Facebook no proporciona el pasatiempo intelectual en tanto que objetivación del caos y sus nefastas consecuencias que sí ofrece Burbuja. Zuckerberg es lo suficientemente inteligente como para impedir que su chiringuito se convierta en un espacio público, una ciudad sin ley donde impera la anarquía y la ausencia total de orden y concierto, cosa que sí permite el suicida de querido líder. Por tanto es un espectáculo comprobar cómo año tras año, mes tras mes, día tras día este ponzoñal se va degradando cada vez más hasta que la cosa rebose las conducciones, haga explotar la arqueta y salga eyectada al exterior. Lo cual constituirá un evento visual de lo más ejemplarizante y cautivador.