Los norteamericanos están disfrutando ahora mismo del efecto cantillon
Inyectan dólares creados desde la nada màs absoluta directamente en las cuentas bancarias de los ciudadanos y estos emplean el dinero, generando demanda e inflando el precio de los activos. Han llevado a las masas lo que el sector financiero lleva haciendo desde principios de los años 70.
El problema que le veo a esa política es que tiene corto recorrido. La inflación de las materias primas y del precio de la energía YA empieza a ser un problema que se manifestará en los próximos meses y la capacidad de EEUU para exportar su inflación es limitada. Por ahora, esos $600 que el "average Joe" se está llevando por la jeta añaden presión sobre unos recursos naturales, reales y financieros por los que hay que pugnar en los mercados internacionales y lo que se lleven ellos no se lo lleva otro. La shishimía no será un juego de suma cero, pero los recursos para la producción son los que son y no pueden crearse con ingenería contable.
Lo gratis no existe y en toda fiesta siempre hay un pagano. Y los paganos de esa fiesta serán en primer lugar los del patio trastero de los yuesei y en segundo lugar, el propio pueblo norteamericano cuando llegue la inexorable derroición final del dólar.
Inyectan dólares creados desde la nada màs absoluta directamente en las cuentas bancarias de los ciudadanos y estos emplean el dinero, generando demanda e inflando el precio de los activos. Han llevado a las masas lo que el sector financiero lleva haciendo desde principios de los años 70.
El problema que le veo a esa política es que tiene corto recorrido. La inflación de las materias primas y del precio de la energía YA empieza a ser un problema que se manifestará en los próximos meses y la capacidad de EEUU para exportar su inflación es limitada. Por ahora, esos $600 que el "average Joe" se está llevando por la jeta añaden presión sobre unos recursos naturales, reales y financieros por los que hay que pugnar en los mercados internacionales y lo que se lleven ellos no se lo lleva otro. La shishimía no será un juego de suma cero, pero los recursos para la producción son los que son y no pueden crearse con ingenería contable.
Lo gratis no existe y en toda fiesta siempre hay un pagano. Y los paganos de esa fiesta serán en primer lugar los del patio trastero de los yuesei y en segundo lugar, el propio pueblo norteamericano cuando llegue la inexorable derroición final del dólar.