ELIE WIESEL: EL JUDÍO PREMIO NOBEL DE LA PAZ, SUPERVIVIENTE DE AUSCHWITZ, CUYO NÚMERO TATUADO NO ERA A-7713.
Veíamos en el poste anterior que el presidente del Congreso Manuel Marín, zanjaba el conflicto con la deriva antisemita de la alcaldía socialista de Ciempozueos, citando al Nobel Elie Weisel:
las víctimas del Holocausto no sólo se sentían ”torturadas” por los nazis, sino por la ”indiferencia” y ”silencio” del mundo.
Sin embargo, hay motivos suficientes para dudar que el propio Wiesel fuese una de esas víctimas del Holocausto. Del propio Holocausto, o Shoa, no se duda, entre otros motivos, porque ello puede tener consecuencias penales. Así que seremos prudentes, y no dudaremos sobre aquello cuya duda pueda implicar el dar con los huesos en la guandoca (o algo peor).
Centrémonos en Elie Weisel. Nos cuenta él mismo su vida. Judío nacido en la ciudad
Sighetu Marmației, aunque de población húngara, hoy en día pertenece a Rumanía. Durante la Segunda Guerra Mundial es deportado a Auschwitz y a Buchenwald.
Después de la guerra se instaló en Francia, estudió en la Sorbona. Posteriormente, se trasladó a Estados Unidos, adquiriendo la nacionalidad useña. Ha escrito varios best sellers en los que describe el calvario de los campos de concentración nazis de los que sobrevivió milagrosamente. Se trata de la llamada trilogía de la Noche: La Noche, El Alba, El Día. En 1986 le dieron el Premio Nobel de la Paz.
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Hasta aquí su propia versión. Hay otro superviviente de Auschwitz:
Miklos Gruner, que declara que hizo amistad con otro prisionero del campo,
Lazar Wiesel, cuyo número tatuado en el brazo lo recordaba perfectamente: el A-7713: que es el mismo número que Elie Wiesel se adjudicaba a sí mismo.
Miklos Gruner emigró a Australia. En 1986 un periódico sueco contactó con él, y le invitó a Suecia a encontrarse con su viejo amigo Elie Wiesel. Aunque no recordaba ese nombre, aceptó la invitación, le convencieron de que, en realidad, se trataba de su amigo Lazar, el portador del número A-7713.
Estaba muy contento por la idea de reunirme con Lazar, pero cuando salí del avión, me sorprendí de ver a un hombre al que no reconocí, alguien que no hablaba ni siquiera húngaro sino que hablaba inglés con un marcado acento francés… Así que nuestra reunión finalizó en diez minutos. Como despedida, el hombre me regaló un libro titulado "La Noche" del cual afirmaba ser el autor. Acepté el libro del cual no sabía nada, pero luego les dije a todos que ese hombre no es la persona que pretende ser.
Según el propio Gruner, Elie Weiser, en ese breve encuentro, rehusó mostrar su brazo, donde les tatuaban el número en Auschwitz. Gruner debió sospechar algo, y como él mismo dice:
Después de mi encuentro con Elie Wiesel, investigué por veinte años y descubrí que el hombre que se hacía llamar Elie Wiesel nunca estuvo en un campo de concentración y no figura en ninguna lista oficial de prisioneros.
La historia es doblemente enrevesada, porque no sólo comparten apellido el auténtico y el impostor, según Gruner, si no que además el auténtico había escrito un libro, que coincidía con el que Elie Weiser le regaló, sólo que estaba originalmente escrito en húngaro, se titulaba
A Világ Hallgat, el Silencio del Mundo y se había publicado en 1955. El libro había sido acortado, y traducido al inglés y al francés, publicado como The Night, o La Nuit, firmado por Elie Wiesel y publicado en 1958.
Elie Wiesel recibió el Premio Nobel de la Paz, a pesar de sus declaraciones de 1968.
Cada judío debería guardar, en algún lugar de su corazón, una zona para el repruebo, ese repruebo sano, varonil contra todo aquello que representa el alemán y que forma parte de la esencia de lo alemán. Todo lo demás sería traición a los muertos.
Declaraciones que recuerdan a las de otro judío, en este caso ruso, Ilía Eherengburg, que tampoco simpatizaba mucho con los alemanes. Claro que éstas se escribían en plena Guerra Patriótica, y que se escribían para animar a los soldados del Ejército Rojo a no parar hasta llegar a Berlín:
“No debemos hablar más. No debemos excitarnos. Debemos apiolar. Si no has apiolado al menos a un alemán en un día, has derrochado ese día”.
o
No cuentes los días, no cuentes las millas, cuente solo los alemanes que ha apiolado. Mata al alemán. Esta es la oración de tu vieja mare. Mata al alemán. Esto es lo que tus hijos te piden que hagas. Mata al alemán: este es el grito de tu Tierra Rusa. No vacile. No dejes de apiolar.
elfarodelorca.com
Según Gruner, Elie Wiesel no quiso volver a encontrarse con él:
Elie Wiesel nunca quiso reunirse conmigo otra vez. Se convirtió en alguien muy existoso; gana 25.000 dólares por cada discurso de 45 minutos sobre el Holocausto. He reportado oficialmente al FBI que Elie Wiesel es un impostor pero no he tenido respuesta. Incluso me he quejado con la Real Academia Sueca de Ciencias pero sin ningún resultado. Los medios de comunicación de EE.UU. y de Suecia que he tratado de contactar, son indiferentes a mis palabras. He recibido llamadas anónimas diciéndome que podría recibir un tiro si no me callo, pero ya no tengo miedo de morir. He enviado toda la documentación a cuatro países diferentes y, si muero repentinamente, ellos lo harán público. El mundo debe saber que Elie Wiesel es un impostor y yo voy a decírselo, yo voy a publicar la verdad en un libro llamado The Story of a Stolen Nobel Prize Identity ("La historia de un Premio Nobel robado")
Gruner recibió una carta del Museo del Holocausto en la que se confirmaba que ni el número A-7713 pertenecía a Elie Weiser, ni el anterior A-7712, pertenecía a su padre, como declaró el ganador del Premio Nobel, si no a Abraham Wiesel, el hermano de su amigo Lazar.
En su libro, Grüner revela que en octubre de 2003 recibió una carta del Museo del Holocausto que establece que de acuerdo con sus registros la persona tatuada con el número A-7713 nació el 4 de septiembre de 1913 y no el 30 de septiembre de 1928. Por lo tanto hay una diferencia de 15 años entre Elie y la persona que el afirma ser. Asimismo el número A-7712, que Elie dice que fue asignado a su padre Shlomo, en realidad figura en los registros como asignado a Abraham Wiesel, hermano mayor de Lazar.
Además Elie Weisel ha incurrido en varias contradicciones. En ocasiones dice que fue liberado en Auschwitz por el Ejército Rojo, y en otras que fue liberado por los americanos en Dachau. Wiesel tiene una explicación para ese don de la bilocación:
Las cosas no son tan simples, Rebbe, algunos sucesos tienen lugar a pesar de que no sean verdad; otros lo son a pesar de que jamás ocurrieron
Algo así argumentó también Enric Marco, el impostor superviviente de un campo nancy, que acabó reconociendo que había mentido, no era superviviente de Flossenburg, se lo había inventado y así lo justificó:
"la mentira surgió en 1978" y la mantuvo porque "parecía que me prestaban más atención y podía difundir mejor el sufrimiento de las muchas personas que pasaron por los campos de concentración".
"No mentí por maldad", ha dicho Marco, que ha asegurado que desde que supo que el historiador Benito Bermejo estaba cuestionando su trayectoria como deportado, está pasando "los peores momentos" de su vida.
El ex-presidente de Amical ha añadido que sabía que "tarde o temprano" se descubriría la mentira, pero que esperaba "ganar tiempo para retirarse"
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¿Cámaras de gas o fosas en llamas?
Elie Weisel afirmó haber estado internado en Auschwitz entre abril de 1944 hasta enero de 1945. En las primeras versiones de sus relatos no se mencionan las cámaras de gas. Sólo es a partir de la traducción de su obra al alemán cuando se empieza a hablar de las cámaras de gas. Hasta alrededor de 1960, en la literatura sobre los campos nazis no se habló de ese método de exterminio. El propio Weisel habló de fosas en llamas:
No lejos de nosotros surgían llamas desde una fosa, llamas gigantescas. Estaban quemando algo allí. Un camión maniobró hasta la fosa y descargó su carga en ella. Eran niños pequeños. ¡Bebés! Sí, yo lo había visto, con mis propios ojos... niños en las llamas (¿es de extrañar que desde entonces no pueda conciliar el sueño?). Hacia allá íbamos pues. Un poco más allá se encontraba otra fosa mayor, para adultos... -Padre-, dije yo, -si esto es así, no quiero esperar más. Me precipito en la alambrada eléctrica. Esto es mejor que vegetar durante horas en las llamas.
Paradójicamente la Fundación Elie Weisel, que se creo en 1986, perdió sus fondos, cerca de 15,2 millones de dólares, al confiarlo en otro judío: Bernard Madoff.
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Miklos Gruner, de 15 años de edad, fue deportado de Hungría a Auschwitz-Birkenau en Mayo de 1944, con su progenitora, padre, así como su hermano mayor. Miklos dice que su progenitora y hermano pequeño fueron …
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