MARGARITA DE NAVARRA (1492-1549)
Margarita de Navarra (Margarita de Angoulema), hija del duque Carlos de Orléans-Angoulême, duquesa de Alençon y posterior reina de Navarra, defensora de la Reforma en Francia, nació en Angoulême el 11 de abril de 1492 y murió en el castillo de Odos, cerca de Tarbes, el 21 de diciembre de 1549.
Posición social; patrocinio de las letras.
Tras la fin de su padre fue enviada por su progenitora, la ingeniosa y ambiciosa Luisa de Saboya, a la corte de Luis XII, su guardián, donde recibió una excelente educación. Dotada de cualidades mentales sobresalientes, incluyendo el deseo de saber y una ardiente estimación por todo lo hermoso, estudió filosofía y teología, además de lenguas muertas. El 1 de diciembre de 1509 se casó con Carlos, último duque de Alençon y a la ascensión de Francisco I en 1515 fue presentada en la corte. El rey le tenía mucho cariño a su hermana, por cuyo intelecto tenía alta estima, pidiéndole a veces su consejo en asuntos difíciles. Al igual que él, ella fue protectora de muchos eruditos y hombres de letras que se agruparon junto a ella en su corte en Nérac. Entre ellos había algunos que hablaban con ella de religión, como Lefèvre d'Etaples y su amigo Gérard Roussel, Michel d'Arande, Clément Marot y Guillaume Briçonnet, obispo de Meaux, quien con la ayuda de Arande, de tendencias evangélicas, estaba intentando despertar en su diócesis una vida religiosa que llevara al estudio de la Biblia. Entre 1521 y 1524 mantuvo correspondencia con Briçonnet, por la cual ella entró en contacto con 'la sabiduría de la docta ignorancia', el arte de contemplar a Dios sin intermediarios (despreciando todas las deducciones escolásticas e incluso el uso de los sacramentos) y teniendo unión con Dios solo por una intensa fe y amor creciente.
Actitud hacia la Reforma.
Esas cartas también discutían la necesidad de la reforma en la Iglesia. En su celo reformador Briçonnet había escogido a Lefèvre d'Etaples como su vicario general y envió a Michel d'Arande a Margarita como capellán. Este último expuso las Escrituras en privado a Margarita, a su hermano y a su progenitora, expresando su deseo de reformar la Iglesia; además Margarita menciona que la idea de que 'la verdad divina no es herejía' se difundía cada vez más. Sin embargo, fue por sospecha de herejía que los franciscanos acusaron a Briçonnet ante el parlamento de París en 1524, viéndose obligado a abandonar sus proyectos de reforma. Pero Michel d'Arande, Lefèvre d'Etaples y Gérard Roussel continuaron en el círculo privado de la princesa.
En 1525 murió su marido y ella pasó el primer periodo de su viudez en Lión, donde d'Arande predicó ante grandes audiencias. Durante la cautividad de Francisco I comenzó la persecución de los hugonotes. Cuando Luisa de Saboya era regente, aunque era inamistosa hacia las órdenes monásticas y favorable a las tendencias reformadoras, permitió la introducción de la Inquisición en Francia. Lefèvre y Roussel, abandonados por Briçonnet, hallaron refugio en Estrasburgo, adonde Michel d'Arande pronto les seguiría.
El 24 de junio de 1527, Francisco I dio a su hermana en matrimonio a Enrique d'Albret, rey de Navarra, once años más joven que ella. En su nueva posición, Margarita permaneció fiel a sus convicciones evangélicas, que eran compartidas por su marido. Con su aprobación, ella intentó reformar la Iglesia en su pequeño reino. Gérard Roussel fue nombrado abad de Clairac y más tarde obispo de Oloron. Por su influencia hacia Francisco I, Lefèvre fue designado bibliotecario del castillo de Blois y cuando fue perseguido por la Sorbona, ella le dio refugio en Nérac. En Estrasburgo, donde Lefèvre y Roussel habían predicado sus ideas, se esperaban grandes cosas de ella a favor de la reforma en Francia. En 1527 Segismundo de Hohenhole, deán de la catedral, imbuido de ideas luteranas, entró en contacto con Margarita, expresándole el deseo de venir a Francia para ayudar en la causa. En mayo de 1528, Capito le dedicó sus comentarios sobre Oseas, diciendo: 'Todos los ojos están vueltos a vos; sois la esperanza de todos los reformadores.' Como duquesa de Alençon ella había hecho mucho en ese territorio mediante cartas en pro de la reforma de la religión. En el ducado de Berry, que ella había gobernando desde 1518, la universidad de Bourges floreció bajo su protección, siendo allí donde Calvino y Beza se inclinaron hacia el protestantismo bajo la enseñanza de Wolmar. Margarita intentó fundar un colegio en Béarn, al que fueron llamados Sturm y Latomus (1533), pero su plan no pudo realizarse hasta que su hija Juana d'Albret fundó la academia de Orthez. Durante su estancia en París con su marido en 1533, hizo que Gérard Roussel predicara la doctrina evangélica en la capilla del Louvre, levantando su audacia una tormenta de oposición no solo contra él, sino también contra su protectora. El Miroir de l'âme pécheresse fue condenado y prohibido por la Sorbona, porque no hacía mención de los santos ni del purgatorio. Francisco, exasperado por los insultos contra su hermana, desterró a varios de los más prominentes clérigos reaccionarios. Con la ayuda de su confesor Guillaume Petit, obispo de Senlis, abrió un proceso ante la universidad de París para anular la condena del Miroir, siendo anulada la sentencia de la Sorbona. Para reducir la excitación popular, Francisco ordenó a Roussel y sus antagonistas que mantuvieran silencio sobre los puntos en controversia. Margarita participó en la correspondencia de su hermano con Melanchthon y Bucero, con la idea de trabajar en un plan que pudiera promover la reunión de la cristiandad, haciendo concesiones mutuas. Cuando Francisco se puso definitivamente del lado de los perseguidores, Margarita perdió su influencia sobre él en asuntos religiosos, retirándose a Navarra, donde ella y su marido se dedicaron a promover la causa de la Reforma.
Apoyo de la Reforma en Navarra.
Investigando en las Escrituras llegó a avanzar más, en lo referente al dogma, que sus maestros d'Arande, Roussel e incluso que Lefèvre d'Etaples. Esto se pone de manifiesto en su libro Les Marguerites de la Marguerite y en sus últimos versos, Dialogue de l'homme et de Dieu y Les Prisons. Adoptó las doctrinas de Calvino sobre la salvación y los sacramentos, rechazando la confesión, indulgencias e invocación a los santos. En cuanto a las formas externas de la religión, que le parecían no esenciales, mantuvo al mismo tiempo la mayor de parte de los antiguos ritos, porque, aunque opuesta a los abusos clericales, ella siempre había esperado una reforma sin una ruptura completa con Roma. Pero ella no deseaba retener la unidad al costo de renunciar a las verdades recientemente descubiertas o de usar la fuerza. Ordenó que la justificación por la fe debía predicarse en la reino de Navarra. El servicio y los himnos se harían en la lengua vernácula. Muchos abusos monásticos fueron reformados y solo piadosos sacerdotes evangélicos fueron designados para las parroquias. Esas mejoras, introducidas por Margarita en las iglesias de Béarn y más tarde introducidas por Roussel en su diócesis de Oléron, pavimentaron el camino para una reforma más completa que fue realizada posteriormente por Juana d'Albret. El pequeño y montañoso reino se convirtió en refugio de protestantes perseguidos, a los cuales Margarita suplió en sus necesidades. Ya en Alençon había protegido a Sainte-Marthe, que había escapado de las galeras en Grenoble, pidiendo ella misericordia a Francisco I en favor de perseguidos como Louis de Berquin, Etienne Dolet y los valdenses de la Provenza. Margarita pasó mucho de su tiempo en Nérac con su corte o en el convento de Tusson, adonde se retiró tras la fin de Francisco I (1547), dejando un ejemplo de virtud cristiana. En todas las circunstancias críticas oró sin cesar. De este periodo de su vida proceden la mayor parte de sus poemas religiosos, muchos de los cuales fueron impresos en Marguerites de la Marguerite des princesses, mientras que otros permanecen en manuscrito en la Bibliothèque Nationale.
Otros intereses.
Margarita era por naturaleza amante de la alegría. En Nérac y Mont de Marsan actores italianos representaban comedias, escribiendo ella misma una serie de vívidos cuentos titulados Heptamerón, al estilo del Decamerón de Boccacio, en los cuales dedujo del ejemplo de la fragilidad humana la lección jovenlandesal de que no se puede descansar en la propia fuerza, sino recurrir en todas las circunstancias a Dios. Durante la última enfermedad de Francisco I ella fue a visitarlo y su presencia le reconfortó, pero apenas regresó a Nérac cuando supo de su fin (31 de marzo de 1547). La retribución de 24.000 libras que él le otorgó, la usó para obras de caridad. En 1538 Margarita fundó un asilo bajo el nombre de Hospice des enfants de Dieu le Père, comúnmente conocido como Les enfants rouges. El 20 de octubre de 1548, de mala gana, dio a su hija, Juana d'Albret, en matrimonio al vano y variable Antonio de Borbón. Poco más de un año después, tras una larga enfermedad, murió, siendo lamentada y alabada por poetas nacionales y extranjeros.