Araco
Madmaxista
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En mi opinión poner algo como primordial es muy difícil.
Por un lado los adalides o caciques españoles eran excepcionales; ya en su tiempo El Cid era admirado por jovenlandeses y cristianos. Un cacique es un hombre que "atrae" la fortuna, sabiendo los mejores lugares donde acampar, fijarse en los animales, las reacciones de los hombres; es decir una intuición mezclada con una amalgama de conocimientos fuera de serie.
Es tal el reconocimiento a estos individuos que los almogavares de la Gran Compañía Catalana no tienen problemas en admitir a Roger de Flor, siendo un extranjero, como cacique.
Por otro lado el soldado español desciende de una larga estirpe de lealtad, pues ya en los tiempos de los iberos se ligaban por juramento a sus jefes, e incluso se comenta que la resistencia de Numancia fue tal debido a esta lealtad.
Juntémosle también por otro lado que una pieza central de España es la reconquista de la cual vienen, y por tanto todo ese ambiente católico del cual queda impregnada la nación donde solo se puede alcanzar la gloria en el mundo espiritual, lo cual fortalece aún más la sociedad española.
Es entonces, con el fin de la reconquista, cuando queda ese eco donde el hombre fuerte podía coger lo que estuviera al alcance de su mano. Y es ese eco el que impulsa a estos hombres hacia el nuevo mundo.
Cortes llega en un momento bastante propicio donde esta la leyenda del retorno de los dioses barbardos que trajeron la cultura a los mexicas por un lado, y por otro una fuerte animadversión entre por decirlo así el bloque azteca y el bloque tlaxalteca.
Esto es en cierta forma una repetición ya ocurrida en el mundo maya que siempre anda rebotando en la estructura interna de las ciudades estados basada en la guerra no como un medio directo hacia la conquista desde una percepción europea, sino como un medio para adquirir bienes sacrificiales que permitirán a los reyezuelos locales hacer salir el sol...
Por otro lado se da la cuestión de que Cortes consigue hacerse prontamente con dos interpretes. La famosa Doña Marina que habla el lenguaje de los mayas y los aztecas y Gerónimo de Aguilar, que conoce el maya y el español. Por medio de estos dos ex-esclavos teje una fuerte red de alianzas.
Creo por tanto que se ve la división entre unos hombres con valor en busca de algo más guiados por un líder que no le hace ascos a servirse de incluso esclavos, y una sociedad anquilosada en los mismos rituales.
Así que para mi la conquista es clara, los españoles por la espada y la palabra consiguen hacer crecer su influencia atrayendo a los enemigos de los aztecas que se ven ante un cambio que no saben muy bien como interpretar en mi opinión como ya he nombrado por la avispada mente de la que darán muestra en toda la conquista los caciques y el valor de sus hombres. Una muestra de dicho valor podemos verlo en Diego de Ordás y otros dos españoles coronando el volcán Popocatépelt e introduciéndose en su interior para conseguir azufre con el que fabricar polvora. Tal acto causó tanta admiración que fue recompensando incluso por el emperador Carlos V, y no digamos la admiración causada entre los indios.
Por un lado los adalides o caciques españoles eran excepcionales; ya en su tiempo El Cid era admirado por jovenlandeses y cristianos. Un cacique es un hombre que "atrae" la fortuna, sabiendo los mejores lugares donde acampar, fijarse en los animales, las reacciones de los hombres; es decir una intuición mezclada con una amalgama de conocimientos fuera de serie.
Es tal el reconocimiento a estos individuos que los almogavares de la Gran Compañía Catalana no tienen problemas en admitir a Roger de Flor, siendo un extranjero, como cacique.
Por otro lado el soldado español desciende de una larga estirpe de lealtad, pues ya en los tiempos de los iberos se ligaban por juramento a sus jefes, e incluso se comenta que la resistencia de Numancia fue tal debido a esta lealtad.
Juntémosle también por otro lado que una pieza central de España es la reconquista de la cual vienen, y por tanto todo ese ambiente católico del cual queda impregnada la nación donde solo se puede alcanzar la gloria en el mundo espiritual, lo cual fortalece aún más la sociedad española.
Es entonces, con el fin de la reconquista, cuando queda ese eco donde el hombre fuerte podía coger lo que estuviera al alcance de su mano. Y es ese eco el que impulsa a estos hombres hacia el nuevo mundo.
Cortes llega en un momento bastante propicio donde esta la leyenda del retorno de los dioses barbardos que trajeron la cultura a los mexicas por un lado, y por otro una fuerte animadversión entre por decirlo así el bloque azteca y el bloque tlaxalteca.
Esto es en cierta forma una repetición ya ocurrida en el mundo maya que siempre anda rebotando en la estructura interna de las ciudades estados basada en la guerra no como un medio directo hacia la conquista desde una percepción europea, sino como un medio para adquirir bienes sacrificiales que permitirán a los reyezuelos locales hacer salir el sol...
Por otro lado se da la cuestión de que Cortes consigue hacerse prontamente con dos interpretes. La famosa Doña Marina que habla el lenguaje de los mayas y los aztecas y Gerónimo de Aguilar, que conoce el maya y el español. Por medio de estos dos ex-esclavos teje una fuerte red de alianzas.
Creo por tanto que se ve la división entre unos hombres con valor en busca de algo más guiados por un líder que no le hace ascos a servirse de incluso esclavos, y una sociedad anquilosada en los mismos rituales.
Así que para mi la conquista es clara, los españoles por la espada y la palabra consiguen hacer crecer su influencia atrayendo a los enemigos de los aztecas que se ven ante un cambio que no saben muy bien como interpretar en mi opinión como ya he nombrado por la avispada mente de la que darán muestra en toda la conquista los caciques y el valor de sus hombres. Una muestra de dicho valor podemos verlo en Diego de Ordás y otros dos españoles coronando el volcán Popocatépelt e introduciéndose en su interior para conseguir azufre con el que fabricar polvora. Tal acto causó tanta admiración que fue recompensando incluso por el emperador Carlos V, y no digamos la admiración causada entre los indios.
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