En tiempos recesivos e inflacionistas, la posibilidad de ahorrar unos dinerillos se antoja, cuando menos, peliaguda. Afortunadamente el ciudadano medio cuenta con expertos en materia económica que le ofrecen claves al respecto, si bien algunas podrían incidir de forma directa en su equilibrio nutricional.
Y es que es posible que al ser usted un ser vivo se levante con hambre y sed, es lo que tiene disponer de órganos vitales. Desde
The Wall Street Journal lanzan una propuesta para economizar consistente en no desayunar, que, no cabe duda, le dará buenos resultados siempre que no sufra un vahído a media mañana.
Para ahorrar dinero, quizá debería evitar el desayuno, reza el artículo firmado por un tal
Gabriel T. Rubin, periodista económico que, a tenor de su sonrisa ufana, él sí desayunó antes de ponerse a escribir. Como lo oyen, la biblia neoliberal tiene a bien sugerir al personal la posibilidad de no comer de buena mañana con miras a rellenar un poco la hucha doméstica.
El caso es que siguiendo un poco la línea argumental marcada por T. Rubin y su incontestable receta económica, surgen otras alternativas también a tener en cuenta. Renunciar al ocio, apagar la calefacción, eludir el aperitivo, beber menos agua, ir a pie a los sitios… Incluso no deberíamos subestimar el potencial ahorrativo de dejar de respirar.
El humilde equipo Tremending, en contra de lo que receta
The Wall Street Journal, quisiera romper una lanza por todos aquellos derrochadores que no se conforman y siguen desayunando por las mañanas. Aunque sea un triste sobao. Estamos con ustedes.
En tiempos recesivos e inflacionistas, la posibilidad de ahorrar unos dinerillos se antoja, cuando menos, peliaguda
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Tener que remar y encima sin comer. La de vueltas que da la vida.