Taliván Hortográfico
ПРЕД P И B ВИНАГИ СЕ ИЗПИСВА M
No digo con eso que el Reino Unido no esté en decadencia, pero...
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La decadencia de UK es muy evidente, es el pais más decadente de toda Europa con diferencia. UK lidera el índice que consumo de cocaina y de crack, lidera el índice de embarazos preadolescentes y lidera el índice de inmi gración. Asimismo la desindustrialización ha sido extrema. Los Uk actualmente nada tienen que ver con la Inglaterra Victoriana, ni siquiera tiene que ver con los ingleses. Es un apéndice del americanismo más rampante en su versión más cutre, sin alma ni identidad propias.
Lean este artículo sobre los veteranos de la IIGM, gente que se siente traicionada, que no entiende nada de lo que ha pasado con su pais al cual ya ni reconocen... y que dicen a las claras "este no es el pais por el que luchamos".
'This isn't the Britain we fought for,' say the 'unknown warriors' of WWII | Daily Mail Online
fue el primer dirigente europeo en ordenar destruir y masacrar a bombazos ciudades civiles...ni Stalin!!
Churchill era/es un criminal de guerra SI o SI, qué ascazo de lechón lamejudíos amigo de los gente de izquierdas:vomito:
Precisamente hoy he leído en El Semanal XL una breve entrevista con el único ministro de un gobierno de Churchill que aún queda con vida, que no es otro que Lord Carrington (o Carington, como prefiere que se le llame), y dice algunas cosas interesantes acerca de su experiencia durante la Segunda Guerra Mundial, del interfecto y de Margaret Thatcher.
---------- Post added 21-feb-2015 at 14:17 ----------
He leído alguna vez las actas de la conferencia de Teherán (1943). En ellas Roosevelt se muestra muchos más me gusta la fruta que Churchill, a mi modo de ver. Stalin le lanzaba continuas pullas al inglés, echándole en cara su excesivo "cariño" por Alemania. El premier británico sabía que estaba en una posición de debilidad y el "amigo americano" no era de mucha ayuda.
En Teherán y en Yalta se dedicaron a emborracharse y a decir tonterías, no me extrañaría que hasta tuvieran pilinguis rondando por los hoteles. Churchill y Stalin le daban al tintorro cosa fina, por eso parecía que se entendían un poco mejor, la camaradería de los borrachos. Rooselvelt quedaba como marginado, el pobre estaba estropeado y no podía seguirles el ritmo. El pescado se vendió en Postdam, ahí si que fueron a hablar en serio, durante la guerra estaban obligados a chuparse las platanos mas que otra cosa.
Documentos desclasificados del MI5 revelan que en 1944, los británicos temían que la banda judía Stern,pudiera estar conspirando para asesinar a Churchill.
Al final, no fue Churchill quien murió, pero sí su amigo Lord Moyne, quien fue asesinado por la banda Stern en El Cairo en noviembre de 1944. Ese acto separó definitivamente a los sionistas de Churchill.
En un discurso posterior ante la Cámara de los Comunes, Churchill dejó en claro la profundidad de su consternación: "Si nuestros sueños para el sionismo han de terminar en el humo de las pistolas de los asesinos y de nuestras labores para su futuro para producir sólo un nuevo juego de gangsters dignos de la Alemania nancy, muchos como yo, tendrán que reconsiderar la posición que hemos mantenido hacia ellos en el pasado...".
Era tarde para arrepentirse, el monstruo ya había nacido.
MI JEFE, WINSTON CHURCHILL por Victoria Lambert
Habla el único miembro del gabinete de Churchill que sigue vivo.
"Si no hubiera sido por la guerra, Churchill hoy sería recordado como un político fracasado"
Lord Carington (él lo escribe con una sola erre), de 95 años, es el único miembro del último gobierno de Churchill que sigue con vida. Carington fue después ministro de Asuntos Exteriores de Margaret Thatcher entre 1979 y 1982, cargo del que dimitió cuando Argentina invadió las islas Malvinas. Fue también secretario general de la OTAN y director del Winston Churchill Memorial Trust, una fundación para mantener vivo el recuerdo del estadista británico.
XL. Cuando le llegó el aviso de que Churchill lo buscaba, usted estaba cazando perdices en el campo.
L.C. Sí, estábamos a finales de octubre de 1951, un día después de las elecciones generales. Un hombre vino en bicicleta y me dijo que acababan de llamarme de Downing Street; que Winston Churchill quería hablar conmigo y que, por favor, fuera con él. Pensé que era una broma.
XL. Usted llevaba poco en la Cámara de los Lores.
L.C. Sí, de ahí la sorpresa. Pero me dije: «Bien, habrá que responder a esa llamada...» [ríe]. Hablé con el propio Churchill, y me ofreció el puesto más bajo en su nuevo gobierno: subsecretario en el Ministerio de Agricultura y Alimentación. A continuación, Churchill dijo: «Tengo entendido que le gusta cazar. A ver si un día salimos juntos de montería». Era un hombre con muchísimo encanto personal.
XL. Según explica, apenas había cruzado palabra con Churchill antes de ese día, pero para usted ya era una leyenda.
L.C. Durante la guerra, su figura era omnipresente. Uno tenía la sensación de conocerlo personalmente y, sin embargo, estamos hablando de un hombre que se encontraba muy por encima de todos los demás.
XL. No obstante, cuando usted empezaba su carrera política, había quien consideraba que Churchill estaba políticamente acabado.
L.C. Tuvo que sentirse hundido tras ser derrotado de forma tan contundente en las elecciones de 1945. Pero yo entiendo por qué los laboristas arrasaron: la opinión pública no se fiaba de los conservadores. Todos los que habíamos vivido la difícil década de los treinta y visto las impactantes manifestaciones contra la pobreza y el desempleo lo teníamos claro. En el Reino Unido había verdadera miseria.
XL. ¿Usted ya atisbaba la derrota?
L.C. Durante la guerra estuve al frente del escuadrón de un carro de combate, y me acuerdo de lo que mis hombres pensaban. Algunos de aquellos jóvenes se habían alistado sencillamente para comer. La mayor parte de ellos estaban en el paro antes de la guerra. Cuando llegaron las elecciones de 1945, ni uno solo de los miembros de mi escuadrón votó al partido conservador.
XL. ¿Cómo era Churchill en el trato personal?
L.C. Una vez al año almorzaba con los jefes del grupo parlamentario. Si estaba de buen humor, todo iba como la seda. Pero si no lo estaba, no hablaba. Recuerdo uno de esos almuerzos en el que no dijo ni una palabra. Estuvo así hasta que nos trajeron el postre; entonces, la parlamentaria laborista Bessie Braddock pasó por la puerta. Winston la miró y comentó: «La viva imagen del estreñimiento británico». La cosa le hizo tanta gracia a él mismo que recuperó el buen humor y se mostró muy animado toda la sobremesa.
XL. A usted le caía bien...
L.C. Yo lo tenía en un pedestal, pero de no haber sido por la guerra mundial el recuerdo de Churchill hoy sería muy distinto. Sería injusto, pero sería recordado como un político fracasado. La decisión para que la libra se ajustase al patrón oro, la campaña de los Dardanelos en la Primera Guerra Mundial, su poco meditada lealtad al duque de Windsor... Todos los británicos querían que Eduardo VIII abdicara, pero para Churchill seguía siendo el rey, y eso era lo único que contaba.
XL. ¿Qué opina de comentarios recientes que tachan a Churchill de dictador?
L.C. Era una persona dominante, pero no un dictador. De hecho, era un demócrata convencido. Cuando uno piensa en lo que tuvo que suponer para él la derrota electoral en 1945, después de haber ganado la guerra, de pasar por tantas cosas, que los votantes le dieran la espalda... Se sintió muy herido, aunque en ningún momento pensó que el pueblo no tuviera derecho a hacer algo así.
XL. Aquella derrota y las penurias pasadas por los británicos hicieron que usted y otros políticos abrazaran lo que usted describe como un conservadurismo «compasivo»...
L.C. Está claro que bastante más compasivo que el conservadurismo que vino después.
XL. ¿A qué se refiere?
L.C. Bueno, es evidente que Margaret Thatcher no era una persona particularmente compasiva [ríe].
XL. Pero usted formó parte del gabinete de Thatcher durante tres años.
L.C. Thatcher era una mujer excepcional en muchos sentidos, pero la justicia social no era una de sus prioridades, por así decirlo.
la parlamentaria laborista Bessie Braddock pasó por la puerta. Winston la miró y comentó: «La viva imagen del estreñimiento británico»