ROBERT MAXWELL. UN CADÁVER, DOS AUTOPSIAS. UNA ESPAÑOLA, OTRA ISRAELÍ. YEHUDA HISS: DIRECTOR DEL INSTITUTO DE MEDICINA FORENSE GREENBERG.
Veíamos que Yehuda Hiss es el Director del Instituto de Medicina Forense L. Greenberg, también conocido como Instituto Forense Abu Kabir, que es un barrio de Tel Aviv. Algunos de sus colaboradores, hablantes de español (sefardíes, o judíos de origen hispanoamericano) estaban preparados el 11m para coger el primer avión Tel Aviv-Madrid y presentarse en cuestión de horas en la morgue improvisada de IFEMA.
En 1998 se produjo un escándalo porque un turista escocés apareció ahorcado en una dependencia del aeropuerto Ben Gurion de Israel. Se sospechaba que había algo de tráfico de drojas por medio. Yehuda Hiss y sus colaborades le hicieron la autopsia. Hubo una segunda autopsia a Alistair Sinclair, el turista escocés, en Glasgow, se descubrió que le faltaba el corazón y el hueso de la base de la lengua.
A partir de ahí el ***ón fue creciendo. Yehuda Hiss y sus colaboradores extraían órganos de los cadáveres y traficaban con ellos. La polémica llegó hasta el Ministro de Sanidad de Israel. Aun así, no hubo implicaciones legales.
Si en el caso del escocés fue Yehuda Hiss quien hizo la primera autopsia, en este caso es al contrario, el equipo de Yehuda Hiss hizo la segunda.
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Robert Maxwell no necesita apenas presentación. Su biografía parece la del típico emprendedor judío. El único superviviente de una familia judía asesinada por los nazis. Estuvo en la Resistencia y luego se unió al ejército británico. De ahí pasó a los servicios de inteligencia del mismo.
Después de la guerra adquirió la nacionalidad británica. Se hizo editor. En 1964 consiguió un escaño como diputado laborista. Ya a finales de los sesenta emprende su carrera como magnate de los medios de comunicación. Su gran rival fue el todopoderoso
Rupert Murdoch. Intentó hacerse con
The news of the World sin éxito. Tuvo más suerte con el
Daily Mirror, otro de los diarios más vendidos en la Gran Bretaña. Así fue creando un imperio financiero, ramificando sus inversiones, y viviendo, como se suele decir, por encima de sus posibilidades, endeudándose más y más, hasta la ruina total.
Paralelamente a su actividad empresarial, siempre hubo rumores sobre sus contactos con los servicios de inteligencia: MI5, Mossad. Se dice que tuvo un papel importante en La
guerra árabe-israelí de 1948, suministrando armas de contrabando a los judíos. Se llegó a debatir si en vez de un doble agente era un triple agente al servicio de la K.G.B. o lo contrario: un infiltrado en la K.G.B.
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Aquí se le ve el último a la derecha junto a Henry Kissinger y dos políticos holandeses.
El caso es que ya en los ochenta sus problemas económicos estaban devorando su emporio. Llegó a pagar sus deudas con los planes de pensiones de sus empleados del Daily Mirror. Su fama cada vez se hacía más turbia: de héroe a villano.
En los últimos años quien se ha visto envuelta en escándalos muy graves es una de sus hijas, la benjamina, dicen que era la favorita de su padre. De hecho, el yate en el que se encontraba en aguas canarias cuando se murió, lo bautizó como su hija Lady Ghislaine. Con
Ghislaine Maxwell una vez más nos encontramos con imbricaciones con el Mossad y asuntos más que turbios: los de la isla de los ******filos. Ghislaine Maxwell era la pareja de Jeffrey Espstein. Mientras Epstein apareció ahorcado en su celda (le suicidaron, o fingieron un suicidio, y se escapó a Dios sabe dónde), Ghislaine fue acusada de prespitación infantil y tráfico humano.
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Una de las hipótesis es que Robert Maxwell estuvo involucrado en crímenes de guerra en el ocaso de la Segunda Guerra Mundial, mandando acabar a civiles alemanes desarmados . Con varias décadas de retraso el asunto iba a reflotar. Citado por
@Uritorco
Entre las diversas teorías de su fin está la de la pista del Mossad, para los que trabajaba Maxwell. Debido a su desesperante situación económica había llegado a amenazar al propio Mossad con desvelar secretos muy delicados si no le ayudaban a salir del hoyo. Lo mismo se codeaba con Thatcher, Reagan, que se paseaba por el Kremlin. Se decía que era un embajador oficioso de Israel en Moscú.
Maxwell vendía un software en el que el Mossad había insertado un mecanismo que les permitía espiar a todos los que lo utilizasen. El software se había vendido en 42 países, incluidos los del bloque soviético y China.
Se dice incluso que el director del K.G.B. Kryuchkov le cortejó para que le ayudase a dar un golpe de estado contra Gorbachov para volver a un comunismo reformado.
Según esta versión, cuando el magnate judío empezó a tener problemas económicos cometió el error de su vida: amenazar al Mossad con hacer públicos los trapos sucios de la agencia de inteligencia israelí. De esta manera, los agentes del Mossad le tendieron una trampa con el resultado final conocido.
Las dos autopsias.
Habiendo fallecido Maxwell en aguas territoriales españolas, y de manera sospechosa, le hizo la autopsia el médico forense español:
Carlos Gómez Lamela. Según su autopsia Maxwell había muerto ahogado. Sin embargo, cuando el cadáver fue enviado a Israel, donde el magnate quería ser enterrado (compró un nicho en el Monte de los Olivos), allí se le hizo una segunda autopsia. ¿Y quién se encargo de esa autopsia?
el Instituto Médico Legal de Abu Kabir, cerca de Tel Aviv. Participaron en la misma tres forenses israelíes y dos británicos.
El mismo instituto médico forense dirigido por
Yehuda Hiss, también conocido como Instituto Forense L. Greenberg, que años después provocaría el revuelo del robo de cadáveres y el tráfico de órganos, y que otros años más tarde, se ofrecería a miembros de su equipo, hablantes de español, para colaborar en las autopsias del 11M.
Los médicos mencionan la presencia de importantes hematomas en el hombro izquierdo, el cráneo, la columna vertebral, la nariz y el labio superior de Maxwell, y también la existericia de una herida abdominal de 12 centímetros de ancho por 9 de alto, con tres orificios. Esa herida está situada encima de la cadera derecha. "Cuando uno se cae de un barco no aparece en este estado", comenta uno de los especialistas israelíes.
A Gómez Lamela, el forense español, nada de esto le cuadraba:
"Cuesta mucho creer que un forense haya hecho esas afirmaciones, y sólo me cabe pensar que se han malinterpretado las conclusiones realizadas por los profesionales"...
"es imposible" que pasara inadvertida una lesión de ese tamaño, informa . El forense canario añadió que posee un reportaje fotográfico donde se advierten todas las lesiones, "y ésa no está", y comentó irónicamente que sólo se explica la versión publicada por Paris-Match en el caso de que "alguien esté confundiendo una herida con cualquiera de las aperturas de cavidad que hubo que efectuar en el cadáver".
No obstante, el semanario francés informa que el pasado miércoles Yehuda Hiss, uno de los doctores del Instituto Médico Legal de Abu Kabir, confirmó la existencia de esa segunda autopsia y añadió que, una semana después de la misma, la familia Maxwell recibió en Londres un informe confidencial con los resultados.
Uno de los dos miente: o Gómez lamela, o Yehuda Hiss. Carlos Gómez Lamela parece un discreto psiquiatra y médico forense, al que no le hemos visto envuelto en ninguna polémica que saltase a la prensa. De hecho, su minuto de fama vino de esa primera autopsia al magnate judío.
Entonces, el que acabaría no teniendo tan buena fama: Yehuda Hiss. ¿Qué motivos podría tener para meterle mano al cadáver?
¿se podría decir que según qué tipo de fin había sido utilizado el método de unos u otros? ¿convenía que detrás de su fin estuviese el K.G.B. y no el Mossad? ¿qué pretendía Hiss añadir, modificar, o quitar a ese cadáver?
Llama la atención que Maxwell muriese el 5 de noviembre de 1991 y que el K.G.B. se disolviese oficialmente el 3 de diciembre de ese año, casi un mes después.
Una segunda autopsia del cuerpo de Robert Maxwell, practicada en Israel antes de su entierro, cuestiona la tesis del ahogamiento defendida por los for
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From the Text :"He (Robert Maxwell) was approached by Vladimir Kryuchkov, head of the KGB. Spymaster and tycoon met in the utmost secrecy in the Kremlin.
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