En una democracia de 4 años no interesa construir vivienda pública. El proceso burocrático para hacer una promoción se alarga a más de una década. Y eso obviamente no interesa a un político que va a estar 4-8 años, ya que el mérito de construir vivienda se lo llevará el siguiente, que probablemente sea del partido contrario. Eso y que construir vivienda es algo muy costoso que se puede dedicar a otras cosas como financiar redes clientelares y otros parasitismos.
Lo peor de todo es que el político es como el perro del hortelano. Ni construye vivienda, ni permite que se construya. Y ante un aumento brutal de demanda como el que estamos viviendo es incapaz de aumentar la oferta.
El problema de la vivienda es un problema de imposible solución tal y como está planteado todo el Sistema, empezando con la Ley de Suelo. Los precios sólo empezarán a frenar cuando llegue una fuerte crisis similar a la del 2008.