La división entre izquierda y derecha presupone la libertad política. En una oligarquía no cabe hablar de izquierda y derecha.
Sería algo tan necio como discutir si era más de derechas Fraga o Franco, o más de izquierdas Trotsky o Lenin. Es absurdo.
Desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con la implantación de los Estados de partidos en toda Europa (salvo en Reino Unido), todos los gatos son pardos. Lo que aquí llamáis «progres» son las mentes cautivadas por la socialdemocracia: una ideología hueca, vacua, que utiliza el lenguaje clásico de la izquierda y sirve a los intereses de la oligarquía económica. Nunca defiende nada taxativo; le encantan los acuerdos, las cesiones mutuas; su tonalidad favorito es el gris. El irenismo (pacifismo a machamartillo), veneno paralizante, es su emblema: no hay nada tan valioso por lo que luchar como para arriesgar la vida. Todo vale. En el terreno del pensamiento, el pensiero debole de Gianni Vattimo, también llamado postmodernidad (Derrida, Foucault). Un no pensamiento que afirma que todo es igual, que la verdad es múltiple y plurimorfa. Bebe del idealismo alemán de cuño kantiano: si no podemos conocer la cosa en sí (noúmeno), sólo algunas de sus manifestaciones mediadas por nuestros sentidos y por nuestras facultades intelectivas (fenómenos). Conclusión: todo se reduce al psicologismo, la vida interior del sujeto que conoce; es consecuencia del protestantismo, de la libre conciencia, del libre examen de la Biblia. Un disparate. Cuando en la calle oigáis «esas es tu opinión» o «es mi verdad», ya sabéis de donde viene, aunque se haya popularizado por Belén Esteban y la prensa deportiva, valga la redundancia.
La PSOE es socialdemócrata, sí; pero también la PP, la Podemos, la Ciudadanos, la PdCAT, la ERC, la BNG, etc. Todos. De la mano forman un solo partido único. No otra cosa es el mentado Estado de partidos: un Estado totalitario por cuotas. De ahí el manoseado «consenso».
Esto no se cambia desde dentro. Hay que derribarlo. Primero deslegitimarlo, mediante la abstención. Luego, acciones en la calle. Un Gamonal, un 15-M, inútiles entonces, derribarán el régimen.
Pero me temo que no lo queréis. Queréis un salvador. Un Vox, un Ciudadanos, un Pablemos. Un Puchi y una nueva tierra prometida
Entrando en el fondo del hilo: eso que llaman el «pensamiento de la izquierda» es un conjunto de excusas de por qué pierden los partidos que retóricamente dicen que son de izquierdas. Defienden las causas de las corruptas O(N)G's (chiringuitos para colocar inútiles; una suerte de monasterios para progres), como el animalismo o el ecologismo; el feminismo desorejado, superfluo una vez afirmada la igualdad de derechos y la prohibición de discriminación por razón de sesso; y la defensa de los pobres del mundo, que al parecer son responsabilidad nuestra.
Por el camino, defienden la mafia inmobiliaria y la casta funcionarial. ¿Qué tiene que ver esto con el pensamiento de Marx o de Saint-Simon? ¿Izquierda de qué?
En cierto sentido sí son de izquierdas: el perrillo guardíán de la puerta izquierda del régimen partitocrático del 78. Originalmente: a la derecha, Alianza popular; a la izquierda, el PCE; en el centro, la UCD y la PSOE, dueños del coto. La UCD fue descabalgada por el golpe regio del 23-F, pasando del Gobierno a tener un puñado de diputados; el CDS de Suárez no coló después de aquello. El PSOE en solitario hasta que fue devorado por su propia corrupción. La izquierda, luego IU, relegada a ser una comparsa o pinza con el enemigo tradicional.
Otra línea de «pensamiento» es la destrucción de la admirable tradición española: imperio y catolicismo. El repruebo a España, que les lleva incluso a apoyar a los nacionalistas burgueses y racistas, a los indigenistas en la América española, y a los puñeteros sarracenos en materia de religión. Es el fruto de haber pactado con los herederos legítimos de Franco, adquiriendo la cuota hereditaria (convirtiéndose con ello en herederos contractuales), sin ruptura alguna, los delata como perdedores: tienen el complejo de inferioridad. El reverso del complejo de culpabilidad de la falsa derecha: ellos saben que descienden de Franco por la vía de Fraga, Suárez, Martín Villa, etc.
Juntos escupen sobre la tumba de Franco, su padrecito, su causante. Ahora quieren desenterrarlo, sacarlos en procesión y convertir el Valle de los Caídos en un Guateque. Los dos minutos del repruebo con ouija. Son capaces hasta de decapitarlo ahora, cuarenta y tantos años después, como a Cromwell. Así de cínicos y de desagradecidos son, pues su poder actual proviene de él. Hay que vilipendiar el régimen franquista para afirmar a su vástago, el R78, del que ellos cuelgan. Donde había una partido único, ahora hay varios, y a sus peleillas y chismes los llamamos desde entonces política; en lugar de pelear a la sombra, entre bambalinas, como Trotsky y Stalin, lo hacen a viva voz y en todos los medios de comunicación. El periodismo es de declaraciones: Pablemos dice una mentecatez, le responde Pedrito con una tontería aún mayor, Rajoy manda a Sorayita y dice alguna pedantería leguleya, sale al rescate Riverita, y dice que España sí pero que debe disolverse en Uropa, Puchi aprovecha y dice que el problema es que España es mala malosa y franquista, etc. La política bajo el Estado de partidos es un Sálvame para pretenciosos.
Lo que vemos en España, y en eso se diferencia del resto de Estados de partidos europeos (allí sí rompieron con los totalitarismos), es el beso de dos complejos. En ese estrecho desfiladero no cabe derecha ni izquierda alguna. Son un partido único, y los que vemos como partidos son en verdad facciones del gran monstruo. Los sufragamos entre todos, pensemos lo que pensemos: con sus impuestos el que se cree de derechas, que es realmente clase tributadora, financia a IU y a Podemos; y el que se cree de izquierdas, pagano abyecto, financia al PP o a los nacionalistas.
En resolución, estamos ante una izquierda de régimen oligárquico de partidos. Lo que la falange fue respecto de Franco, y que este desactivó uniéndola con los requetés. Una suerte de extremo de atrezzo para que otro ocupe el centro, que es en verdad la posición de Gobierno. Un adorno, disfraz y vestido de gala del que manda. Alas para mantener a la cabina y zona de mandos estable.
No puede ser otra cosa con las vigentes normas constitucionales.
Y ahora, niños, a olvidar lo leído y a votar al partido de vuestros amores, que ese sí que lo solucionará todo. El problema son los otros partidos: el colectivismo que padecemos, que ya va para cuarenta años, ha fracasado porque no lo ha pilotado el partidito de vuestras entretelas, sino los demás, que no saben dirigirse y por eso España está destrozada. Chimpún.
Un desdeñoso saludo.
