Es muy probable que el ayuno fortalezca al espíritu y mucho más el cuerpo. Cada uno debe hacer tal ayuno en función de lo que su cuerpo y circunstancias puedan soportar. En cualquier caso, nunca llevarlo al límite de tales fortalezas o circunstancias. De lo contrario, los que mueren por hambre, o morían, perdieron la vida siendo los más sanos de este mundo, lo que debería dar qué pensar a los que promueven tal práctica que, practico diariamente, entre tableta de chocolate y de cocido (y lo digo de verdad).