Si eres un segundón en todo te vas a comer los mocos.
 
Supongo que cada negocio y cada emprendedor encuentra su dinámica. Yo descubrí que mi estrategia óptima era seguir la rueda del número 1 y en cuanto hace algo que es evidente que pita, copiarlo.

Luego, claro, tienes que tener tus puntos fuertes y potenciarlos. Si eres un segundón en todo te vas a comer los mocos.
No hablo de ser un mediocre en nada. Hablo de no ser el mejor en nada, pero sí estar entre los buenos en muchas cosas.

El famoso ejemplo del VW Golf o el Toyota Corolla. No es la mejor caja en nada, pero es buena en todo lo que hace.
 
En realidad es muy fácil. Quien fracasa una vez lo experimentará más veces. Otra cosa es que si no tienes contexto ni herencia tengas todos los puñeteros números para fracasar que, por cierto, en realidad sólo implica la ruina económica.

Me recordáis a los votantes en su mundo de fantasía, piruleta y eterno Madrid-Farça.
 
Exacto. Tolstói se equivocaba cuando decía que las familias felices se parecen y las desgraciadas lo son cada una a su manera. Es al revés, todas las desgraciadas tienen una serie de factores en común, las felices hallan cada una su propio camino.

Na, Tolstói no se equivocaba, y con la edad te vas dando cuenta.

Un ejemplo claro es el tema de la salud... Hay miles de enfermedades distintas, y cada una te da un tipo de infelicidad diferente. La infelicidad que da un cáncer no se parece en nada a la que da una esquizofrenia, y ésta no se parece en nada a la que da una esclerosis lateral amiotrófica, y ésta no se parece en nada a la que da un autismo, etc. En cambio, salud sólo hay una y toda la gente sana es más parecida entre sí que estos diferentes enfermos de distintas enfermedades entre sí.

Con las desgracias de la vida pasa lo mismo: es muy diferente una familia tocada por la pobreza que una tocada por el alcoholismo que una tocada por la fin prematura de una progenitora que una tocada por un padre que abusa sexualmente de sus hijos, etc.

Cada desgracia es tan especial que te aboca a la incomprensión de los que no han pasado por esa misma desgracia, mientras que la felicidad es tan sencilla que todo el mundo la entiende.

Con el tema empresarial pasa lo mismo: hay mil maneras de cagarla, y sólo unas pocas de tener éxito.

Otra cosa es que luego el famoso "survival bias" nos haga centrarnos más en los casos de éxito y en las pequeñas diferencias entre ellos. Pero si nos centráramos en los casos de fracaso y los analizáramos a fondo, veríamos mucha más variedad.
 
Na, Tolstói no se equivocaba, y con la edad te vas dando cuenta.

Un ejemplo claro es el tema de la salud... Hay miles de enfermedades distintas, y cada una te da un tipo de infelicidad diferente. La infelicidad que da un cáncer no se parece en nada a la que da una esquizofrenia, y ésta no se parece en nada a la que da una esclerosis lateral amiotrófica, y ésta no se parece en nada a la que da un autismo, etc. En cambio, salud sólo hay una y toda la gente sana es más parecida entre sí que estos diferentes enfermos de distintas enfermedades entre sí.

Con las desgracias de la vida pasa lo mismo: es muy diferente una familia tocada por la pobreza que una tocada por el alcoholismo que una tocada por la fin prematura de una progenitora que una tocada por un padre que abusa sexualmente de sus hijos, etc.

Cada desgracia es tan especial que te aboca a la incomprensión de los que no han pasado por esa misma desgracia, mientras que la felicidad es tan sencilla que todo el mundo la entiende.

Con el tema empresarial pasa lo mismo: hay mil maneras de cagarla, y sólo unas pocas de tener éxito.

Otra cosa es que luego el famoso "survival bias" nos haga centrarnos más en los casos de éxito y en las pequeñas diferencias entre ellos. Pero si nos centráramos en los casos de fracaso y los analizáramos a fondo, veríamos mucha más variedad.
¿Y qué propones hacer al respecto?
 
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