Dí con orgullo. Sí, yo también tuve un despiste descomunal. Explicalo aquí y nos descojonamos todos

Eldenegro dijo:

Jarl!!! Que acabo de encontrar una foto de un asadero con gente de internet en el monte (¿alguien se acuerda del MIRC?)

Pues nada... estaba por alli con mi "hermano cibernetico", un fantasma de mucho cuidado y bueno.... montamos un show alli. El kbron no aviso que tenia esposas. (es el que va sin camisa, el otro soy yo)

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Eldenegro dijo:

Jarl!!! Que acabo de encontrar una foto de un asadero con gente de internet en el monte (¿alguien se acuerda del MIRC?)

Pues nada... estaba por alli con mi "hermano cibernetico", un fantasma de mucho cuidado y bueno.... montamos un show alli. El kbron no aviso que tenia esposas. (es el que va sin camisa, el otro soy yo)

Se le ve muy goloson...cuidadin con algunas KDDS.:XX:

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Radiopatio dijo:

Os voy a contar una anécdota altísimamente demigrante para que sepáis hasta que punto se me va la pinza, me despisto y meto la pata.

La tarde de un lejano sábado unos colegas y yo fuimos a la gasolinera a por algunas bebidas que faltaban para hacer botellón en una finca. El colega que conducía aparcó justo enfrente de la puerta de la tienda. Entré y compré un par de cocacolas de 2 litros y un paquete de tabaco marca Lucky Strike.

Al salir de la tienda mi cabeza andaba más o menos por las cercanías de Plutón, no sé en qué estaría pensando, la cuestión es que me metí de nuevo en el coche, asiento de atrás, con la bolsa de cocacolas, las dejé a mi lado resoplando y tras estar unos segundos mirando al techo me percaté de que no había nadie más en el coche. Me quedé extrañado, miré hacia atrás y ví unas espantosas cortinillas, miré hacia delante y en el retrovisor había colgado un floripondio ambientador de lo más feo, luego me percaté de que la tapicería era distinta. Todo era distinto.

Salí del coche apresuradamente porque me había metido en el coche de un tío que, justamente estaba a punto de abrir la portezuela del conductor. Me vió salir a toda prisa con la bolsa y posiblemente con cara de susto. Le pedí disculpas y el pavo no dijo ni mú, solo me miraba con una cara como si me fuese a dar de palos inminentemente. Unos pocos metros adelante estaba el coche de mi colega, que se había movido para aparcar mejor, todos flipando con la escena. Al alejarnos de la gasolinera el pavo aún no se había metido en el coche y me seguía con la mirada.

Es obvio decir que todo esto fue motivo de abundante mofa, que aún se sigue recordando.

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