Sr. Pérez
Madmaxista
Saludos, organismos, entes y personas jurídicas de este Nuestro Floro.
Hablando hace unos días con un amiguete que trabaja en eso que se llama ahora "el sector cultural" alrededor de una opípara comida -pagada con fondos públicos, naturalmente- llegamos a la altura de los postres en tal estado de subvencionada melopea que a mi amigo le entró algo parecido a la llorera.
- Pérez, macho cabríocete -me decía, achispado, pero con un poso de infinita tristeza en el fondo de la mirada- tú te crees que mi curro es todo jijí-jajá, pero no sabes lo que es tener que lidiar, día sí, día también, con el concejal de mi ramo. Tener que decirle a todo -¡a todo!- que sí. A un tipo que cree que programar el mejor cuentacuentos de la comarca le va a llevar a una de esas poltronillas afelpadas de la Diputación. Un tío que cree que hacer "cultura" es tener cine al aire libre en verano y jornada de teatro altermundista en invierno, mientras te partes los cuernos para colarle una presentación de un libro de filosofía -¡de una tía que ha nacido aquí!- o unos cursillos populares sobre vanguardias del XX con el artista regional #4 (nombre supuesto)...
- shishi, Amiguete -le corté yo-, si lloras es porque quieres. Como técnico de cultura de uno de los ayuntamientos con más tronío de la zona controlas el presupuesto y estás en el lugar indicado para programar lo que te salga del nabo. Acuérdate de lo que, cuando éramos jóvenes y rebeldes, decíamos en la uni cuando planeábamos y ejecutábamos ponerle una pegatina enorme al decano en el coche que decía: "Ha llegado el titulero. Títulos de Villaconejos, corra que se acaban": más vale pedir perdón que permiso. Tú programas el mejor cuentacuentos del hemisferio y después, y que se entere por la hoja local del periódico comprado, le metes un encuentro debate que se caga la cortesana sobre la tumba de Balbín, que dios tenga en su seno, y...
- Pérez -me interrumpió él a su vez, mirándome muy fijo y con mucha intención- ¿y a quién traigo?
- ¿Qué? -apenas acerté a articular yo, presintiendo, entre los vapores del Rioja que tan generosamente nos habíamos tumbado, que allí venía la trampa.
- Eso mismo, muchacho. ¿Qué a quien traigo? Dame nombres. Dame nombres de intelectuales españoles, vivos, preferentemente jóvenes...
- ¿Qué pasa, que los "consagrados" cobran más?
- No. Los Dinosaurios no se mueven porque no les hace falta. Esos ya tienen pesebre. Y no es cuestión de dinero. En un bolo de estos, raro es el que te sale por más de 1000 pavos por cabeza. Eso tenemos en la tabla de presupuestos y en 15 años de curro jamás he visto que no sobrase, y hemos conseguido traer a algún primer espada de esto y de aquello. Sobra. Y mucho. El tema no es el dinero. Es lo que te digo. Venga, bocachancla, dime: Intelectuales españoles -o que hablen en castellano potable, tanto me da-, cuanto más jóvenes mejor, con una visión de lo que sea que no vayas a ver en el debate de la Sexta -o de Intereconomía, tanto me da-, que hayan publicado algo en los últimos 3 años...
Mi amigo continuó con una lista bastante larga de condiciones pero había dejado de escucharle. Me había golpeado, como un martillazo, la comprensión de que tenía razón. Y que puede que yo sea ya un misántropo que hace una década y media que no ve la tele, ni lee las revistas de tendencias culturales ni presta atención más que a cuatro cosas cada día más de nicho además, pero me costaba encontrar un solo nombre de una persona que se dedicara al trabajo intelectual, a la que quisiera poder escuchar en directo hablando de economía, de historia, de la situación global, de la convergencia del desarrollo tecnológico y las nuevas tendencias autoritarias, del futuro del capitalismo y la sociedad de consumo, del equilibrio de poder en el Mediterráneo Oriental, de la situación político-social en Sri Lanka...
Así que traslado la pregunta, que llevo casi una semana ya atascada en la mollera, como un trozo de filete contumaz atrincherado entre dos muelas, a la distinguida concurrencia. Por 25 pesetas la respuesta acertada, díganme: Intelectuales castellanoparlantes, actuales, de cualquier tendencia política, que sean capaces de presentar ideas que no vayamos a ver en el discurso aguachirloso imperante en cualquiera de los medios desinformación de masas de todas las tendencias y hacerlo de una forma que escucharlos exponer -o debatir con otros equivalentes- fuera un banquete del espíritu.
Vamos a ceñirlo a los campos de la Economía, la Tecnología y la Geopolítica (ahora que todo niñato imberbe con cuenta de yutuf es geoescratérgoris de andar por casa). ¿Quien queda en este país que sepa de qué habla y que merezca la pena escuchar? ¿Quedan periodistas que se hayan pateado el matojo? ¿Quedan economistas que aspiren a algo más que a no hacer olas para pillar moqueta ministerial? ¿Quedan escritores que sepan hablar sin parecer Luismi el de la serie?
Malditos especialmente bienvenidos.
Saludos, grasias de antebraso y buen floro.
Hablando hace unos días con un amiguete que trabaja en eso que se llama ahora "el sector cultural" alrededor de una opípara comida -pagada con fondos públicos, naturalmente- llegamos a la altura de los postres en tal estado de subvencionada melopea que a mi amigo le entró algo parecido a la llorera.
- Pérez, macho cabríocete -me decía, achispado, pero con un poso de infinita tristeza en el fondo de la mirada- tú te crees que mi curro es todo jijí-jajá, pero no sabes lo que es tener que lidiar, día sí, día también, con el concejal de mi ramo. Tener que decirle a todo -¡a todo!- que sí. A un tipo que cree que programar el mejor cuentacuentos de la comarca le va a llevar a una de esas poltronillas afelpadas de la Diputación. Un tío que cree que hacer "cultura" es tener cine al aire libre en verano y jornada de teatro altermundista en invierno, mientras te partes los cuernos para colarle una presentación de un libro de filosofía -¡de una tía que ha nacido aquí!- o unos cursillos populares sobre vanguardias del XX con el artista regional #4 (nombre supuesto)...
- shishi, Amiguete -le corté yo-, si lloras es porque quieres. Como técnico de cultura de uno de los ayuntamientos con más tronío de la zona controlas el presupuesto y estás en el lugar indicado para programar lo que te salga del nabo. Acuérdate de lo que, cuando éramos jóvenes y rebeldes, decíamos en la uni cuando planeábamos y ejecutábamos ponerle una pegatina enorme al decano en el coche que decía: "Ha llegado el titulero. Títulos de Villaconejos, corra que se acaban": más vale pedir perdón que permiso. Tú programas el mejor cuentacuentos del hemisferio y después, y que se entere por la hoja local del periódico comprado, le metes un encuentro debate que se caga la cortesana sobre la tumba de Balbín, que dios tenga en su seno, y...
- Pérez -me interrumpió él a su vez, mirándome muy fijo y con mucha intención- ¿y a quién traigo?
- ¿Qué? -apenas acerté a articular yo, presintiendo, entre los vapores del Rioja que tan generosamente nos habíamos tumbado, que allí venía la trampa.
- Eso mismo, muchacho. ¿Qué a quien traigo? Dame nombres. Dame nombres de intelectuales españoles, vivos, preferentemente jóvenes...
- ¿Qué pasa, que los "consagrados" cobran más?
- No. Los Dinosaurios no se mueven porque no les hace falta. Esos ya tienen pesebre. Y no es cuestión de dinero. En un bolo de estos, raro es el que te sale por más de 1000 pavos por cabeza. Eso tenemos en la tabla de presupuestos y en 15 años de curro jamás he visto que no sobrase, y hemos conseguido traer a algún primer espada de esto y de aquello. Sobra. Y mucho. El tema no es el dinero. Es lo que te digo. Venga, bocachancla, dime: Intelectuales españoles -o que hablen en castellano potable, tanto me da-, cuanto más jóvenes mejor, con una visión de lo que sea que no vayas a ver en el debate de la Sexta -o de Intereconomía, tanto me da-, que hayan publicado algo en los últimos 3 años...
Mi amigo continuó con una lista bastante larga de condiciones pero había dejado de escucharle. Me había golpeado, como un martillazo, la comprensión de que tenía razón. Y que puede que yo sea ya un misántropo que hace una década y media que no ve la tele, ni lee las revistas de tendencias culturales ni presta atención más que a cuatro cosas cada día más de nicho además, pero me costaba encontrar un solo nombre de una persona que se dedicara al trabajo intelectual, a la que quisiera poder escuchar en directo hablando de economía, de historia, de la situación global, de la convergencia del desarrollo tecnológico y las nuevas tendencias autoritarias, del futuro del capitalismo y la sociedad de consumo, del equilibrio de poder en el Mediterráneo Oriental, de la situación político-social en Sri Lanka...
Así que traslado la pregunta, que llevo casi una semana ya atascada en la mollera, como un trozo de filete contumaz atrincherado entre dos muelas, a la distinguida concurrencia. Por 25 pesetas la respuesta acertada, díganme: Intelectuales castellanoparlantes, actuales, de cualquier tendencia política, que sean capaces de presentar ideas que no vayamos a ver en el discurso aguachirloso imperante en cualquiera de los medios desinformación de masas de todas las tendencias y hacerlo de una forma que escucharlos exponer -o debatir con otros equivalentes- fuera un banquete del espíritu.
Vamos a ceñirlo a los campos de la Economía, la Tecnología y la Geopolítica (ahora que todo niñato imberbe con cuenta de yutuf es geoescratérgoris de andar por casa). ¿Quien queda en este país que sepa de qué habla y que merezca la pena escuchar? ¿Quedan periodistas que se hayan pateado el matojo? ¿Quedan economistas que aspiren a algo más que a no hacer olas para pillar moqueta ministerial? ¿Quedan escritores que sepan hablar sin parecer Luismi el de la serie?
Malditos especialmente bienvenidos.
Saludos, grasias de antebraso y buen floro.
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