Malditos Bastardos
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Las MATANZAS de JORNALEROS REPUBLICANOS en Palma del Río (Córdoba) por tropas franquistas, durante la guerra de España y años siguientes
En los pueblos de Andalucía la guerra fue de clases, una minoría privilegia de terratenientes que ostentaba el dominio de toda la tierra contra el proletariado jornalero sin tierra. A Palma del Río se le llamó Palma la Roja en los primeros meses de la Guerra, por su valiente resistencia al golpe de estado fascista. En los años 30, en Palma del Río 12 familias, menos de 40 personas, detentaban el 80% de las tierras del termino municipal. El resto pertenecía a unas 300 personas. Mas de 2.000 campesinos sin tierras, dependían totalmente del trabajo que quisieran darles aquella oligarquía de grandes terratenientes para malamente subsistir. En Andalucía existían 2 millones de campesinos sin tierras.
La vida de estas personas era perversos e indigna, casas pobres, cohabitación en promiscuidad, sin agua corriente, chozas de adobe y trabajo manual sin higiene ni sanidad, familias sin seguridad alimentaria, mortalidad infantil por encima del 10%, niños sin escolarizar, trabajando desde los 7 años por la comida, analfabetismo del 70-80%. En los años 30, destacaban en la defensa de los trabajadores la CNT, la FNTT-UGT, y las JSU. El 14 de abril de 1931, Palma del Río como toda Andalucía vibró en una explosión tricolor de alegría Republicana, con la esperanza en el reparto de tierras a los campesinos. El pueblo lo manifestó de forma pacífica y esperanzada, aunque la plaza de toros, símbolo de la oligarquía, fue incendiada por jornaleros que utilizaron sus piedras para construirse casas. Durante el bienio progresista se realizó el plan de riego del Medio Guadalquivir, y se prepararon las expropiaciones de fincas. Pero la derecha dura del bienio neցro paralizó toda esta política agraria. Los terratenientes se enfrentaron a las organizaciones campesinas, “Que te dé de comer la República”. Su objetivo era enterrar la reforma agraria.
El 18 de julio Queipo de Llano se sublevó en Sevilla. Los falangistas de Palma del Río exigieron a la Guardia Civil que se sublevara. Braceros y campesinos cercaron el cuartel, hubo disparos, enfrentamientos, bombardeos, muertos, fusilamientos, finalmente rindieron a guardias y derechistas. Los lideres obreros de Palma crearon un Comité de Defensa de la República, presidido por José España Algarrada de las JSU. Se organizó una milicia para la defensa, requiso de armas, puestos de guardia, comités de suministro y abastecimiento. La población preparó su defensa, controles, puentes del Genil y Guadalquivir, carreteras, cruces estratégicos. Se requisó el grano y alimentos de los terratenientes, se confiscaron reses, por primera vez en sus vidas los campesinos palmeños comieron carne de toro. Palma del Río fue un núcleo Republicano irradiador de resistencia a los pueblos vecinos: Posadas, Fuente Palmera, Hornachuelos, Puebla de los Infantes, Peñaflor y Lora del Río.
Pero llegaban las tropas fascistas fuertemente armadas. Palma la Roja era de capital importancia por la comunicación entre Córdoba y Sevilla. El Comandante Baturone atacó con 2 columnas, y el Comandante jovenlandesales y el Capitan Tello con las fuerzas de la Remonta de Écija. Durante el 26 de Agosto apenas pudieron avanzar por la fuerte resistencia de los palmeños, pero la intensa carga artillera abrió brecha, y una larga columna de familias fue evacuada por el Comité Republicano. Cuando el 27 de agosto los franquistas entraron en Palma un tercio de la población había huido. Los terratenientes, sedientos de sangre, hicieron pasar a Palma del Río a la historia de los horrores mas brutales que los militares franquistas cometieron en Andalucía. El terrateniente Felix Moreno Ardanuy clamaba “¡voy a apiolar a 10 jornaleros por cada toro muerto!”.
En la Plaza del Ayuntamiento los terratenientes seleccionaban a los campesinos, que eran conducidos al fondo de un corralón, donde eran ametrallados. La sangre obrera corría por las calles, las mujeres gritaban de terror, suplicaban por sus hijos, hermanos, compañeros, la guardia civil las recibían a culatazos. Mas de 350 campesinos murieron asesinados aquel fatídico día, casi el 10% de la población, por el delito de luchar por la libertad, la tierra y por una vez quitarse el hambre. La represión siguió durante largos días y meses en forma de asesinatos, torturas, violaciones, rapados, ricino y paseos por el pueblo a redoble de tambor para mayor escarnio de las mujeres.
Mas de 32 personas fueron asesinadas en los meses siguientes. Tras la Guerra continuó la represión y el terror. Los palmeños que volvieron encontraron a la guardia civil, al juez militar Lopez Lara, y los consejos de guerra, los fusilamientos, torturas, cárceles, coacciones. Fueron asesinadas hasta 40 personas. La represión contra los vencidos tuvo mil caras, ley de responsabilidades políticas, paro forzoso del vencido, negativa de cartilla de racionamiento, acoso de los franquistas, el hambre constante durante los años 40 y parte de los 50 en toda la España vencida, la población encarcelada en prisiones y en sus pueblos.
No hubo ni una familia en el pueblo que no tuviera un fusilado. El primogénito del criminal Félix Moreno llegó a ser alcalde facista de Sevilla, y su 3ª generación siguen siendo los dueños y señores de las tierras del pueblo. Nadie pago por aquella masacre, olvidados y traicionados por los alcaldes de la “tras*ición”. La fosa común del cementerio de Palma del Río contiene unas 108 víctimas producidas entre 1936 y 1940: La matanza del 27 de agosto fue la más fatídica, con la entrada de las tropas nazionales y los fusilamientos en el tristemente conocido Corralón de Don Félix.
La vida de estas personas era perversos e indigna, casas pobres, cohabitación en promiscuidad, sin agua corriente, chozas de adobe y trabajo manual sin higiene ni sanidad, familias sin seguridad alimentaria, mortalidad infantil por encima del 10%, niños sin escolarizar, trabajando desde los 7 años por la comida, analfabetismo del 70-80%. En los años 30, destacaban en la defensa de los trabajadores la CNT, la FNTT-UGT, y las JSU. El 14 de abril de 1931, Palma del Río como toda Andalucía vibró en una explosión tricolor de alegría Republicana, con la esperanza en el reparto de tierras a los campesinos. El pueblo lo manifestó de forma pacífica y esperanzada, aunque la plaza de toros, símbolo de la oligarquía, fue incendiada por jornaleros que utilizaron sus piedras para construirse casas. Durante el bienio progresista se realizó el plan de riego del Medio Guadalquivir, y se prepararon las expropiaciones de fincas. Pero la derecha dura del bienio neցro paralizó toda esta política agraria. Los terratenientes se enfrentaron a las organizaciones campesinas, “Que te dé de comer la República”. Su objetivo era enterrar la reforma agraria.
El 18 de julio Queipo de Llano se sublevó en Sevilla. Los falangistas de Palma del Río exigieron a la Guardia Civil que se sublevara. Braceros y campesinos cercaron el cuartel, hubo disparos, enfrentamientos, bombardeos, muertos, fusilamientos, finalmente rindieron a guardias y derechistas. Los lideres obreros de Palma crearon un Comité de Defensa de la República, presidido por José España Algarrada de las JSU. Se organizó una milicia para la defensa, requiso de armas, puestos de guardia, comités de suministro y abastecimiento. La población preparó su defensa, controles, puentes del Genil y Guadalquivir, carreteras, cruces estratégicos. Se requisó el grano y alimentos de los terratenientes, se confiscaron reses, por primera vez en sus vidas los campesinos palmeños comieron carne de toro. Palma del Río fue un núcleo Republicano irradiador de resistencia a los pueblos vecinos: Posadas, Fuente Palmera, Hornachuelos, Puebla de los Infantes, Peñaflor y Lora del Río.
Pero llegaban las tropas fascistas fuertemente armadas. Palma la Roja era de capital importancia por la comunicación entre Córdoba y Sevilla. El Comandante Baturone atacó con 2 columnas, y el Comandante jovenlandesales y el Capitan Tello con las fuerzas de la Remonta de Écija. Durante el 26 de Agosto apenas pudieron avanzar por la fuerte resistencia de los palmeños, pero la intensa carga artillera abrió brecha, y una larga columna de familias fue evacuada por el Comité Republicano. Cuando el 27 de agosto los franquistas entraron en Palma un tercio de la población había huido. Los terratenientes, sedientos de sangre, hicieron pasar a Palma del Río a la historia de los horrores mas brutales que los militares franquistas cometieron en Andalucía. El terrateniente Felix Moreno Ardanuy clamaba “¡voy a apiolar a 10 jornaleros por cada toro muerto!”.
En la Plaza del Ayuntamiento los terratenientes seleccionaban a los campesinos, que eran conducidos al fondo de un corralón, donde eran ametrallados. La sangre obrera corría por las calles, las mujeres gritaban de terror, suplicaban por sus hijos, hermanos, compañeros, la guardia civil las recibían a culatazos. Mas de 350 campesinos murieron asesinados aquel fatídico día, casi el 10% de la población, por el delito de luchar por la libertad, la tierra y por una vez quitarse el hambre. La represión siguió durante largos días y meses en forma de asesinatos, torturas, violaciones, rapados, ricino y paseos por el pueblo a redoble de tambor para mayor escarnio de las mujeres.
Mas de 32 personas fueron asesinadas en los meses siguientes. Tras la Guerra continuó la represión y el terror. Los palmeños que volvieron encontraron a la guardia civil, al juez militar Lopez Lara, y los consejos de guerra, los fusilamientos, torturas, cárceles, coacciones. Fueron asesinadas hasta 40 personas. La represión contra los vencidos tuvo mil caras, ley de responsabilidades políticas, paro forzoso del vencido, negativa de cartilla de racionamiento, acoso de los franquistas, el hambre constante durante los años 40 y parte de los 50 en toda la España vencida, la población encarcelada en prisiones y en sus pueblos.
No hubo ni una familia en el pueblo que no tuviera un fusilado. El primogénito del criminal Félix Moreno llegó a ser alcalde facista de Sevilla, y su 3ª generación siguen siendo los dueños y señores de las tierras del pueblo. Nadie pago por aquella masacre, olvidados y traicionados por los alcaldes de la “tras*ición”. La fosa común del cementerio de Palma del Río contiene unas 108 víctimas producidas entre 1936 y 1940: La matanza del 27 de agosto fue la más fatídica, con la entrada de las tropas nazionales y los fusilamientos en el tristemente conocido Corralón de Don Félix.