Covadonga, ¿real o mito?

En realidad, casi todo lo que sabemos sobre la batalla de Covadonga nos lo cuentan unas crónicas que se redactaron en Asturias en torno al año 880 (casi 2 siglos despues) : la llamada Crónica de Alfonso III neogoticista (de la que existen dos versiones) que es un cuento del Rey para hacerse descendiente e los reyes visigodos y la Crónica de Albelda.

 
La Reconquista que no existió

“La batalla de Covadonga jamás existió. En todas las crónicas cristianas anteriores al año 883 no aparece nunca” Aparece en primer lugar en la cronica neogoticista de Alfonso III, que es un completo fake.

“Ese relato neogotico de la batalla está literalmente copiado de un pasaje de la Biblia. En estos primeros relatos medievales aparece el rey Pelayo derrotando a los caldeos, un pueblo mítico del actual Iraq, en lugar de a los fiel a la religión del amores. Eso se debe a a que es un relato copiado de la Biblia, concretamente del libro del Éxodo del viaje de Moisés al Mar rojo y del Libro Primero de los Jueces”, zanja el profesor.



La batalla de Covadonga quizá fue “una simple escaramuza motivada por la exigencia de tributo”.

Y, ¿cómo un encontronazo militar menor que es posible que ni tan siquiera existiera se convierta en el arranque de un periodo que se conoce como Reconquista que se prolonga durante más de 700 años? El concepto nace de los cronistas de los reinos cristianos “cuando recuperaron lo que se llama el ideal neogótico” por el que “los reyes de Asturias, luego de León y luego de Castilla se proclaman descendientes y legítimos herederos de los reyes godos”.
 
Henry Kamen: no hay pruebas, ni físicas ni documentales, de la existencia del legendario primer rey astur Pelayo, tampoco de que tuviera relación alguna con Covadonga, ni que tuviera lugar ninguna batalla decisiva que marcara el destino del país

«Pelayo, al igual que otras figuras míticas similares de la historia de otros pueblos, asume en la tradición el papel extraordinario de la persona que contribuye a remediar la pérdida de su país. Como ocurre con todos los demás mitos fundacionales, Pelayo es, en esencia, una ficción, porque no hay forma de documentar con precisión su existencia ni sus hazañas»; destaca Kamen que abunda en que «ni una sola crónica cristiana ni fiel a la religión del amora escrita en las décadas siguientes menciona siquiera la batalla y lo más probable es que quienes promovieron la leyenda fueran los cronistas a las órdenes del rey de León, Alfonso III, quien más de un siglo después quiso reclamar para su corona el liderazgo de la lucha contra los fiel a la religión del amores».


Kamen destaca que acudiendo a los documentos no hay crónicas cristianas hasta finales del siglo IX (casi dos siglos después de la mítica batalla) y fiel a la religión del amoras hasta el siglo XII, (mas de 4 siglos) todas con información poco «fiable» y en ocasiones con datos «contradictorios», con un Pelayo que puede ser asturiano, godo.... que a veces es coronado antes de la batalla y otras veces después. El hispanista también pone en duda que Covadonga fuera realmente lugar de ninguna confrontación y apunta que la imaginería que rodea el lugar nace en realidad en el siglo XIX; «en las últimas décadas de esa centuria, cuando el santuario todavía estaba cubierto por la vegetación y el culto a la virgen apenas existía, el clero se dedicó a crearle una presencia activa erigiendo estatuas y rezando».
 
En resumen, rechazo de las fuentes porque sí.

Anti-Historia.
No las rechazo pero tampoco me las como tal cual, hago una lectura diferente, a la luz de las nuevas evidencias.
No soy iconodulo…

Y ya está todo eso refutado.

Vives en los años 70, cuando causaron mucho impacto las sencilladas de Vigil y Barbero, ya refutadas, y se empezó a leer a Barrau Dihigo, ya refutado.
Me parece que lo que refutas solo es una defensa numantina del viejo legado albornoziano, pero te recuerdo que Numancia también cayó. Es mas, tan cerrada defensa de lo antiguo no tiene por fin preservar una verdad historica sino mantener una construcción ideologica relativamente reciente (fines del s. XIX-principios s.XX): la “Nacion Española”.

En efecto, cada pueblo se inventa sus mentiras, lo que no es malo, lo malo es no entender la función de tales mitos. Un famoso decía: “los mitos son el corazón de todo pueblo, un pueblo sin mitos es un pueblo sin alma”, es decir, en camino a la extinsion. Como sea, el hecho es que luego esas mentiras se convierten en verdades comunes, verdades nacionales. Por esa epoca los judíos a través del sionismo desempolvan (según ellos) la “donación hipotecaria” que Dios les hizo de Palestina; los pueblos del Imperio Austro-hungaro caen en cuenta que cada uno tienen alas para volar solos; alemanes e italianos levantan la mano, polacos, bálticos también, de entonces arranca el nacionalismo ucraniano… la lista es larga, España no fue la excepción.

A esta etapa hiper-nacionalista pertenece la actual “Historia” oficial española y sus “profetas” Menendez-Pelayo, Sanchez-Albornoz y otros ‘evangelistas’ menores). Ahora bien, toda “Historia” debe tener un principio, en este caso, el “principio de la Nacion Española”, ¿pero donde situar ese ‘principio’? Entonces, como diría el clásico: “En un principio (Gen 1:1)…”, estos profetas de la nueva era historiográfica nos lo situan en el 718 (o ¿722?), en una cueva asturiana (mas bien cántabra, a manera de humilde pesebre), ahí plantan la semilla (a manera de aquella de mostaza, Mateo 13:31-32) de lo que saldrá el gran árbol español. Y por “redentor” nos presentan a un tal Pelagio, que obra el milagro de “resusitar” la España fallecida en Guadalete, ¿o en La Janda?, vaya Ud a saber donde realmente fue.

Qué de 718 a 808 vayan 80 años es relevante, porque los abuelos de los contemporáneos de Alfonso el Casto vivieron en tiempos en que Pelayo reinó. Igual que no cuela decir ahora que Franco no existió, que en realidad era un cacique local y la Guerra Civil un invent.
El testigo vivo en 808 para tener conciencia de lo visto en 718 deverian tener en aquel momento como minimo 10 años, entonces hablamos de 90 años, una edad increíble para la gente de aquella época.

Tampoco las fuentes fiel a la religión del amoras niegan su existencia. De hecho es una extravagancia posmoderna

Pero los analfahistóricos a lo vuestro, que es repetir idioteces indocumentadas pensando que son lo máximo.
La Crónica Mozárabe (Toledo 784) no cita a Pelayo
El Ajbar machmúa o Ajbar es una crónica de mediados del siglo XI, trecientos años depues de la supuesta batalla de Covadonga
al-Maqqari (1578-1632) escribe en el siglo XVII

Munuza no era cristiano

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y Pelayo, que en efecto tenía algunas tierras en la zona de Cangas,
Si se refiere al documento denominado Pseudo-Pelayo (el solo nombre le indica por donde va el asunto) por la que un personaje de ese nombre hace donación al monasterio de Santillana de una heredad en Campo-Longo, a decir de Carlos Floriano (asumo que sabe de él) es calificado como: “una falsa atribución de un tetimonio documental defectuosamente leído y equivocadamente interpretado. Hoy (sigue diciendo Floriano) con un mayor conocimiento y merced a un mas detenido estudio, nos da mas bien la sensación de una falsificación moderna, forjada sobre el tenor de un documento privado del siglo XII o comienzos del XIII, y ello no muy habilidosamente. En cualquier caso el testimonio es, en absoluto recusable

pero no era un simple terrateniente local, sino un sobrino del rey Rodrigo y espatario en Toledo. Su hermana figura en el ciclo cronistico que escoges ignorar por puro analfahistorismo.
Si, ya se, y descendiente de Leovigildo y Recaredo… meparto:

Y lo de la hermana de Pelayo es de risa, primero aparece como novia de Alfonso, el mismo que luego termina casado con la sobrina (la hija de Pelayo). Parece guion de telenovela.

Asturias llevaba cinco siglos bajo dominio romano y todo, no estaba en la Prehistoria y no tenía una economía pastoril.
Y mas de trescientos años bajo dominio suevo, el más oscuro de aquellas épocas
Asturias fue débilmente romanizada, pero Cangas estaba en la parte de los cántabros, un pueblo cuya economía descansaba en dos pilares: ovejas y pillaje
 
Españoles acomplejados inventando mitos y batallitas.

No les vale de nada que innumerables historiadores , desde jovenlandeses a europeos refuten sus invenciones o que el Reino de Asturias nunca existió.

Pateticos
Batalla o escaramuza altamente mitificada. Pero como pasa con cualquier batalla medieval tras*mitida a través de los juglares.
Escaramuza que dió comienzo a la reconquista. El mito es ese, simplemente haber sido la primera, el "hasta aquí" de una parte de los cristianos del norte (geográficamente hablando).

Militarmente no tuvo nada reseñable ni novedoso, ni en cuanto a armamento, técnica ni nada.
 
Escaramuza que dió comienzo a la reconquista. El mito es ese, simplemente haber sido la primera, el "hasta aquí" de una parte de los cristianos del norte (geográficamente hablando).

Militarmente no tuvo nada reseñable ni novedoso, ni en cuanto a armamento, técnica ni nada.
Ese "hasta aquí" fue establecido muchos años después en un scriptorium de Oviedo
 
Henry Kamen: no hay pruebas, ni físicas ni documentales, de la existencia del legendario primer rey astur Pelayo, tampoco de que tuviera relación alguna con Covadonga, ni que tuviera lugar ninguna batalla decisiva que marcara el destino del país

«Pelayo, al igual que otras figuras míticas similares de la historia de otros pueblos, asume en la tradición el papel extraordinario de la persona que contribuye a remediar la pérdida de su país. Como ocurre con todos los demás mitos fundacionales, Pelayo es, en esencia, una ficción, porque no hay forma de documentar con precisión su existencia ni sus hazañas»; destaca Kamen que abunda en que «ni una sola crónica cristiana ni fiel a la religión del amora escrita en las décadas siguientes menciona siquiera la batalla y lo más probable es que quienes promovieron la leyenda fueran los cronistas a las órdenes del rey de León, Alfonso III, quien más de un siglo después quiso reclamar para su corona el liderazgo de la lucha contra los fiel a la religión del amores».


Kamen destaca que acudiendo a los documentos no hay crónicas cristianas hasta finales del siglo IX (casi dos siglos después de la mítica batalla) y fiel a la religión del amoras hasta el siglo XII, (mas de 4 siglos) todas con información poco «fiable» y en ocasiones con datos «contradictorios», con un Pelayo que puede ser asturiano, godo.... que a veces es coronado antes de la batalla y otras veces después. El hispanista también pone en duda que Covadonga fuera realmente lugar de ninguna confrontación y apunta que la imaginería que rodea el lugar nace en realidad en el siglo XIX; «en las últimas décadas de esa centuria, cuando el santuario todavía estaba cubierto por la vegetación y el culto a la virgen apenas existía, el clero se dedicó a crearle una presencia activa erigiendo estatuas y rezando».

Desmoralización. Ya cansa el revisionismo neցrolegendario.
 
No las rechazo pero tampoco me las como tal cual, hago una lectura diferente, a la luz de las nuevas evidencias.
No soy iconodulo…


Me parece que lo que refutas solo es una defensa numantina del viejo legado albornoziano, pero te recuerdo que Numancia también cayó. Es mas, tan cerrada defensa de lo antiguo no tiene por fin preservar una verdad historica sino mantener una construcción ideologica relativamente reciente (fines del s. XIX-principios s.XX): la “Nacion Española”.

En efecto, cada pueblo se inventa sus mentiras, lo que no es malo, lo malo es no entender la función de tales mitos. Un famoso decía: “los mitos son el corazón de todo pueblo, un pueblo sin mitos es un pueblo sin alma”, es decir, en camino a la extinsion. Como sea, el hecho es que luego esas mentiras se convierten en verdades comunes, verdades nacionales. Por esa epoca los judíos a través del sionismo desempolvan (según ellos) la “donación hipotecaria” que Dios les hizo de Palestina; los pueblos del Imperio Austro-hungaro caen en cuenta que cada uno tienen alas para volar solos; alemanes e italianos levantan la mano, polacos, bálticos también, de entonces arranca el nacionalismo ucraniano… la lista es larga, España no fue la excepción.

A esta etapa hiper-nacionalista pertenece la actual “Historia” oficial española y sus “profetas” Menendez-Pelayo, Sanchez-Albornoz y otros ‘evangelistas’ menores). Ahora bien, toda “Historia” debe tener un principio, en este caso, el “principio de la Nacion Española”, ¿pero donde situar ese ‘principio’? Entonces, como diría el clásico: “En un principio (Gen 1:1)…”, estos profetas de la nueva era historiográfica nos lo situan en el 718 (o ¿722?), en una cueva asturiana (mas bien cántabra, a manera de humilde pesebre), ahí plantan la semilla (a manera de aquella de mostaza, Mateo 13:31-32) de lo que saldrá el gran árbol español. Y por “redentor” nos presentan a un tal Pelagio, que obra el milagro de “resusitar” la España fallecida en Guadalete, ¿o en La Janda?, vaya Ud a saber donde realmente fue.


El testigo vivo en 808 para tener conciencia de lo visto en 718 deverian tener en aquel momento como minimo 10 años, entonces hablamos de 90 años, una edad increíble para la gente de aquella época.


La Crónica Mozárabe (Toledo 784) no cita a Pelayo
El Ajbar machmúa o Ajbar es una crónica de mediados del siglo XI, trecientos años depues de la supuesta batalla de Covadonga
al-Maqqari (1578-1632) escribe en el siglo XVII



Ver archivo adjunto 1491996




Si se refiere al documento denominado Pseudo-Pelayo (el solo nombre le indica por donde va el asunto) por la que un personaje de ese nombre hace donación al monasterio de Santillana de una heredad en Campo-Longo, a decir de Carlos Floriano (asumo que sabe de él) es calificado como: “una falsa atribución de un tetimonio documental defectuosamente leído y equivocadamente interpretado. Hoy (sigue diciendo Floriano) con un mayor conocimiento y merced a un mas detenido estudio, nos da mas bien la sensación de una falsificación moderna, forjada sobre el tenor de un documento privado del siglo XII o comienzos del XIII, y ello no muy habilidosamente. En cualquier caso el testimonio es, en absoluto recusable


Si, ya se, y descendiente de Leovigildo y Recaredo… meparto:

Y lo de la hermana de Pelayo es de risa, primero aparece como novia de Alfonso, el mismo que luego termina casado con la sobrina (la hija de Pelayo). Parece guion de telenovela.


Y mas de trescientos años bajo dominio suevo, el más oscuro de aquellas épocas
Asturias fue débilmente romanizada, pero Cangas estaba en la parte de los cántabros, un pueblo cuya economía descansaba en dos pilares: ovejas y pillaje
El uso legendario de problemas con mujeres que desencadenan una guerra es bastante frecuente, no solo Troya. En Roma hay varios casos y también es una de las leyendas que giran en torno al 711.
 
Todo movimiento nacionalista necesita mitos fundacionales, es cierto, pero Hispania-España desborda completamente la concepción nacionalista tan necesaria como justificación de naciones mucho más recientes. Nuestro modo de pensar no es libre y nunca lo será porque lo hacemos bajo la tutela de una disciplina de pensamiento, que es como la geografía sobre la que se actualizan constantemente nuestras cosas humanas, o como el aire que respiramos, no libre de cierto poder narcótico. La libertad de pensamiento no existe en tanto no pongamos bajo la lupa el modo en que lo hacemos, que es la causa de todo lo demás, siendo sus efectos las ideas y las opiniones estrechamente ligadas a la forma en que tamicemos los datos y las sensaciones que nos llegan de fuera. La colonización cultural que padecemos -innegable a estas alturas- nos impide abordar nuestra historia bajo otros baremos en los que mismas palabras pueden evocan conceptos distintos. Misma forma, diferente sustancia. El propio sustantivo de nación vale para identificar tribus -naciones indias, por ejemplo- o estados políticos constituidos entorno a lugares y etnias concretos en la Europa resultante de la R. Francesa. La disputa sobre la nación española, sobre su origen, sobre la fecha de su fundación, nos deja bien claro que el uso del término bajo la estructura moderna -nación política (estado) y fronteras concretas- no tiene mucho que ver, o no necesariamente, con el lugar geográfico, pues tan nación pudo ser una tribu errante como otra sedentaria con escasa capacidad para establecer fronteras y defenderlas. Sin embargo, pocos cuestionarían la naturalidad evolutiva de pueblos que acaban asentándose en un territorio concreto y que con el paso del tiempo alcanzan el estatus de estados en sentido moderno. Este concepto vale para explicar algunas naciones políticas "endogámicas" y es precisamente su endogamia la que les confiere carta de naturaleza. Ejemplos tenemos para apreciar el diferente trato que tiene el término nación si se trata de la nación vasca, gallega o catalana -pongan otras a su conveniencia- y la española. Es fácil entender que no se pueden defender ambos conceptos al mismo tiempo porque el reconocimiento de uno excluye al otro. Si hay una nación española todas las demás serían expresiones particulares de esa nación, cuando en realidad lo que se pretende es buscar lo particular, lo excepcional -el mito aquí es esencial y al parecer menos molesto- en dialéctica con lo "otro". Ese proceso "contractivo" que busca sacudirse de la "normalización", podría no tener fin hasta que se viera reducido a la insignificancia más absoluta, pero ese no es el plan. Si tan legítimas son esas aspiraciones habría que "confiar" en que una mano invisible las condujera a su esencia sin intervención de ninguna mente prodigiosa que estableciera el "desde cuándo y hasta dónde"...

Hay casos paradigmáticos como el alemán, cuyo estado tiene tiene siglo y medio de existencia pero pocos discutirían la "alemanidad" de los alemanes y por tanto su "derecho" a constituirse como un estado soberano. Su "re-unificación" fue de hecho considerada un éxito universal, como si todos los que no somos alemanes tuviéramos esa espinita clavada en nuestro corazón sangrante. Se había hecho justicia a "pesar de todo" y no tuvimos el menor problema en pasar página como si algo sobrenatural nos estuviera confirmando la idoneidad del evento.

Las guerras de religión suscitadas por la "reforma" nos evocan de inmediato una lucha entre católicos y protestantes, entre la España inquisitorial y su poder abusivo, y los librepensadores germánicos... Pocos centrarán su mirada en el cogollo de la cuestión, como fue la lucha religiosa entre alemanes apoyados respectivamente por otras "naciones". La derrota o la victoria parcial de aquellos sucesos, según se mire, no cuestiona la naturalidad alemana, en parte porque su problema religioso ha quedado para la posteridad como una lucha entre España y los pueblos "oprimidos" por Roma.

Ellos tiene su Sigfrido, como los francos su Roland y ambas historias son de deliciosa lectura, de las que sabemos que son pura ficción, o dicho de otro modo, la proyección en esos héroes de las virtudes populares entorno a los cuales se quiso dotar de "alma" a pueblos enteros. Y ahí está el "conceto". Puesto que son pura fantasía nadie discute su historicidad de manera que su efecto como cemento y cimiento cultural queda totalmente a salvo. Y nosotros, pobre de mí, que los tenemos reales, de carne y hueso, con independencia de los suntuosos vestidos con que los vistamos, nos quedamos sin ellos porque los hay que piensan que fue demasiado vestido para cuerpo tan insignificante.

¿No aprecian la dialéctica entre el realismo y el idealismo? El idealismo es intocable porque es como un duende capaz de actuar pero inasequible al debate riguroso, en tanto el realismo es siempre cuestionable porque tendrá alguna tacha tan humana que lo haga poco apreciable. ¿No sería más lógico el triunfo de una figura humana real, con todas sus taras, que un ángel celestial convertido en un héroe nacional? ¿Todavía no han comprendido el alcance de su sometimiento a la colonización cultural germánica?

La "nación española" es participativa en tanto el nacionalismo decimonónico es atributivo; va desde la particularidad hacia la puesta en común creando espacios en los que todos podemos encontrar nuestra participación en algo más grande. La patria chica y la progenitora patria no son términos contradictorios sino lineales, evolutivos, racionalmente mejores por su riqueza pero que no impone -necesariamente- una ruptura con el doble flujo.

Pero... el modelo que ofreció España al mundo es demasiado católico, demasiado realista, demasiado dogmático, en fin, demasiado teniendo en cuenta la ansiedad de otros modos de entender al hombre y sus jerarquías humanas y divinas. No es posible entender a España y a la Hispanidad desde claves protestantes y anglosajonas, a la sazón, el espíritu cultural sobre el que se articula nuestro pensamiento moderno. La mayor libertad está en darse cuenta de cómo pensamos, no qué pensamos, y actuar en consecuencia. Si sus bases filosóficas son germánicas, no busquen entender la españolidad a menos que no les moleste encontrase con un subproducto que los ubique en la "subordinación fundante" en la que todo lo bueno será por parecido razonable con sus mitos de subordización y lo malo como, todo aquello que no puede tener encaje en su modo de subordinarse.

Hubo un punto de inflexión en la Hispania invadida que dio origen a nuestra "reunificación" y luego al imperio más humanista de la historia; humanista porque sus afanes prosaicos caminaron junto a otros más celestiales, lo que nos devuelve al hombre íntegro, al hombre verdadero, al que es por lo que hace y no por dónde nace o lo que piensa o dónde pace.
 
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