Los otanistas no saben distinguir un ucraniano de un ruso.
Lo que los rusos buscan es que los ucranianos no se sientan distintos de los rusos.
Es un argumento emotivo, diríamos. Ucrania, en sentido cultural, siempre ha destacado más bien poco, porque las clases dirigentes eran polacas o rusas, según el momento. Ucrania es una tras*ición entre el este ruso y el oeste polaco (y esto se vería mucho mejor si no hubiesen expulsado a la minoría polaca), no una entidad homogénea con una historia consolidada. Los rusos la ven como su zona de influencia, y en eso no hay mucho de que discutir. Entiendo que el ucraniano del oeste, a medida que se va alejando del ruso para acercarse al polaco, no tenga mucho interés en formar parte de Rusia, pero son naciones vecinas que tienen mucho en común y que mucho habrían salido ganando si hubiesen sabido mantener buenas relaciones. Que éstas no hayan existido es, en buena medida, culpa de Rusia, cuyo imperialismo siempre ha sido bastante notorio: sépase también.
En este punto, la zanahoria envenenada de la ONG o de la U€ no han hecho más que arruinar las perspectivas ucranianas a corto y medio plazo. Promesas deslumbrantes pero también vanas, oropeles, espejuelos y todo eso con que dicen que engañaban a los indígenas. Si Zanahorio llega a ganar las elecciones en los Estados Hundidos de la Hipocresía, la guerra terminará de inmediato. Porque si algo sabe Zanahorio es que esta guerra se basa en que las naciones pongan muchos millones para que las empresas se lleven muchos millones: es decir, que detrás del ímpetu belicista lo que hay es el ansia de dinero de ciertas corporaciones de turbios intereses: como sucedió con la bakuna, pero más a lo grande.
¿Así que ucrania en la ONG? ¿Y qué tal Méjico en el Pacto de Varsovia?
