Sobre las malas maneras en hostelería: soy gallego, y hay que entender que aquí hasta hace dos telediarios no venían los turistas, y la cultura de los bares era muy local y familiar, eran una especie de club social de los vecinos del barrio o el pueblo. Si querías un café y la mesonera estaba hablando por teléfono con su prima, te jodías y esperabas 20 minutos hasta que acabase la conversación. Digamos que había la cultura de que el mesonero y el cliente tenían los mismos derechos porque formaban parte de la misma "familia".
Eso bajo los estándares actuales se ve como falta de profesionalidad, pero como digo hay que entender que la cultura gallega de los bares no había pasado por la globalización. Esa sensación de desconfianza es la misma que si en tu casa de repente va a comer un extraño, quieras que no te pones a la defensiva. Galicia ha estado durante siglos muy aislada y de ahí esa cerrazón. Ahora bien, eso de cobrar más a los turistas y picardías de ese estilo son incaceptables aunque muy típicas del gallego y el español en general, que tiende a mirar al forastero por encima del hombro.
Si en un mesón perdido el camarero tarda en servirme porque está a sus asuntos, lo respeto, pero si me intenta cobrar de más porque me ha visto cara de panoli, se queda sin mi dinero,
