Prácticamente todos tenemos nuestros miedos, y los que nos diferencia a unos de otros son los mecanismos para ocultarlos, sobrellevarlos, posponerlos. Lo paradójico es que son estos mecanismos los que más dicen de nosotros, y no los miedos que tenemos. Así un macho alfa-agresivo como al que aspira medio subforo del ático, lo será por el miedo al rechazo, el sentimiento de vulnerabilidad le supera y reacciona agresivamente contra el potencial compromiso y lo que representa. Irónicamente esta actitud potencia su atractivo entre un porcentaje nada poco apreciable de mujeres que ven a través de las formas un fondo que no existe.
Pero nadie es culpable de sus miedos, requiere paciencia, estudio y meditación superarlos, y en este mundo es complicado: porque no se enseñan y porque el frenesí no invita a conseguirlas; sin embargo es más fácil convivir con ellos, y ahí sí somos culpables en las forma que decidimos que sea.
Una forera dijo una vez que el estado de confianza no se consigue teniendo todo bajo control, sino soltando el control de todo; llegando a un estado de paz, a un estado de amor interno en el que se acepta y abraza todo lo que venga. Tiene razón, el problema de esto es que requiere trabajarse uno mismo y sufrir en el proceso; y en una sociedad hedonista como la nuestra la pérdida de un segundo de placer es una tragedia de proporciones burbujianas. Así que en esas estamos, tierra de miedosos y cobardes donde cada uno intenta ocultarlo a costa del dolor de los otros, en el momento inmediato sin importar la correlación que ello pueda tener su desarrollo, creyendo que sus acciones no determinan su ser.
Corolario: Una persona que haya alcanzado algo de paz, parecera un mierdecilla al lado de los machos-alfa de nuestra sociedad. Sólo me queda determinar a ojos de quién.