Sigo prefiriendo llevarlo a no llevarlo.
Y de hecho, lo llevo en la bicicleta. No es tan grande como el de caza, ni tiene doble filo, pero me da confianza llevarlo. Por los jabalíes. Y por los perros. Con que me ahorre la mitad de horas de cirugía, habrá merecido la pena acarrear su peso.