Yo sigo yendo a comida y a cafés.

Ni siquiera alcohol, mi tío me obligaba a beber un tercio todos los días en el almuerzo y eso me pudo costar la burla de alguien que ya iba a pilas. Si, la del conejito Duracell era ella, algún creativo debió fijarse en nosotros en Chocolate, no es tanta cosa, lucíamos, admirábamosrda, lo hubera a la gente de bien, el anuncio sigue siendo simpático, el logo de Chocolate en un soldadito de plomo con un tambor o unos platillos.

Yo sigo yendo a sandwiches y a café, lo cual redunda en mi riqueza, me doy cuenta de que los chinos me han hecho jodidamente rico, si este reloj que llevo en la muñeca izquierda lo hubiera llevado durante los años 90, pues me hubiera podido costar "el mal mirar" de algún hombre de "medio bien...".

Esta sociedad va a pilas y con la polaridad inversa, quemando... Lo siento, no me quiero "quemar" yo, drojas y perversión, cuando el amor es esa fuerza que te hace levantar por las mañanas para encarar el día.

Me voy a prepararme un café y a encarar el día, que podía ser duro, en serio, consumo como un encendedor de gas antiguo, pero soy rico, de cosas, aunque ya tengo amor y ellos, ellas, vosotros "no lo podéis ni ver", "y después de amar, vuelves amar" canta José Feliciano.