Vayamos por partes:
JoseII. No estamos hablando de pequeñas y perversoss intrigas entre funcionarios. Todos sabemos demasiado bien de que estamos hablando.
Concretamente en el ámbito de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, callar en relación con este tema cualquier conocimiento que se pudiese tener habría sido no sólo un delito sino, además, una traición. Traición para con los ciudadanos y, también, para con los compañeros. Y en ese ámbito, la traición es no sólo un delito sino, también, un crimen jovenlandesal. Puede que haya algún Policía, algún Guardia Civil, algún militar. ¿Pero tantos cientos como necesita la conspiración? Eso no se sostiene.
Garrapatez. Le conviene viajar más. Conocer otros foros, acaso. Si por lo que le he dicho ya anda soltando desvaríos me gustaría leer qué dice cuando tenga que tragarse por los ojos lo que andan escribiendo en los foros de la derecha, en donde sí hay repruebo indisimulado y manifestaciones que rozan abiertamente lo delictivo (le nombro éstos porque, en el tema que nos ocupa, son los más beligerantes: otro día hablaremos de la extrema izquierda; que también se las trae).
A lo que ha dicho le contestaré únicamente una cosa: creo que en mi relación con el partido español (antaño conocido, dicen los más ancianos del lugar, también como socialista y obrero) se equivoca de cabo a regazo. Si por el solo hecho de no bailarle el agua al partido autodenominado popular me he de convertir en devoto de
Rodrígued creo que su percepción de la realidad está muy pero que muy distorsionada.
JMK. Lo que quería decirle es que estamos en mundos distintos. Yo, sencillamente, confiero más importancia a que
El día 11 de julio de 2006, el Ministerio del Interior pidió a las unidades dependientes de la Comisaría General de Información que le remitieran todos los informes realizados sobre sustancias explosivas en relación con los atentados de Madrid.
El perito Manuel Escribano entra en liza de nuevo.
Aprovechando que Ramírez El Malo está de vacaciones imprime con fecha 21 de marzo 2005 el informe que en esa fecha le fue rechazado, se lo pasa a la firma a los otros dos peritos, y se lo presenta a su superior, en aquel momento el Sr. Andradas, como si del original se tratara.
que al hecho de que el informe original, infumable en su observación 3ª
3.- Que dado lo poco frecuente en que esta sustancia ha sido intervenida en hechos terroristas y a que nosotros ignoramos su verdadera aplicación en relación con estos hechos, existen varias posibilidades, tales como: conservante de los explosivos de tipo orgánico, enmascarar al explosivo para no ser detectado por los perros especialistas en detección de explosivos, etc., nos lleva a la posibilidad de que el autor/autores de estos hechos estén relaciondos entre sí y/o hayan tenido un mismo tipo de formación y/o sean el/los mismo/s autor/autores.
fuese corregido por el superior jerárquico de los redactores. No es necesario ser perito para saber que la posesión de una sustancia de uso general (en pescaderías como conservante del marisco, como desodorante para los pies, como insecticida) y facilísima adquisición como el ácido bórico no puede ser utilizada sin más ni mas para presumir que quienes lo tengan entre sus productos de limpieza lo hayan de emplear necesariamente para tratar explosivos; y que menos aún pueden ser relacionados, sin otro nexo más fuerte que ese.
Lo realmente relevante es, repetiré, la falsificación de documentos (que no otra cosa es reimprimir un informe en su primera redacción y hacerlo pasar por el definitivo) y la filtración a terceros (incluido un medio de comunicación) de ese documento apócrifo.
Si los peritos que redactaron el informe inicial se hubiesen limitado a acudir a la prensa y a decir qué era lo que ellos pensaban, no habría habido más problema. Pero no: tuvieron que reimprimir el informe y hacerlo pasar por lo que no era. Eso es lo grave.