A don Juan de Arguijo, veinticuatro de Sevilla:
A persuasión de algunas personas que deseaban estas Rimas solas y manuales, salen otra vez a luz, honradas del nombre de vuestra merced, indicio que su censura y autoridad no las desprecia. Todos buscan quien ampare, yo quien emiende; que más quiero ser entendido que defendido, porque con los ignorantes no vale la ciencia, ni la grandeza con la malicia. Y pues es más justo buscar quien lea y entienda, así acertase el libro en lo que trata, como en ir a vuestra merced, a quien guarde Dios muchos años.