A mí me da la risa floja cuando se empieza con las disquisiciones sobre el sistema de reparto y el sistema de capitalización.
¿Qué huevones más dará?
La clave del sistema español es que es obligatorio, y que succiona más de un treinta por ciento del salario. Eso convierte a las contribuciones en tributos, que en combinación con el resto de los impuestos, hacen imposible el ahorro privado a la inmensa mayoría de los españoles.
Que el sistema sea de reparto o de capitalización, en esas condiciones, no deja de ser un detalle técnico que habría que ver qué tipo de consecuencia hubiese tenido de haberse elegido la otra opción.
Para empezar, que durante muchos decenios las pensiones habrían sido no contributivas, se habrían financiado con impuestos, y muchas de las contribuciones que durante años se destinaron a cubrir necesidades normalmente atendidas con impuestos, habrían tenido que ser financiadas con impuestos.
Por otra parte, la acumulación de las ingentes cantidades de dinero que supondría el método de capitalización habría dado lugar a unos pesos muertos y unas inercias en la economía que dista mucho de estar demostrado que fueran positivas, y más gestionadas por el paisanaje patrio que se ha dedicado a las finanzas públicas y las entidades financieras públicas.
¿Se imagina alguien lo que hubiesen sido los gestores de las cajas de ahorro de la burbuja inmobiliaria gestionando las inversiones del fondo de capitalización de la seguridad social?
Pues eso.
Pero cómo que qué más dará?
En un sistema de reparto, el dinero se le arrebata a los trabajadores y se gasta en ese mismo momento. Es dinero que sale desde la economía productiva hacia la cuenta de algún yayo a que se lo coma la inflación.
En un sistema de capitalización, el dinero se le guarda al trabajador, y se va invirtiendo mediante fondos para que se vaya revalorizando aprovechando el interés compuesto. Es dinero que no sale de la economía productiva.
Alguien hizo el cálculo, y comentaba que si todo lo que se le quita en cotizaciones a un trabajador medio todos los meses durante su vida laboral, se fuera depositando en algún fondo indexado al SP500, si el trabajador hubiera empezado a los 20 años, se hubiera podido retirar a vivir de rentas razonablemente bien a los 50 años.
Esa es la diferencia entre un sistema de capitalización y uno de reparto. El de capitalización es un sistema sostenible ya que no depende ni de tasas de natalidad, ni del presupuesto que tenga el estado. El de reparto es lo que se conoce como estafas piramidales o esquemas Ponzi.
Pero los políticos prefieren los de reparto, porque esos son los que pueden controlar ellos, y utilizarlos para crear redes clientelares.