Oloroso el Fiasco
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En el último programa de Fríker, trataron una sunto que, aunque se produjese en 1870, según algunos ha influido en el destino de España hasta la restauración del campechano escopetero: el asesinato de Joan Prim i Prats.
Juan Prim - Wikipedia, la enciclopedia libre
¿Cómo murió realmente el General Prim? - Noticias T09xP21 - CUARTO MILENIO
(En el enlace se pueden ver algunos vídeos)
Investigación Cuarto Milenio
¿Cómo murió realmente el General Prim?
Francisco Pérez Abellán desvela todas las claves
"El general Prim fue asesinado, estrangulado a lazo"
27.01.14 | 01:01h.
Una comisión multidisciplinar de investigadores, criminólogos, científicos y forenses encabezados por Francisco Pérez Abellán han llevado a cabo una detallada investigación sobre las verdaderas causas de la fin de Prim en 1870.
La fin del General Prim sigue siendo un misterio pero hay una comisión encabezada por Paco Pérez Abellán que dice que ha encontrado la mano de una ejecución entre logias masónicas y que la fin no fue como nos han contado.
"He sido perseguido por fuerzas ocultas, he perdido trabajos, he perdido oportunidades en momentos determinados y yo creo que tiene que ver con este misterio oculto por fin resuelto. Se trata de quién y por qué mataron a Juan Prim y Prats", aclara Abellán.
Un entramado de intrigas y conspiraciones que gracias a la ciencia forense ha sido descubierto siglos más tarde. "El general Prim fue asesinado, estrangulado a lazo. Las marcas están en el cuello y se pueden ver perfectamente", explica el periodista y director de la Comisión Prim.
La criminóloga y Doctora en Medicina Legal y Forense, María del Mar Robledo, analiza en directo una réplica de la momia del general Prim y certifica la teoría que mantiene Francisco Pérez Abellán.
Los forenses analizan la momia del general Prim
Son las imágenes de la momia del General Prim, presidente de la nación, asesinado en Madrid en 1870… Así se encuentra en la actualidad, con una mirada que parece pedir justicia. Una comisión multidisciplinar de investigadores, criminólogos, científicos y forenses han llevado a cabo una detallada investigación sobre las verdaderas causas de su fin.
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En otros medios cuestionan esta ¿tesis? ¿hipótesis?
El misterioso asesinato de Prim
El misterioso asesinato de Prim
19/01/2014 - 00:00 Fátima Uribarri - XL Semanal
Si hay un asesinato que tiene más sombras y teorías que el de Kennedy, ese es el del general Prim. En 1870, un año después de ser nombrado presidente, sufrió un atentado mortal. Militar heroico y gran conspirador, tenía muchos enemigos. El crimen no sorprendió a nadie, pero sí que nunca hubiese culpables condenados por ello. Sus restos han sido analizados de nuevo para intentar esclarecer el crimen, pero los resultados solo han reavivado la polémica.
,La mañana del 27 de diciembre de 1870 Juan Prim y Prats, presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, recibe en su domicilio una impactante advertencia.
El periodista Bernardo García, director de La discusión, le previene de que ese día lo van a apiolar. Prim desatiende el aviso (no es el primero que recibe) y continúa con la agenda prevista. Son tiempos especialmente convulsos, es inminente la instauración de una nueva dinastía; tras la revolución de La Gloriosa, que provocó el exilio de Isabel II y llevó al poder a Prim, Amadeo de Saboya ha sido 'elegido' rey por el nuevo gobierno y llegará a Cartagena (Murcia) en tres días, el 30 de diciembre.
Prim acude a las Cortes y a la salida se dirige a su residencia, la sede del Ministerio de la Guerra, en el palacio de Buenavista. Sobre las siete de la tarde la visibilidad es mala: nieva en Madrid y el alumbrado público no es potente. Al poco de entrar en la calle del Turco (hoy, calle del Marqués de Cubas) el cochero de la berlina del presidente se sobresalta y tira con fuerza de las riendas cuando observa que unos carruajes cruzados en la calle le impiden el paso.
Todo sucede deprisa, unos hombres se abalanzan sobre el vehículo. Abren la portezuela y descerrajan hasta cinco disparos sobre Prim. Los trabucos, de boca ancha, a poca distancia hacen mucho daño: el presidente queda herido en el hombro y el brazo izquierdo; tiene atravesada la palma de la mano derecha y ha perdido el dedo anular. Pero parece que sus órganos vitales están intactos.
A Prim lo suben a sus aposentos. Lo atienden el doctor Losada, su médico personal, y otro colega, el doctor Lladó. El presidente no quiere que cunda la alarma. Se acuerda tras*mitir la idea de que se repondrá, porque parece que eso es lo que sucederá. Los días 28 y 29 los pasa relativamente bien. Pero el 30 lo invade una fiebre alta. Llaman al doctor Sánchez de Toca, pero ya es tarde: una infección letal acaba con su vida. Prim fallece el 30 de diciembre de 1870, entre las 20 y las 20:15 horas, el mismo día de la llegada de Amadeo I de Saboya, el rey que él quiso para España. Hasta aquí la versión oficial.
Y es que a 143 años de «cuando mataron a Prim», una expresión que sigue en uso, todavía es un crimen sin esclarecer. Se habla de conspiración, secretos, mentiras, encubrimiento... Un equipo examinó hace un año el cadáver embalsamado de Prim y dictaminó que lo habían estrangulado a lazo.
Sin embargo, estos días se ha hecho público otro dictamen, encargado por la Sociedad Bicentenario General Prim 2014, que niega esas conclusiones y concluye, como afirma la versión histórica, que murió a consecuencia de la infección de las heridas del atentado. Discrepan en la causa de la fin, pero coinciden en que el sumario del caso (nada menos que de 16.000 páginas) ha sido manipulado, y ambos equipos de investigación creen en la posible culpabilidad de Antonio María de Orleans, duque de Montpensier y principal sospechoso de instigar el crimen. Aunque no el único. A Prim le sobraban los enemigos.
Los 56 años que vivió Juan Prim y Prats fueron de una intensidad poco común: fue héroe de guerra, diputado, revolucionario, conspirador, golpista, gobernador de Puerto Rico, ministro... y, como colofón, el primer presidente de Gobierno español en morir asesinado. Hijo de un notario de Reus (Tarragona), este hombre de un arrojo extraordinario en lo militar y una maquiavélica habilidad en lo político, murió justo cuando se encontraba en lo más alto del poder. Su ascensión la inició alistándose a los 19 años para combatir a los carlistas. Su pechera se fue llenando de galones a fuerza de acciones heroicas y en el ejército se ganó un respeto que le resultó muy útil en el tobogán de cargos, intrigas y exilios que fue su vida política.
Conspiró contra Espartero, Narváez y O'Donnell. Protagonizó levantamientos (entre otros, la sublevación de Villarejo de Salvanés en 1866) y los aplastó sin misericordia (bombardeó y asedió Barcelona para aplacar la revuelta radical conocida como La Jamancia). Con los catalanes fue implacable cuando los sometió y, sin embargo, supo ganarse su admiración con acciones posteriores, como cuando liberó Tetuán al frente de un batallón de voluntarios catalanes. Muchas veces escuchó los vítores del pueblo y encabezó desfiles victoriosos, pero también se labró un buen ejército de enemigos, lo normal en un conspirador.
En la guerra de jovenlandia se ganó el temor reverencial del enemigo. En Puerto Rico fue brutal al reprimir las ansias de libertad de los esclavos. De la guerra de Crimea, a donde acudió como observador, se trajo una condecoración y un sable de honor otorgados por el sultán de Turquía. Y también estuvo en México, con ingleses y franceses, cuando Benito Juárez decidió dejar de pagar la deuda externa del país. Prim desembarcó en Gibraltar disfrazado de criado para comenzar la revolución de 1868, La Gloriosa, que envió a Isabel II al exilio y llevó al gobierno a los progresistas que él lideraba, lo que lo convirtió al año siguiente en primer ministro; dilapidó la fortuna de su esposa mexicana; ennobleció su linaje (fue nombrado conde de Reus y marqués de Castillejos); derribó reyes, y los hizo... Murió asesinado, un final propio del osado aventurero, ambicioso, hábil y valiente hombre que fue el legendario general Prim.
En la década de los setenta del siglo XX, el abogado Antonio Pedrol Rius (también nacido en Reus) emprendió una laboriosa investigación sobre el magnicidio. Pedrol Rius manejó miles de documentos, entre ellos el voluminoso sumario, y comprobó que alguien lo había desordenado y manipulado a conciencia. Alguien que, naturalmente, no quería que se esclareciera el magnicidio. Ahora, a casi doscientos años del nacimiento del ex mandatario, una nueva autopsia de su cadáver vuelve a hacer resonar la antigua pregunta ¿pero quién mató a Prim?, sumando, para más inri, el interrogante: ¿y cómo...?
Nueva teoría del 'asesinato'
-El general momificado: El cadáver de Prim fue embalsamado y se conserva en muy buen estado desde su fin, el 30 de diciembre de 1870. En Reus, donde nació Prim y se custodia el cuerpo, se realizaó recientemente una autopsia que ha añadido una nueva teoría a su asesinato.
-Emboscada: Una cuadrilla de unos ocho hombres atacó a Prim en la actual calle del Marqués de Cubas, en Madrid. Él sufrió severas heridas, pero no en órganos vitales. Su ayudante, González Nandín, lo protegió y acabó con un brazo destrozado.
CRÓNICA DE UNA fin ANUNCIADA
A Prim lo mataron asesinos a sueldo, sicarios. El misterio es quién los contrató. Como en las novelas de Agatha Christie, hay muchos sospechosos. A los republicanos que lucharon en La Gloriosa, la revolución de 1868 que envió a Isabel II al exilio e hizo de Prim presidente, no les gustó nada que apoyara a un nuevo rey. A los industriales catalanes les disgustaban sus reformas arancelarias. Los hacendados cubanos estaban recelosos ante los rumores de venta de la isla a los EE.UU. Tampoco estaban del lado de Prim los carlistas; ni, por supuesto, el duque de Montpensier, que había financiado la revolución con la ambición de ser coronado como Antonio I de Orleans, rey de España, y veía que en el trono se iba a sentar un extranjero: Amadeo de Saboya. La búsqueda de un rey se había convertido en un culebrón.
Tras derrocar a Isabel II de Borbón, los progresistas de Prim proponían para el trono a Fernando de Coburgo, padre del rey portugués Luis I, mientras los unionistas querían a Montpensier. La candidatura portuguesa no avanzó, pero Prim vetó a Montpensier. Se ofreció entonces la corona a dos nobles italianos, el duque de Aosta y el de Génova, pero rechazaron la oferta; este último quizá porque entre las condiciones estaba casarse con una hija de Montpensier. Se siguió negociando, pero las diversas opciones se frustraban. Finalmente Amadeo, duque de Aosta, aceptó la corona. El 26 de noviembre de 1870, Amadeo de Saboya fue elegido rey en las Cortes. El 27 de diciembre salió hacia España. Ese mismo día, Prim era víctima de un atentado.
LOS SOSPECHOSOS
EL DUQUE DE MONTPENSIER. El principal acusado
«Fue autor intelectual del crimen. Su frustración es comprensible. Sin su dinero no habría habido revolución. Le prometieron el trono y no cumplieron», opina el historiador Emilio de Diego. Su hombre de confianza, Solís Campuzano, fue detenido. Pero cuando su hija María de las Mercedes se casó con Alfonso XII desaparecieron del sumario decenas de folios que lo imputaban. ¿Por qué se libró de la guandoca? Cuestión de linaje: era hijo de Luis Felipe de Orleans y de María Amalia de Borbón-Dos Sicilias, y estaba casado con la hermana de Isabel II.
DON JOSÉ PAÚL Y ANGULO. El enemigo declarado
El diputado radical José Paúl y Angulo, señorito jerezano y director de El combate, había sido aliado de Prim en antiguas intrigas, pero el asunto de la monarquía los había enfrentado de manera tajante. Dicen que Paúl y Angulo le dijo a Prim cuando salió del Congreso la tarde del atentado: «A cada uno le llega su san Martín». Paúl y Angulo fue sospechoso desde el primer minuto (incluso hubo quienes aseguraron que se reconoció su voz ordenando fuego contra Prim). Su fuga inmediata al extranjero solo consiguió que aumentasen los recelos contra él.
EL GENERAL SERRANO. El beneficiado
Tampoco se libró de sospechas Francisco Serrano, que había sido aliado de Prim pero que en ese momento era su enemigo. Las sospechas sobre la intervención de Serrano, que podría haber ideado el atentado con Montpensier, se incrementaron cuando presidió el primer gobierno de la monarquía de Amadeo I al mes siguiente y no mostró ningún interés por investigar el crimen. La viuda de Prim creía en su culpabilidad. Prim en sus dos días de convalecencia antes de morir le dijo: «No lo sé; pero no me dan el pasaporte los republicanos».
JOSÉ MARÍA PASTOR ¿El escolta traidor?
El jefe de la escolta de Serrano, José María Pastor, fue otro de los detenidos: tres facinerosos capturados por la Policía, Francisco Ciprés, Pedro Burrundarri y Manuel Iturralde, declararon haberse reunido con él en el Café de Correos y haber recibido diez duros cada uno por participar en el atentado. Pero la lista de sospechosos y detenidos es enorme. Capturaron a los hombres de confianza de Serrano y Montpensier; cayeron presos más de una veintena de hombres, siete de ellos fallecieron en prisión y otra docena murió después de manera misteriosa.
DOS VERSIONES PARA UN MISMO CRIMEN
ESTRANGULAMIENTO
El periodista Francisco Pérez Abellán creó la Comisión Prim de Investigación cuando dirigía el departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela. Su intención era, explica Abellán, «aplicar las técnicas de investigación más avanzadas para aclarar el magnicidio de Prim, que es el gran misterio de la Historia criminal española». Un equipo se desplazó a Reus, donde se custodia el cuerpo del general embalsamado y, tras realizar una autopsia, concluyó que Prim había sido estrangulado poco después del atentado, al detectarse unos «surcos en el cuello». Abellán asegura haber resuelto el crimen. Pero parte del equipo científico que lo secundó se negó a firmar las conclusiones del análisis: de hecho, solo lo apoya la médico forense Mar Robledo. Abellán está abiertamente enfrentado con la Sociedad Bicentenario, cuyo estudio reciente descarta el estrangulamiento como causa de la fin.
INFECCIÓN POR HERIDAS DE BALA
La Sociedad Bicentenario General Prim 2014 encargó a un equipo de expertos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Alcalá de Henares una autopsia del cadáver de Prim «porque la anterior es falsa, es un invento periodístico. Estuvo manipulada, por eso se negaron a firmarla tres de los cuatro científicos que condujeron el estudio», afirma María José Rubio, secretaria general de la Sociedad Bicentenario, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Reus.
Su estudio lo avala el departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad Complutense de Madrid y concluye que «no existe ningún elemento apreciado durante la exploración del cuerpo para sostener que hubo violencia externa alrededor de su fin». Este estudio insiste en que la fin se debió a una infección imprevista a causa de las heridas de bala que Prim sufrió en el atentado.
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Francisco Pérez Abellán: «La Familia Real no tuvo que ver con la fin de Prim» - La Razón digital
Francisco Pérez Abellán: «La Familia Real no tuvo que ver con la fin de Prim»
El nuevo libro de Franscisco Pérez Abellán, «apiolar a Prim» (Planeta), además de las conclusiones de una investigación histórica sobre el magnicidio más trascendental del siglo XIX, contiene un mensaje para Don Juan Carlos: «Majestad: tras una exhaustiva investigación, 142 años después de los hechos, aplicando como criminólogos los más avanzados medios de la ciencia del siglo XXI [...] me honro en comunicarle que al contrario de lo que se ha afirmado sin base alguna y se sostiene con impertinencia saducea, la línea legitimista que representa su tatarabuelo Alfonso XII no tuvo nada que ver en la conspiración [...]. En realidad, debe decirse que lo asesinaron enemigos feroces de los Borbones alfonsinos».
-Asegura que querían desvelar uno de los grandes misterios de España, pero han acabado haciendo una servicio a la Corona.
-Sí, se ha descartado su participación de forma científica y definitiva. Por eso, el primer libro que salió de imprenta se lo enviamos a la Zarzuela. Es un trabajo que realizamos de forma altruista un grupo de científicos y que ha servido para dar mayor cohesión a nuestro país.
-Pocas páginas tan oscuras en nuestra historia como este asesinato. Supongo que ha sido uno de los momentos más gratificantes de su carrera.
-He sido criminólogo por afición y pasión durante los últimos 35 o 40 años y me interesan especialmente los magnicidios. De todos los crímenes de España el más importante, extraño y definitivo es el de Prim. Era un auténtico reto que se daba por perdido, pues se sostenía que nunca se iba a aclarar. Estudiamos el sumario de 18.000 folios que se guardaba en el edificio de los juzgados de Plaza de Castilla. Vimos que tenían los nombres de los asesinos y los pagarés con los que gratificaron su crimen. Les recompensaban con 10 pesetas diarias y 5.000 duros si lo llegaban a apiolar, además de poder huir de España. Se trata del primer asesinato de un jefe de gobierno de la historia en el que se pasó de una labor artesanal a una industria.
-De hecho, sostiene que los asesinos de Kennedy se inspiraron en este caso...
-Haber resuelto este crimen lo convierte en una especia de llave. La Ley Prim que reza que los magnicidios siempre surgen de una traición del entorno del poder. Lo mismo ocurrió con Cánovas, Canalejas, Dato y Carrero. Los culpables no fueron los anarquistas o los terroristas, sino que fueron inspirados por la traición. En todos los casos, también el de Kennedy, se trata de disfrazar el crimen: se hacen desaparecer las heridas que sufrió para ocultar que numerosos tiradores cubrían todos los itinerarios. En el caso del presidente de Estados Unidos ya se ha hablado mucho, pero en el de Prim ocurrió lo mismo. Todos los caminos posibles fueron bloqueados con vehículos para hacer un sandwich sabiendo que iba desarmado.
-Habla de diversos grupos muy diferentes que estuvieron tras su fin (masones, republicanos exaltados...). ¿Por qué le odiaban desde todos los frentes?
-Porque él, llevado por su borrachera de poder, piensa en hacer tabla rasa con toda la clase política española. Todos iban a quedar anulados por el rey italiano que él buscó. En tres meses sufrió tres intentos de asesinato por los mismos instigadores. De hecho, se miente en la versión oficial, ya que se cuenta que pudo moverse con normalidad después de los tiros que recibió. Se inventa incluso que él solo llegó a su palacio y que subió las empinadas escaleras.
-Supongo que uno de los momentos más emocionantes de la investigación fue tener acceso a investigar el cadáver...
-Eso fue fruto de una negociación con el Ayuntamiento de Reus. Al final prometimos buscar un patrocinador para poder exponer la momia este año con motivo del segundo bicentenario. Realizamos una autopsia con la ciencia del siglo XXI y descubrimos surcos en el cuello fruto del estrangulamiento. En definitiva, quedó probado que el general Serrano, el de la calle, entonces Regente, envidiaba a Prim, que tenía todo el poder civil y militar, mientras que él ocupaba una jaula de oro. Nunca se le hizo una autopsia. Por acción o por omisión fue el culpable.
-A la profesión de criminólogo, ¿uno se acerca por morbo?
-No. Todos llevamos dentro la posibilidad de apiolar, y yo me preguntaba qué hace que unas personas traspasen la línea y otras no. Eso es tan interesante que se convierte en un tema único. Me interesa por qué alguien que puede elegir el bien decide apiolar, quitar lo más hermoso que tenemos. Solo hay un poder superior: devolver la vida. La gente corriente mata cuando quiere quitarse algo del medio o poseer algo que no tiene. Nuestra profesión busca prevenir, ser antídoto.
-¿Cuál es su relación con la fin?
-No me da ningún miedo. Es un objeto de estudio. Para mi desenterrar la momia de Prim es una materia de goce intelectual. Lo de poder recomponer el pasado ayuda y más en un país que no ha sabido entenderlo.
-¿En España se asesina de forma diferente a otros países?
-El propio Prim decía que España no era una nación de asesinos. En 1870 lo era, más que ningún otro país del mundo. Él perdió la perspectiva, pero hoy, afortunadamente, la situación ha cambiado.
-¿Hay algún otro asesinato de igual calibre en el siglo XX?
-El de Carrero Blanco, que viví en primera persona como reportero del diario «Pueblo». Existen los mismos misterios que en el de Prim. Nadie se puede explicar cómo pueden excavar un túnel para poner una bomba al lado de la Embajada norteamericana, donde si alguien se le ocurre clavar algo en la pared enseguida tienen al FBI en casa. Este tipo de crímenes sólo se puede hacer con la complicidad de quienes traicionan a la víctima. El encargado de velar por su seguridad hizo dejación de funciones, igual que en el caso de Prim y de Cánovas, que llegaba a pie a la Puerta del Sol y sus guardaespaldas, pese a ser más jóvenes que él, le dejaron solo.
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S2
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¿Cómo murió realmente el General Prim?
Francisco Pérez Abellán desvela todas las claves
"El general Prim fue asesinado, estrangulado a lazo"
27.01.14 | 01:01h.
Una comisión multidisciplinar de investigadores, criminólogos, científicos y forenses encabezados por Francisco Pérez Abellán han llevado a cabo una detallada investigación sobre las verdaderas causas de la fin de Prim en 1870.
La fin del General Prim sigue siendo un misterio pero hay una comisión encabezada por Paco Pérez Abellán que dice que ha encontrado la mano de una ejecución entre logias masónicas y que la fin no fue como nos han contado.
"He sido perseguido por fuerzas ocultas, he perdido trabajos, he perdido oportunidades en momentos determinados y yo creo que tiene que ver con este misterio oculto por fin resuelto. Se trata de quién y por qué mataron a Juan Prim y Prats", aclara Abellán.
Un entramado de intrigas y conspiraciones que gracias a la ciencia forense ha sido descubierto siglos más tarde. "El general Prim fue asesinado, estrangulado a lazo. Las marcas están en el cuello y se pueden ver perfectamente", explica el periodista y director de la Comisión Prim.
La criminóloga y Doctora en Medicina Legal y Forense, María del Mar Robledo, analiza en directo una réplica de la momia del general Prim y certifica la teoría que mantiene Francisco Pérez Abellán.
Los forenses analizan la momia del general Prim
Son las imágenes de la momia del General Prim, presidente de la nación, asesinado en Madrid en 1870… Así se encuentra en la actualidad, con una mirada que parece pedir justicia. Una comisión multidisciplinar de investigadores, criminólogos, científicos y forenses han llevado a cabo una detallada investigación sobre las verdaderas causas de su fin.
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En otros medios cuestionan esta ¿tesis? ¿hipótesis?
El misterioso asesinato de Prim
El misterioso asesinato de Prim
19/01/2014 - 00:00 Fátima Uribarri - XL Semanal
Si hay un asesinato que tiene más sombras y teorías que el de Kennedy, ese es el del general Prim. En 1870, un año después de ser nombrado presidente, sufrió un atentado mortal. Militar heroico y gran conspirador, tenía muchos enemigos. El crimen no sorprendió a nadie, pero sí que nunca hubiese culpables condenados por ello. Sus restos han sido analizados de nuevo para intentar esclarecer el crimen, pero los resultados solo han reavivado la polémica.
,La mañana del 27 de diciembre de 1870 Juan Prim y Prats, presidente del Gobierno y ministro de la Guerra, recibe en su domicilio una impactante advertencia.
El periodista Bernardo García, director de La discusión, le previene de que ese día lo van a apiolar. Prim desatiende el aviso (no es el primero que recibe) y continúa con la agenda prevista. Son tiempos especialmente convulsos, es inminente la instauración de una nueva dinastía; tras la revolución de La Gloriosa, que provocó el exilio de Isabel II y llevó al poder a Prim, Amadeo de Saboya ha sido 'elegido' rey por el nuevo gobierno y llegará a Cartagena (Murcia) en tres días, el 30 de diciembre.
Prim acude a las Cortes y a la salida se dirige a su residencia, la sede del Ministerio de la Guerra, en el palacio de Buenavista. Sobre las siete de la tarde la visibilidad es mala: nieva en Madrid y el alumbrado público no es potente. Al poco de entrar en la calle del Turco (hoy, calle del Marqués de Cubas) el cochero de la berlina del presidente se sobresalta y tira con fuerza de las riendas cuando observa que unos carruajes cruzados en la calle le impiden el paso.
Todo sucede deprisa, unos hombres se abalanzan sobre el vehículo. Abren la portezuela y descerrajan hasta cinco disparos sobre Prim. Los trabucos, de boca ancha, a poca distancia hacen mucho daño: el presidente queda herido en el hombro y el brazo izquierdo; tiene atravesada la palma de la mano derecha y ha perdido el dedo anular. Pero parece que sus órganos vitales están intactos.
A Prim lo suben a sus aposentos. Lo atienden el doctor Losada, su médico personal, y otro colega, el doctor Lladó. El presidente no quiere que cunda la alarma. Se acuerda tras*mitir la idea de que se repondrá, porque parece que eso es lo que sucederá. Los días 28 y 29 los pasa relativamente bien. Pero el 30 lo invade una fiebre alta. Llaman al doctor Sánchez de Toca, pero ya es tarde: una infección letal acaba con su vida. Prim fallece el 30 de diciembre de 1870, entre las 20 y las 20:15 horas, el mismo día de la llegada de Amadeo I de Saboya, el rey que él quiso para España. Hasta aquí la versión oficial.
Y es que a 143 años de «cuando mataron a Prim», una expresión que sigue en uso, todavía es un crimen sin esclarecer. Se habla de conspiración, secretos, mentiras, encubrimiento... Un equipo examinó hace un año el cadáver embalsamado de Prim y dictaminó que lo habían estrangulado a lazo.
Sin embargo, estos días se ha hecho público otro dictamen, encargado por la Sociedad Bicentenario General Prim 2014, que niega esas conclusiones y concluye, como afirma la versión histórica, que murió a consecuencia de la infección de las heridas del atentado. Discrepan en la causa de la fin, pero coinciden en que el sumario del caso (nada menos que de 16.000 páginas) ha sido manipulado, y ambos equipos de investigación creen en la posible culpabilidad de Antonio María de Orleans, duque de Montpensier y principal sospechoso de instigar el crimen. Aunque no el único. A Prim le sobraban los enemigos.
Los 56 años que vivió Juan Prim y Prats fueron de una intensidad poco común: fue héroe de guerra, diputado, revolucionario, conspirador, golpista, gobernador de Puerto Rico, ministro... y, como colofón, el primer presidente de Gobierno español en morir asesinado. Hijo de un notario de Reus (Tarragona), este hombre de un arrojo extraordinario en lo militar y una maquiavélica habilidad en lo político, murió justo cuando se encontraba en lo más alto del poder. Su ascensión la inició alistándose a los 19 años para combatir a los carlistas. Su pechera se fue llenando de galones a fuerza de acciones heroicas y en el ejército se ganó un respeto que le resultó muy útil en el tobogán de cargos, intrigas y exilios que fue su vida política.
Conspiró contra Espartero, Narváez y O'Donnell. Protagonizó levantamientos (entre otros, la sublevación de Villarejo de Salvanés en 1866) y los aplastó sin misericordia (bombardeó y asedió Barcelona para aplacar la revuelta radical conocida como La Jamancia). Con los catalanes fue implacable cuando los sometió y, sin embargo, supo ganarse su admiración con acciones posteriores, como cuando liberó Tetuán al frente de un batallón de voluntarios catalanes. Muchas veces escuchó los vítores del pueblo y encabezó desfiles victoriosos, pero también se labró un buen ejército de enemigos, lo normal en un conspirador.
En la guerra de jovenlandia se ganó el temor reverencial del enemigo. En Puerto Rico fue brutal al reprimir las ansias de libertad de los esclavos. De la guerra de Crimea, a donde acudió como observador, se trajo una condecoración y un sable de honor otorgados por el sultán de Turquía. Y también estuvo en México, con ingleses y franceses, cuando Benito Juárez decidió dejar de pagar la deuda externa del país. Prim desembarcó en Gibraltar disfrazado de criado para comenzar la revolución de 1868, La Gloriosa, que envió a Isabel II al exilio y llevó al gobierno a los progresistas que él lideraba, lo que lo convirtió al año siguiente en primer ministro; dilapidó la fortuna de su esposa mexicana; ennobleció su linaje (fue nombrado conde de Reus y marqués de Castillejos); derribó reyes, y los hizo... Murió asesinado, un final propio del osado aventurero, ambicioso, hábil y valiente hombre que fue el legendario general Prim.
En la década de los setenta del siglo XX, el abogado Antonio Pedrol Rius (también nacido en Reus) emprendió una laboriosa investigación sobre el magnicidio. Pedrol Rius manejó miles de documentos, entre ellos el voluminoso sumario, y comprobó que alguien lo había desordenado y manipulado a conciencia. Alguien que, naturalmente, no quería que se esclareciera el magnicidio. Ahora, a casi doscientos años del nacimiento del ex mandatario, una nueva autopsia de su cadáver vuelve a hacer resonar la antigua pregunta ¿pero quién mató a Prim?, sumando, para más inri, el interrogante: ¿y cómo...?
Nueva teoría del 'asesinato'
-El general momificado: El cadáver de Prim fue embalsamado y se conserva en muy buen estado desde su fin, el 30 de diciembre de 1870. En Reus, donde nació Prim y se custodia el cuerpo, se realizaó recientemente una autopsia que ha añadido una nueva teoría a su asesinato.
-Emboscada: Una cuadrilla de unos ocho hombres atacó a Prim en la actual calle del Marqués de Cubas, en Madrid. Él sufrió severas heridas, pero no en órganos vitales. Su ayudante, González Nandín, lo protegió y acabó con un brazo destrozado.
CRÓNICA DE UNA fin ANUNCIADA
A Prim lo mataron asesinos a sueldo, sicarios. El misterio es quién los contrató. Como en las novelas de Agatha Christie, hay muchos sospechosos. A los republicanos que lucharon en La Gloriosa, la revolución de 1868 que envió a Isabel II al exilio e hizo de Prim presidente, no les gustó nada que apoyara a un nuevo rey. A los industriales catalanes les disgustaban sus reformas arancelarias. Los hacendados cubanos estaban recelosos ante los rumores de venta de la isla a los EE.UU. Tampoco estaban del lado de Prim los carlistas; ni, por supuesto, el duque de Montpensier, que había financiado la revolución con la ambición de ser coronado como Antonio I de Orleans, rey de España, y veía que en el trono se iba a sentar un extranjero: Amadeo de Saboya. La búsqueda de un rey se había convertido en un culebrón.
Tras derrocar a Isabel II de Borbón, los progresistas de Prim proponían para el trono a Fernando de Coburgo, padre del rey portugués Luis I, mientras los unionistas querían a Montpensier. La candidatura portuguesa no avanzó, pero Prim vetó a Montpensier. Se ofreció entonces la corona a dos nobles italianos, el duque de Aosta y el de Génova, pero rechazaron la oferta; este último quizá porque entre las condiciones estaba casarse con una hija de Montpensier. Se siguió negociando, pero las diversas opciones se frustraban. Finalmente Amadeo, duque de Aosta, aceptó la corona. El 26 de noviembre de 1870, Amadeo de Saboya fue elegido rey en las Cortes. El 27 de diciembre salió hacia España. Ese mismo día, Prim era víctima de un atentado.
LOS SOSPECHOSOS
EL DUQUE DE MONTPENSIER. El principal acusado
«Fue autor intelectual del crimen. Su frustración es comprensible. Sin su dinero no habría habido revolución. Le prometieron el trono y no cumplieron», opina el historiador Emilio de Diego. Su hombre de confianza, Solís Campuzano, fue detenido. Pero cuando su hija María de las Mercedes se casó con Alfonso XII desaparecieron del sumario decenas de folios que lo imputaban. ¿Por qué se libró de la guandoca? Cuestión de linaje: era hijo de Luis Felipe de Orleans y de María Amalia de Borbón-Dos Sicilias, y estaba casado con la hermana de Isabel II.
DON JOSÉ PAÚL Y ANGULO. El enemigo declarado
El diputado radical José Paúl y Angulo, señorito jerezano y director de El combate, había sido aliado de Prim en antiguas intrigas, pero el asunto de la monarquía los había enfrentado de manera tajante. Dicen que Paúl y Angulo le dijo a Prim cuando salió del Congreso la tarde del atentado: «A cada uno le llega su san Martín». Paúl y Angulo fue sospechoso desde el primer minuto (incluso hubo quienes aseguraron que se reconoció su voz ordenando fuego contra Prim). Su fuga inmediata al extranjero solo consiguió que aumentasen los recelos contra él.
EL GENERAL SERRANO. El beneficiado
Tampoco se libró de sospechas Francisco Serrano, que había sido aliado de Prim pero que en ese momento era su enemigo. Las sospechas sobre la intervención de Serrano, que podría haber ideado el atentado con Montpensier, se incrementaron cuando presidió el primer gobierno de la monarquía de Amadeo I al mes siguiente y no mostró ningún interés por investigar el crimen. La viuda de Prim creía en su culpabilidad. Prim en sus dos días de convalecencia antes de morir le dijo: «No lo sé; pero no me dan el pasaporte los republicanos».
JOSÉ MARÍA PASTOR ¿El escolta traidor?
El jefe de la escolta de Serrano, José María Pastor, fue otro de los detenidos: tres facinerosos capturados por la Policía, Francisco Ciprés, Pedro Burrundarri y Manuel Iturralde, declararon haberse reunido con él en el Café de Correos y haber recibido diez duros cada uno por participar en el atentado. Pero la lista de sospechosos y detenidos es enorme. Capturaron a los hombres de confianza de Serrano y Montpensier; cayeron presos más de una veintena de hombres, siete de ellos fallecieron en prisión y otra docena murió después de manera misteriosa.
DOS VERSIONES PARA UN MISMO CRIMEN
ESTRANGULAMIENTO
El periodista Francisco Pérez Abellán creó la Comisión Prim de Investigación cuando dirigía el departamento de Criminología de la Universidad Camilo José Cela. Su intención era, explica Abellán, «aplicar las técnicas de investigación más avanzadas para aclarar el magnicidio de Prim, que es el gran misterio de la Historia criminal española». Un equipo se desplazó a Reus, donde se custodia el cuerpo del general embalsamado y, tras realizar una autopsia, concluyó que Prim había sido estrangulado poco después del atentado, al detectarse unos «surcos en el cuello». Abellán asegura haber resuelto el crimen. Pero parte del equipo científico que lo secundó se negó a firmar las conclusiones del análisis: de hecho, solo lo apoya la médico forense Mar Robledo. Abellán está abiertamente enfrentado con la Sociedad Bicentenario, cuyo estudio reciente descarta el estrangulamiento como causa de la fin.
INFECCIÓN POR HERIDAS DE BALA
La Sociedad Bicentenario General Prim 2014 encargó a un equipo de expertos de la Universidad Complutense de Madrid y de la Universidad de Alcalá de Henares una autopsia del cadáver de Prim «porque la anterior es falsa, es un invento periodístico. Estuvo manipulada, por eso se negaron a firmarla tres de los cuatro científicos que condujeron el estudio», afirma María José Rubio, secretaria general de la Sociedad Bicentenario, que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de Reus.
Su estudio lo avala el departamento de Medicina Legal y Toxicología de la Universidad Complutense de Madrid y concluye que «no existe ningún elemento apreciado durante la exploración del cuerpo para sostener que hubo violencia externa alrededor de su fin». Este estudio insiste en que la fin se debió a una infección imprevista a causa de las heridas de bala que Prim sufrió en el atentado.
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Francisco Pérez Abellán: «La Familia Real no tuvo que ver con la fin de Prim» - La Razón digital
Francisco Pérez Abellán: «La Familia Real no tuvo que ver con la fin de Prim»
El nuevo libro de Franscisco Pérez Abellán, «apiolar a Prim» (Planeta), además de las conclusiones de una investigación histórica sobre el magnicidio más trascendental del siglo XIX, contiene un mensaje para Don Juan Carlos: «Majestad: tras una exhaustiva investigación, 142 años después de los hechos, aplicando como criminólogos los más avanzados medios de la ciencia del siglo XXI [...] me honro en comunicarle que al contrario de lo que se ha afirmado sin base alguna y se sostiene con impertinencia saducea, la línea legitimista que representa su tatarabuelo Alfonso XII no tuvo nada que ver en la conspiración [...]. En realidad, debe decirse que lo asesinaron enemigos feroces de los Borbones alfonsinos».
-Asegura que querían desvelar uno de los grandes misterios de España, pero han acabado haciendo una servicio a la Corona.
-Sí, se ha descartado su participación de forma científica y definitiva. Por eso, el primer libro que salió de imprenta se lo enviamos a la Zarzuela. Es un trabajo que realizamos de forma altruista un grupo de científicos y que ha servido para dar mayor cohesión a nuestro país.
-Pocas páginas tan oscuras en nuestra historia como este asesinato. Supongo que ha sido uno de los momentos más gratificantes de su carrera.
-He sido criminólogo por afición y pasión durante los últimos 35 o 40 años y me interesan especialmente los magnicidios. De todos los crímenes de España el más importante, extraño y definitivo es el de Prim. Era un auténtico reto que se daba por perdido, pues se sostenía que nunca se iba a aclarar. Estudiamos el sumario de 18.000 folios que se guardaba en el edificio de los juzgados de Plaza de Castilla. Vimos que tenían los nombres de los asesinos y los pagarés con los que gratificaron su crimen. Les recompensaban con 10 pesetas diarias y 5.000 duros si lo llegaban a apiolar, además de poder huir de España. Se trata del primer asesinato de un jefe de gobierno de la historia en el que se pasó de una labor artesanal a una industria.
-De hecho, sostiene que los asesinos de Kennedy se inspiraron en este caso...
-Haber resuelto este crimen lo convierte en una especia de llave. La Ley Prim que reza que los magnicidios siempre surgen de una traición del entorno del poder. Lo mismo ocurrió con Cánovas, Canalejas, Dato y Carrero. Los culpables no fueron los anarquistas o los terroristas, sino que fueron inspirados por la traición. En todos los casos, también el de Kennedy, se trata de disfrazar el crimen: se hacen desaparecer las heridas que sufrió para ocultar que numerosos tiradores cubrían todos los itinerarios. En el caso del presidente de Estados Unidos ya se ha hablado mucho, pero en el de Prim ocurrió lo mismo. Todos los caminos posibles fueron bloqueados con vehículos para hacer un sandwich sabiendo que iba desarmado.
-Habla de diversos grupos muy diferentes que estuvieron tras su fin (masones, republicanos exaltados...). ¿Por qué le odiaban desde todos los frentes?
-Porque él, llevado por su borrachera de poder, piensa en hacer tabla rasa con toda la clase política española. Todos iban a quedar anulados por el rey italiano que él buscó. En tres meses sufrió tres intentos de asesinato por los mismos instigadores. De hecho, se miente en la versión oficial, ya que se cuenta que pudo moverse con normalidad después de los tiros que recibió. Se inventa incluso que él solo llegó a su palacio y que subió las empinadas escaleras.
-Supongo que uno de los momentos más emocionantes de la investigación fue tener acceso a investigar el cadáver...
-Eso fue fruto de una negociación con el Ayuntamiento de Reus. Al final prometimos buscar un patrocinador para poder exponer la momia este año con motivo del segundo bicentenario. Realizamos una autopsia con la ciencia del siglo XXI y descubrimos surcos en el cuello fruto del estrangulamiento. En definitiva, quedó probado que el general Serrano, el de la calle, entonces Regente, envidiaba a Prim, que tenía todo el poder civil y militar, mientras que él ocupaba una jaula de oro. Nunca se le hizo una autopsia. Por acción o por omisión fue el culpable.
-A la profesión de criminólogo, ¿uno se acerca por morbo?
-No. Todos llevamos dentro la posibilidad de apiolar, y yo me preguntaba qué hace que unas personas traspasen la línea y otras no. Eso es tan interesante que se convierte en un tema único. Me interesa por qué alguien que puede elegir el bien decide apiolar, quitar lo más hermoso que tenemos. Solo hay un poder superior: devolver la vida. La gente corriente mata cuando quiere quitarse algo del medio o poseer algo que no tiene. Nuestra profesión busca prevenir, ser antídoto.
-¿Cuál es su relación con la fin?
-No me da ningún miedo. Es un objeto de estudio. Para mi desenterrar la momia de Prim es una materia de goce intelectual. Lo de poder recomponer el pasado ayuda y más en un país que no ha sabido entenderlo.
-¿En España se asesina de forma diferente a otros países?
-El propio Prim decía que España no era una nación de asesinos. En 1870 lo era, más que ningún otro país del mundo. Él perdió la perspectiva, pero hoy, afortunadamente, la situación ha cambiado.
-¿Hay algún otro asesinato de igual calibre en el siglo XX?
-El de Carrero Blanco, que viví en primera persona como reportero del diario «Pueblo». Existen los mismos misterios que en el de Prim. Nadie se puede explicar cómo pueden excavar un túnel para poner una bomba al lado de la Embajada norteamericana, donde si alguien se le ocurre clavar algo en la pared enseguida tienen al FBI en casa. Este tipo de crímenes sólo se puede hacer con la complicidad de quienes traicionan a la víctima. El encargado de velar por su seguridad hizo dejación de funciones, igual que en el caso de Prim y de Cánovas, que llegaba a pie a la Puerta del Sol y sus guardaespaldas, pese a ser más jóvenes que él, le dejaron solo.
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S2
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